Las “olas de los estadios” podrían explicar la pausa en el calentamiento
global, al explicar los ciclos de calentamiento y enfriamiento de las temperaturas globales, que se producen cada 60 años aproximadamente.
Uno de los temas más polémicos que surgen del reciente Quinto Informe de
Evaluación (AR5), del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC), es el fracaso de los modelos globales del clima para predecir
la pausa en el calentamiento de las temperaturas superficiales globales desde
1998. Se han propuesto varias ideas para explicar esta pausa, incluyendo la que
el IPCC se refiere como "la variabilidad imprevisible del clima", que
se asocia con los regímenes de circulación a gran escala en la atmósfera y el
océano.
El más conocido de estos regímenes es El Niño / La Niña, que son partes de
una oscilación en el sistema océano- atmósfera. En escalas de tiempo
multi-decenales más largas, hay una red de regímenes de circulación atmosférica
y oceánica , incluyendo la Oscilación multidecadal del Atlántico y la
Oscilación Decadal del Pacífico.
Un nuevo estudio publicado en la revista Climate Dynamics, titulado Role for Eurasian Arctic shelf sea ice in asecularly varying hemispheric climate signal during the 20th century, sugiere que esta "variabilidad imprevisible
del clima " se comporta de forma más previsible que se suponía
anteriormente. Los autores del artículos apuntan a una señal lque se propaga
como la “ola” en los eventos deportivos, en donde las secciones de aficionados
al deporte sentados en un estadio se ponen de pie y se sientan como si se
propagase una "ola" a través de la audiencia. De la misma manera, la
señal climática se propaga a través del hemisferio norte a través de una red
formada por el océano, el hielo y los regímenes de circulación atmosférica que
se autoorganizan en un “tempo” colectivo.
Esta hipótesis ofrece una explicación plausible para la pausa en el calentamiento
y ayuda a explicar porqué los modelos climáticos no la predijeron. Además, la
nueva hipótesis sugiere que la duración de la pausa puede durar.
Sobre la base de la tesis expresada en un artículo anterior titulado A secularly varying hemisphericclimate signal propagation previously detected in instrumental and proxy data nondetected in CMIP3 data base, los autores han identificado dos
ingredientes clave para la propagación y mantenimiento de esta señal tipo “ola”:
la Oscilación multidecadal del Atlántico (OMA) y la extensión del hielo marino
en las aguas de la plataforma del Ártico en la zona de Eurasia. El AMO
establece el “tempo” de la señal, mientras que el hielo del mar tiende puentes
de comunicación entre el océano y la atmósfera. La naturaleza oscilatoria de la
señal se puede pensar en términos de "frenado", en la que
retroalimentaciones positivas y negativas interactúan para apoyar inversiones
de los regímenes de circulación. Como resultado, los regímenes climáticos
(intervalos multidecadales de calentamiento o de refrigeración) evolucionan de
manera ordenada espacialmente y temporalmente. Aunque no es estrictamente
periódico en su ocurrencia, su repetición es regular: el orden de eventos
cuasi-oscilatorios se mantiene constante. Se ha encontrado que la señal tipo “ola”
ha existido por lo menos durante los últimos 300 años.
El nuevo estudio ha
analizado los índices derivados de los datos atmosféricos, oceánicos y del
hielo marino desde 1900. Se
retiró la tendencia lineal de todos los índices para centrarse sólo en el
componente de varias décadas de la variabilidad natural. Se
utilizó una técnica estadística multivariante para identificar los patrones de
variabilidad compartidos por todos los índices analizados, lo que caracteriza
un comportamiento del tipo de una “ola del estadio”. La
eliminación de la tendencia a largo plazo elimina eficazmente la respuesta del
clima a factores tales como los gases de efecto invernadero antropogénicos.
La
“ola” aumenta o amortigua periódicamente la tendencia de aumento de las
temperaturas a largo plazo, lo que puede explicar el reciente receso en el
aumento de las temperaturas superficiales globales. Si esta explicación es
cierta, la actual pausa en el calentamiento global podría alargarse hasta la década
de 2030, lo que está en contradicción con el informe del IPCC AR5 publicado
recientemente, que proyecta una reanudación inminente del calentamiento, que
estiman estará en el rango de 0,3
a 0,7
ºC en la temperatura media global de la superficie en el
período de 2016 a
2035 .
El
estudio también proporciona una explicación de las tendencias climáticas
aparentemente incongruentes como, por ejemplo, que el hielo marino haya seguido
disminuyendo durante este período en que el calentamiento se ha estancado, y predice
cuando la disminución del hielo marino podría terminarse. Después
que las temperaturas alcanzaron su máximo a finales de los 1990, las
temperaturas superficiales continentales comenzaron a disminuir, mientras que
las latitudes altas del Atlántico Norte continuaron calentándose y la extensión
del hielo marino del Ártico siguió bajando. Según
la hipótesis de la "ola", estas tendencias marcan un período de
transición por lo que las próximas décadas verán que el Atlántico Norte
comienza a enfriarse y el hielo marino en la región ártica de Eurasia comenzará
a recuperarse.
La
mayoría de las interpretaciones de la reciente disminución de la extensión del
hielo marino del Ártico se han centrado en el papel de los gases de efecto
invernadero antropogénicos, con algún margen para la variabilidad natural. La
disminución de la extensión del hielo del mar durante la última década es
compatible con la señal de la “ola”, y la continua evolución de la ola augura
una inversión de esta tendencia a la disminución del hielo marino. El mínimo
del hielo marino observado en 2012, seguido por un aumento del hielo marino en 2013,
es sugerente de la coherencia con el tiempo de evolución de la señal de la “ola”.
Ilustración simplificada del funcionamiento de la “ola”
La rueda de la “ola de los estadios” se divide en
segmentos, que van del centro al exterior. El primer segmento muestra su número,
el segundo indica los índices hemisféricos clave, el tercero los índices del
hielo marino ártico y el exterior las fechas del pico de cada segmento.
El segmento I empieza con un Atlántico Norte frío (-AMO),
una extensión máxima del hielo en el Ártico Europeo (+WIE). Los segmentos del
II al IV muestran la evolución de la señal del clima iniciada en el Atlántico
frío. A medida que el hielo aumenta hacia el este en dirección al Ártico
Siberiano (+ArcSib), se desarrollan fuertes vientos que convierten una señal de
un océano frío en otra de una atmósfera que se calienta (segmento II). Los
acontecimientos siguen, llevado la señal a través de Eurasia hasta el Pacífico
(+PDO), como se muestra en el segmento III, culminando finalmente en un máximo
de las temperaturas de superficie del Ártico y del hemisferio norte (segmento
IV).
El segmento -I sigue
con el calentamiento máximo en el Atlántico Norte y con el mínimo de hielo
marino en los mares del Ártico europeo. Esto marca un cambio de tendencia del
AMO y WIE, que disminuyen y aumentan respectivamente. Una señal inicialmente cálida
se convierte en otra fría hasta alcanzar el segmento –IV, cuando las
temperaturas alcanzan su mínimo, seguido poco después por un cambio a un régimen
de calentamiento.
AMO – Oscilación multidecadal del Atlántico Norte
WIE – Western ice extension
EIE - Eastern ice extension