Se ha especulado mucho sobre la vuelta al intenso frío invernal que afectó al hemisferio norte durante el Younger Dryas y que tanto debió sorprender a nuestros ancestros paleolíticos europeos, recién acostumbrados al calor. En aquella época, al inicio del Dryas reciente, hace 12.900 años, la insolación estival en el hemisferio norte, derivada de los análisis de Milankovitch, era mayor que la actual y continuaba aumentando (al máximo se llegaría hace 11.000 años). Por lo tanto, no había un motivo astronómico para que de repente se ralentizase el deshielo veraniego y avanzasen otra vez los glaciares, sino todo lo contrario.
Nuevas evidencias de restos de un cometa demuestran que hubo un impacto que provocó una nueva crisis de la vida, aunque mucho más reciente: hace sólo 12.900 años.
Científicos de la Univesidad de California en Santa Bárbara y de la Universidad de Oregón han descubierto diamantes microscópicos enterrados a pocos metros de la superficie de la isla de Santa Rosa, en la costa de Santa Bárbara. Tras ser analizados, los investigadores han concluido que pertenecen a un antiguo cometa que debió impactar en Norteamérica.
James Kennett, profesor emérito de la Universidad de California en Santa Bárbara, recuerda que fue en ese mismo momento de la prehistoria cuando se extinguió el mamut pigmeo, una versión enana y endémica de la isla del mamut norteamericano. "Ya que coincide con este evento, creemos que está relacionado".
El sedimento en el que se encontraron los restos hexagonales del cometa también está relacionado con otro tipo de diamantes y contiene pruebas que indican cambios ambientales muy bruscos, como los causados por un fuego.
"Hubo un episodio importante de extinciones hace 12.900 años", añade J. Kennett. Se estima que unos 35 tipos de mamíferos, como los félidos dientes de sable, y 19 tipos de aves desaparecieron de Norteamérica para siempre. "No se podría explicar este conjunto de materiales sin un impacto cósmico y una serie de incendios asociados". Esta hipótesis encaja con el enfriamiento climático abrupto como el que ha quedado registrado en los sedimentos oceánicos bajo el canal de Santa Barbara.
Dicho enfriamiento tuvo lugar cuanto el polvo debido a los múltiples impactos, las altas temperaturas y las altas presiones se elevó hacia la atmósfera causando una caída drástica de la radiación solar, dijo Kennett.
El enfriamiento del Dryas reciente fue muy claro en Europa. Y, aunque no fuese un fenómeno global, parece que el enfriamiento del agua oceánica no se circunscribió al Atlántico Norte sino que existen indicios de que afectó a muchas otras regiones y latitudes: desde la Patagonia, en Argentina, hasta el Mar de Sulu, en Filipinas.
El Dryas reciente terminó aún más bruscamente de como había comenzado. En unas pocas decenas de años, hacia el año 11.500 antes del presente, se produjo en Groenlandia una subida térmica de hasta 10ºC.
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