miércoles, 28 de octubre de 2015

¿Un fenómeno El Niño más importante que el de 1998?


Cada dos a siete años, una zona inusualmente cálida del agua, a veces 2 a 3 ºC superior a la normal, se desarrolla en todo el Océano Pacífico oriental tropical para crear un evento natural el cambio climático a corto plazo. Esta condición cálida, conocida como El Niño, afecta el medio ambiente acuático local, pero también estimula los patrones climáticos extremos en todo el mundo, desde las inundaciones en California a las sequías en Australia. 

Este invierno, el evento El Niño 2015-16 será mejor observado desde el espacio que cualquiera de los anteriores.


Este año de El Niño ya es fuerte y parece probable que iguale o supere el evento de 1997-1998, el más fuerte desde que se tienen mediciones. Todos los satélites de la NASA que orbitan las misiones de observación terrestre actuales fueron lanzados después de 1997. En las últimas dos décadas, la NASA ha hecho enormes progresos en la recolección y análisis de datos que ayudan a los investigadores a entender más sobre la mecánica y los impactos globales de El Niño.

Muchos satélites de la NASA observan factores ambientales que se asocian con la evolución de El Niño y sus impactos, incluyendo la temperatura superficial del mar, la altura de la superficie del mar, las corrientes superficiales, los vientos atmosféricos y color del océano. El satélite Jason-2 mide la altura de la superficie del mar, lo cual es especialmente útil para cuantificar el calor almacenado y liberado por los océanos durante años de El Niño.

Vemos en la figura que este año la altura de la superficie del mar en la zona es bastante mayor que la medida en 1997, lo que puede indicar que el calor almacenado en esta zona del océano es mayor que la del último gran episodio de El Niño.


lunes, 12 de octubre de 2015

La guerra de Siria y el cambio climático


En un artículo publicado en el mes de marzo, titulado Climate change in the Fertile Crescent and implications of the recent Syrian drought, se estudia la sequía que asoló la región de Siria durante los años 2007 a 2010, y se llega a las siguientes conclusiones:

- esta sequía fue la peor desde que se tienen registros instrumentales, y causó una disminución importante y generalizada en las cosechas, lo que dio lugar a emigraciones masivas de familias campesinas hacia las ciudades.
- Siria es un país con políticas agrícolas y medioambientales poco sostenibles, por lo que esta sequía tuvo un efecto catalítico que condujo a desórdenes políticos.
- es muy probable que esta sequía se deba al cambio climático provocado por la actividad humana.

La tendencia de las precipitaciones, temperatura y presión al nivel del mar de los últimos cien años, junto con los modelos climáticos, sugieren con fuerza que, como consecuencia de la actividad humana, principalmente debido a la emisión de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, la probabilidad de sequías persistentes en esta región ha aumentado mucho. La probabilidad de que ocurran sequías de tres años de duración, como la de los años 2007 a 2010, es de dos a tres veces mayor que la variabilidad natural. De donde se llega a la conclusión que la influencia humana en el sistema climático es una de las causas principales del actual conflicto sirio.

El gobierno sirio hubiera podido hacer frente a la consecuencias sociales de la emigración masiva de campesinos hacia las ciudades si no hubiera sido que su producción de petróleo estaba disminuyendo, a la vez que aumentaba el consumo interno, lo que disminuyó también los recursos del estado. Mientras estos recursos eran importantes, se utilizaron para subvencionar los productos básicos y las compras de material agrícola, lo que condujo a un aumento importante de la población siria.



En el artículo se muestra que la disminución reciente en las precipitaciones de Siria es una combinación de la variabilidad natural del clima y de una tendencia a largo plazo, y que la severidad de la sequía observada es altamente improbable sin esta tendencia a largo plazo.

Los cambios en las precipitaciones de Siria están ligados al aumento de la presión al nivel del mar en el Mediterráneo oriental, que también muestra una tendencia a largo plazo. También ha habido una tendencia a largo plazo de aumento de las temperaturas, que también ha contribuido a la disminución de la humedad del suelo.


(A) Precipitación media área de Siria durante los seis meses de invierno (media de noviembre-abril), utilizando datos CRU3.1 cuadriculada.
(B) CRU temperatura anual cerca de la superficie (el sombreado rojo indica la persistencia reciente por encima de lo que sería normal a largo plazo).
(C) Índice de Severidad Palmer de Sequía (Palmer Drought Severity Index – PDSI) anual, auto-calibrado.
(D) Población total de Siria.

No hay ninguna causa natural que explique estas tendencias a largo plazo, mientras que el aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones son coherentes con los modelos que estudian la respuesta al aumento de los gases de efecto invernadero. Es más, los modelos señalan un aumento mayor en el futuro de las temperaturas y una mayor disminución de las precipitaciones en el Mediterráneo oriental, lo que no puede más que agravar los problemas actuales.

En resumen, la guerra de Siria y su corolario de emigraciones masivas se deben, muy probablemente, al cambio climático provocado por las actividades humanas, agravado por la disminución de los recursos del estado derivados del petróleo, y es posible que no sea más que un preludio del futuro que nos espera.