domingo, 17 de noviembre de 2013

Importaciones, exportaciones y consumo de petróleo y gas en España


El consumo de productos petrolíferos en España ha caído un 20 % en los últimos cinco años, desde su máximo en el año 2007. Las importaciones de crudo aumentaron el año 2012, así como las de productos intermedios, mientras que el saldo de las importaciones y exportaciones de productos finales (gasolinas, gasóleos, querosenos, fuel, etc.) fue exportador por primera vez en el año 2012.

A setiembre de 2013, el consumo de productos petrolíferos acumulado del año es de 40,7 millones de toneladas, y las importaciones de crudo han sido de 44,7 millones de toneladas.



Por lo que se refiere al gas natural, el consumo pasó de 450.700 GWh en 2008 a 365.400 en 2012, una caída del 19 %, parcialmente compensada por las exportaciones. Esta caída del consumo se debe a la generación eléctrica, ya que las centrales de gas de ciclo combinado producen cada vez menos para consumir energía eólica. El consumo convencional de gas, en cambio, experimentó un aumento en 2012.

Las importaciones de gas licuado son las que han disminuido, mientras que las de gas han aumentado en 2012 respecto de los años anteriores. La producción propia es marginal.

A setiembre de 2013, el consumo de gas acumulado del año es de 244.700 GWh, de los que 39.200 corresponden a la generación eléctrica.



viernes, 15 de noviembre de 2013

¿El calentamiento desde los años 50 fue causado en parte por El Niño?


Se acaba de publicar el artículo The Role of ENSO in Global Ocean TemperatureChanges During 1955-2011 Simulated with a 1D Climate Model, uno de cuyos autores es Roy Spencer, bien conocido por ser un escéptico respecto al origen antropológico del calentamiento global.

Roy Spencer sostiene desde hace tiempo que buena parte del calentamiento global observado en los últimos 50 años es un fenómeno natural, fundamentalmente debido a la variación de la capa de nubes. También es conocido por haber creado un modelo simple del clima, que cualquiera puede descargarse en su ordenador, que permite hacer simulaciones.

En este artículo se utiliza este programa para hacer varias simulaciones. En la primera se usan los forzamientos radiativos utilizados por el IPCC, con la suposición de que son los únicos forzamientos que han causado el calentamiento desde los años 50: se ha hecho funcionar el modelo con miles de sensibilidad climática y de mezcla oceánica para aproximarse lo más posible a la curva real de temperatura media de los océanos, y se obtiene una sensibilidad del clima de 2,2 ºC al doblar la concentración de CO2, algo parecido a lo que obtienen los modelos del IPCC. Esta simulación sirve para comprobar que el modelo da respuestas parecidas a los modelos de mayor complejidad.

En una segunda simulación, se añade el efecto de El Niño La Niña (tomando el Multivariate Enso Index, MEI), como un cambio en la mezcla oceánica solamente: básicamente, se calientan en el modelo proporcionalmente al valor del MEI los 100 metros superiores del océano y se enfría la capa entre 100 y 200 m si el índice es positivo (El Niño), y se hace lo contrario si el índice es negativo (La Niña). En esta segunda simulación, la sensibilidad climática se reduce a 2,0 ºC.

Finalmente, en la tercera simulación se utiliza El Niño La Niña como forzamiento radiativo, es decir, como un parámetro de retroalimentación que determina cuanta energía se pierde en el espacio como consecuencia del calentamiento (o del enfriamiento), suponiendo que El Niño La Niña influyen, a través de las nubes, en el albedo terrestre. Para ello se utilizan los datos proporcionados por el satélite CERES. Básicamente, una parte del calentamiento del Niño es debida a una disminución de las nubes bajas, lo que permite un calentamiento del océano, mientras que en el caso de La Niña, se produce un aumento de las nubes bajas, lo que reduce la radiación solar recibida por el océano. Esta disminución de las nubes bajas se produce unos 9 meses antes del evento El Niño: este decalaje es el que produce una mejor aproximación a las temperaturas observadas del océano. Con esta tercera simulación, la sensibilidad climática es de 1,3 ºC, aproximadamente la mitad del valor que da el IPCC.

Vemos en la figura las temperaturas del océano observadas (Levitus) y las simuladas por el programa en cada una de las tres simulaciones descritas.

Aunque sólo un tercio del cambio de temperaturas en los eventos El Niño La Niña sean debidos al forzamiento radiativo de las nubes y los dos tercios sean debidos a la mezcla del agua en las diferentes capas, este tercio debido a las nubes es suficiente para disminuir la sensibilidad del clima a la mitad, aproximadamente.

Por otra parte, desde hace unos años el índice MEI tiene tendencia a disminuir. Si la teoría de Spencer es cierta, han aumentado las nubes bajas, lo que ha producido un enfriamiento de la superficie terrestre, lo que podría explicar el parón del calentamiento que estamos observando desde hace unos años.


sábado, 9 de noviembre de 2013

El cambio climático pudo haber sido la causa del colapso de las civilizaciones de la Edad de Bronce tardía


El cambio climático puede haber impulsado la caída del otrora florecientes civilizaciones del Mediterráneo oriental hacia el final del siglo 13 antes de Cristo, según un estudio publicado hace pocos meses y titulado Environmental Roots of the Late Bronze Age Crisis.

 Antiguas civilizaciones florecieron en las regiones del Mediterráneo oriental, como Grecia, Siria y áreas vecinas, pero sufrieron graves crisis que llevaron a su colapso durante la Edad de Bronce tardía. La Edad de Bronce tardía en el mundo del Mediterráneo Oriental, una rica vinculación de civilizaciones egeas, egipcias, sirio-palestinas e hititas, se derrumbó hace 3200 años y sigue siendo uno de los misterios del mundo antiguo.

Textos cuneiformes, bajorrelieves egipcios y jeroglíficos describen la causa inmediata de la caída de estas civilizaciones, como las invasiones de los "Pueblos del Mar" en el Delta del Nilo, la costa turca, y en los países centrales de Siria y Palestina, donde se enfrentaron los ejércitos, se abandonaron las ciudades devastadas por la hambruna y los campos se despoblaron. El estudio muestra datos paleoclimáticos de Chipre en el tiempo de esta crisis, junto con una cronología basada en el carbono radiactivo, integrando datos tanto arqueológicos como de indicadores de las variaciones del clima, que revelan los efectos de un cambio climático abrupto que impulsó hambrunas y que tiene una vinculación causal con las invasiones de la gente del mar en Chipre y Siria. 

Mapa de Chipre con el lago salado Larnaka y el testigo (core) estudiado 

Los investigadores estudiaron los granos de polen procedentes de los sedimentos de un antiguo lago de la región, lo que les permitió descubrir la historia de los cambios ambientales que probablemente llevaron a estas crisis. Los cambios en los isótopos de carbono en el Mediterráneo oriental y en las especies de plantas locales sugieren que este lago, que una vez fue un puerto floreciente, poco a poco se fue secando hasta convertirse en un lago de agua salada sin litoral. Los indicadores revelan una anomalía hidrológica para el período 1200-850 AC, lo que indica una sequía que, aunque no fuera uniforme, se registró tanto en la isla como en el continente. El inicio del episodio de sequía parece ser cronológicamente cercano de la crisis de la Edad de Bronce tardía y de la invasión de los Pueblos del Mar. Como resultado, las malas cosechas condujeron a hambrunas, se fueron repitiendo las invasiones de emigrantes de regiones vecinas y, finalmente, llegó el colapso político y económico de las civilizaciones del Mediterráneo oriental a finales de la Edad de Bronce tardía. 

Paleoclima de los últimos 5.000 años basado en los indicadores estudiados en la zona 

Combinando estos datos con la evidencia arqueológica de las tablillas cuneiformes y la correspondencia entre reyes, los investigadores sugieren que la crisis de finales de la Edad del Bronce fue debida a un único evento, aunque complejo, causado por una sequía inducida por el cambio climático, lo que dio lugar a hambrunas, a invasiones marítimas y a luchas políticas, en lugar de estar constituida por una serie de eventos no relacionados entre si. Llegan a la conclusión de que este evento pone de manifiesto la sensibilidad al cambio climático de estas sociedades basadas en la agricultura, y permite explicar la crisis que llevó a su fin.

domingo, 3 de noviembre de 2013

La intensidad de emisión de CO2


Se denomina intensidad de emisión de CO2 las toneladas de CO2 emitidas por cada 1.000 $ de PIB. La EIA (US Energy Information Administration) ha publicado este dato para los diversos países del mundo, hasta el año 2011.

El PIB está indicado en dólares estadounidenses del año 2005.

Vemos como Rusia y China se sitúan en niveles muy elevados, aunque están reduciéndolos rápidamente, mientras que los países más “avanzados” tienen una intensidad de emisión de CO2 mucho menor y, en la mayoría de los casos, también en disminución.

Esta disminución se debe, entre otras cosas, a que en los países “avanzados”, cada vez el porcentaje de servicios financieros sobre el PIB es mayor. Y los servicios financieros generan pocas emisiones de CO2.




Intensidad de emisión de CO2


El Niño se está volviendo más activo


El Niño tiene enorme influencia en todo el mundo, y puede causar estragos como dar lugar a inundaciones o a sequías en muchas regiones del mundo.

No se sabe como se comportará el Niño si el planeta se calienta. Una manera de determinar su sensibilidad al cambio climático es una mirada hacia el pasado. Debido a que el registro instrumental es demasiado corto para obtener una imagen fiable de las variaciones naturales de la magnitud y la frecuencia del ENSO (El Niño Southern Oscillation), los científicos del clima se basan en indicios geológicos y biológicos, como por ejemplo a partir de núcleos de sedimentos lacustres, corales o los anillos de los árboles, como indicadores de su comportamiento en el pasado. El problema ha sido, sin embargo, que la reconstrucción del ENSO de cada uno de estos indicios ha dado resultados distintos.

Algunas de estas discrepancias en las reconstrucciones del ENSO han surgido porque los métodos aplicados normalmente para combinar los registros de los indicios individuales no han tenido en cuenta pequeñas incertidumbres de datación entre ellos. El enfoque más común ha sido la combinación de los indicios individuales para calcular después la actividad del ENSO deducida de la señal combinada.

En un reciente artículo titulado Inferred changes in El Niño–Southern Oscillation variance over the past six centuries, los autores han procedido de manera distinta: han hecho un primer cálculo de la actividad del ENSO a partir de cada uno de los distintos indicios y luego han combinado los distintos resultados, lo que da una visión mucho más consistente y robusta de la actividad pasada del ENSO.

Con la aplicación de su método mejorado para la reconstrucción de la actividad del ENSO, encontraron que fue más activo durante el período de 30 años 1979-2009 que durante cualquier otro período de 30 años entre 1590 y 1880. Esta nueva estimación de la actividad del ENSO durante los últimos 600 años muestra también una cierta correlación entre esta actividad y la temperatura global.

Esta correlación entre ENSO y temperatura global no es nueva. Lo que se desconoce es quien es la causa y quien el efecto. Pero no deja de ser interesante saber que la actividad de El Niño es actualmente mayor que la de los últimos 600 años, aunque no se sepa a ciencia cierta el porqué ni qué consecuencias pueda tener.

Puntos grises: variancia móvil de 30 años de las estimaciones de las 14 reconstrucciones del ENSO a partir de los diferentes indicios.
Líneas negras: línea gruesa = media; líneas finas = barras de error
Puntos azules: variancia móvil de 30 años de 4 estimaciones diferentes de valores observados del ENSO.
Línea azul: media de estas observaciones.
Estrella roja: último valor de la media de las observaciones.


Nota: ya hemos hablado de otra reconstrucción de los valores del ENSO en los últimos siglos en una entrada anterior.