La electricidad producida en la península en el año 2009 ha sido, por primera vez desde hace muchos años, más baja que la del año anterior: la producción neta ha pasado de los 278.876 MWh del año 2008 a los 263.265 del año 2.009, es decir, una disminución del 5,6%. Una vez descontados los consumos internos, las pérdidas de transporte y los intercambios internacionales, el consumo peninsular del año 2009 ha sido de 248.333 MWh, por 260.334 del año anterior (- 4,7%)
De la producción neta del año 2009, un 9% fue de energía hidráulica, un 20% de energía nuclear, un 12% de térmicas de carbón, un 30% de térmicas de ciclo combinado, un 14% de energía eólica y un 15% de otras energías (la mayoría renovables). La evolución de la contribución de la energía eólica ha sido muy notable, ya que ha pasado en pocos años, a ser más importante que las centrales térmicas de carbón, siendo, en el año 2.009, la tercera, después de las centrales de ciclo combinado y de las nucleares.
Hace pocos meses, muchos periódicos nos explicaban, emocionados, que la producción de energía eólica del 14 de enero pasado, a la 1h 33m de la madrugada, había batido todos los récords y había representado el 42% de la producción total, con una potencia de 11.420 MW (si contamos toda la producción del día 14 de enero, la contribución de la energía eólica en la producción total del día fue del 27%). En ese momento se redujo a la mínima expresión la producción de las centrales de ciclo combinado. Lo que ningún periódico ha dicho es que la contribución de la energía eólica a la producción total del 2 de febrero a las 17h 40m no llegó al 6% y fue de sólo 2.020 MW, razón por la que hubo que aumentar el desembalse de los pantanos para compensar esta falta de viento por energía hidráulica. Y menos mal que ha llovido y que los embalses están llenos, ya que, si no fuera así, hubiera tenido que aumentar la producción de las centrales térmicas de carbón.
Como ya es sabido, y lo que acabamos de describir es una prueba de ello, la instalación de aerogeneradores no significa que se puedan cerrar las centrales térmicas, ya que deben mantenerse en funcionamiento por sí, como pasa con cierta frecuancia, no hace mucho viento en la España peninsular. Pienso que el coste de mantener en funcionamiento estas centrales habría que añadirse al coste, ya de por si muy elevado, de la energía eólica, si se quiere saber el verdadero coste de cada tipo de energía.
Se puede consultar aquí la generación en tiempo real de energía en la España peninsular.
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