lunes, 8 de julio de 2019

Parón de las centrales eléctricas de carbón

Las centrales eléctricas de carbón están ralentizando su producción, y algunas están paradas. Una de las principales causas de esta situación es la fuerte subida que están experimentando los precios de los derechos de emisión de CO2 a la atmósfera, es decir, lo que pagan las centrales eléctricas de gas y carbón para poder emitir CO2. Pero, ¿cómo funcionan estos derechos de emisión en Europa y por qué están subiendo?

Las emisiones de carbono de las centrales eléctricas e industriales están limitadas y gestionadas por el régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (UE), que opera en los 28 países comunitarios y en Islandia, Liechtenstein y Noruega. En total, engloba 11.000 instalaciones de gran consumo de energía (además de compañías aéreas) y cubre alrededor del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE.

El sistema establece un límite máximo a la cantidad total de determinados gases de efecto invernadero que pueden emitir las instalaciones contempladas en el régimen. En base al límite establecido, las empresas afectadas reciben (si emiten menos CO2 del que tienen asignado) o compran (si emiten más CO2 del que tienen asignado) derechos de emisión, con los que pueden comerciar en función de sus necesidades. Al final de cada año, las empresas deben entregar suficientes derechos para cubrir todas sus emisiones ya que, en caso contrario, se les imponen fuertes sanciones.

Este régimen arrancó hace una década, con el objetivo de ir reduciendo el límite de emisiones permitidas para que su coste se fuera elevando, y de esta forma, fomentar la inversión en energías limpias. Hasta ahora, el mecanismo no ha funcionado, pues el precio por contaminar estaba muy bajo. En efecto, en el año 2008 su precio fue, en promedio, en 22 € por tonelada de CO2 emitida, un precio que se consideró adecuado para fomentar la inversión en energías limpias. Del año 2009 al 2011, el precio medio bajó a los 13 €/tonelada, y del 2012 al 2017 se mantuvo en 6 €/tonelada. Con este precio, las empresas eléctricas preferían pagar a invertir en energías menos contaminantes.

Sin embargo, a partir de 2018 la situación empieza a dar un giro, entre otras cosas debido a la reducción de los derechos de emisiones, en el marco de los compromisos globales y europeos en la lucha contra el cambio climático. En 2018, el precio medio fue de 16 €/tonelada y, en lo que va del año 2019, ha subido hasta los 25 €/tonelada en el mes de junio. Los especialistas estiman que este precio puede llegar a los 35 o 40 euros por tonelada de CO2 emitida a la atmósfera a finales del año 2020. Con este precio, las actuales centrales térmicas de carbón serían, muy probablemente, inviables económicamente.


Este incremento del coste de las emisiones de CO2 tendrá como consecuencia la transición del carbón al gas (que emite menos CO2 por kWh producido) en Alemania, Italia, Países Bajos y España, que son las naciones de la Europa Occidental con más centrales térmicas de carbón, y fomentará una mayor apuesta por las renovables.

Se cumplirá el objetivo de disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero será a cambio del cierre de muchas instalaciones actuales y, como consecuencia, de la ruina de las comarcas donde se ubican estas instalaciones. Nunca se obtiene nada a cambio de nada.

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