miércoles, 13 de abril de 2022

El último informe del IPCC

Se está publicando el sexto informe de evaluación del IPPC (Intergovernmental Panel on Climate Change) sobre el cambio climático. Estos informes se publican cada seis o siete años. El último, el quinto, fue publicado entre 2013 y 2014. Este Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático fue creado en 1988 para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.

Estos informes de evaluación son enormes, tienen miles de páginas, y su lectura es relativamente compleja por los no especialistas. Pero el propio IPPC hace resúmenes más cortos y al alcance de mucha más gente. 

La gran novedad de la edición actual es que los impactos que en informes anteriores se habían atribuido a un aumento de temperaturas superiores a los 2ºC, ahora se indica que se producirán a partir de un aumento de temperatura de 1,5ºC. Es decir, nos encontramos mucho más cerca de la catástrofe medioambiental de lo que pensábamos.

El calentamiento global, que alcanzará los 1,5°C a corto plazo, provocará inevitables aumentos de múltiples peligros climáticos que presentan muchos riesgos para los ecosistemas y los humanos. Aproximadamente entre 3300 y 3600 millones de personas viven en contextos muy vulnerables al cambio climático. Una alta proporción de especies es vulnerable al cambio climático. 

Para los 127 riesgos clave identificados, los impactos evaluados a medio y largo plazo son varias veces superiores a los observados actualmente, si se alcanza un calentamiento de 1,5ºC.

Actualmente, el calentamiento global se estima en 1,0ºC. Viendo la curva de aumento de las temperaturas, que han aumentado en 0,5ºC desde el año 2010 al 2020, es casi imposible que no lleguemos a los fatídicos 1,5ºC en el año 2040. Como quien dice, mañana por la tarde. 

Los que somos mayores probablemente ya no existiremos dentro de veinte años, pero los más jóvenes sufrirán sus efectos en sus propias carnes, y no serán efectos nada agradables. Está claro que algunos "optimistas" piensan que antes del año 2040 se producirá una catástrofe económica de tal magnitud por la falta de energía, que ese colapso (que se llevará millones de vidas humanas, por cierto) pueda ser suficientemente rápido para reducir muchísimo las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, para reducir también este aumento de la temperatura global.