miércoles, 16 de noviembre de 2022

Extensión del hielo marino ártico

El pasado 16 de septiembre, la extensión del hielo marítimo ártico alcanzó su mínimo, con 4,65 millones de km2.


La tendencia general del hielo ártico desde que empezaron las medidas por satélite, en 1979, es a perder cada año casi 58.000 km2. La tendencia de los mínimos es también negativa (-79.200 km2/año).


La curva diaria de este año sigue casi de forma milimétrica las de la década 2010-2019 y del año 2021. En 2020 destacó por ser un año con muy poco hielo ártico.



No vamos bien

En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, está claro que no vamos bien, ya que las previsiones de las emisiones de CO2 para el 2022 han vuelto a aumentar. Según Global Carbon Budget, las emisiones totales de CO2 previstas para este año serán de 40.600 millones de toneladas, prácticamente el mismo nivel que las del año 2020, que, por ahora, tiene el récord con 40.900 millones de toneladas. Como comparación, durante la década 2001-2010 se emitieron anualmente 34.200 millones de toneladas de CO2.


La mayor parte de estas emisiones (92 %) se deben a la combustión de combustibles fósiles. El resto se debe al cambio de uso de la tierra (por ejemplo, urbanizar zonas verdes que antes contribuían a absorber parte del CO2 atmosférico) ya la carbonatación que se produce en la industria del cemento.

Debemos notar que en 2020 hubo una disminución de las emisiones debida a la baja de actividad económica provocada por la pandemia, y que en 2010 también hubo otra debido a la crisis económica. 

En cuanto a las emisiones per cápita, se ha producido una disminución en los últimos años, pero esta disminución ha sido compensada por el aumento de la población mundial. Durante la década 2001-2010 estas emisiones fueron menores: 4,5 toneladas de CO2 por habitante.

 


Los países que emitieron más CO2 en 2021 fueron:

1) China, con 11.500 millones de toneladas, un 28,5% del total, en aumento. En la década 2001-2010 sus emisiones fueron de 6.123 millones de toneladas anuales.

2) Estados Unidos, que emitió 5.000 millones de toneladas, un 12,4% del total. Sus emisiones disminuyen. En la década 2002-2010 sus emisiones fueron de 5.941 millones de toneladas anuales. 

3) La Europa de los 27, con 2.800 millones de toneladas, un 6,9% del total, en disminución. Durante los años 2001-2010 las emisiones anuales fueron de 3.640 millones de toneladas.

4) La India, con 2.700 millones de toneladas, un 6,7% del total, aumentando. Las emisiones anuales de la década 2001-2010 fueron de 1.275 millones de toneladas.

5) Rusia, con 1.800 millones de toneladas, un 4,4% del total, estable n los últimos años. Durante la década de 2001-2010 emitió 1.570 millones de toneladas anuales.

6) Japón, con 1.100millones de toneladas, un 2,7% del total, con una ligera disminución. En los años 2002-2010 sus emisiones fueron de 1.257 millones de toneladas anuales.


Estas zonas económicas representaron, en 2021, el 62% del total de las misiones de CO2

Vemos que los países más desarrollados (Europa, Estados Unidos, Japón) han disminuido sus emisiones, mientras que los países en vías de desarrollo, principalmente China e India, as han aumentado. Esto se debe a que muchas de las industrias y actividades económicas productoras de gases efecto invernadero se han trasladado a otras zonas, principalmente China, India y otros países asiáticos. Si se corrigiese esta producción bruta por otra que tuviera en cuenta el consumo de productos que, para fabricarlos, han emitido CO2, probablemente los resultados serían muy diferentes: más CO2 en estas zonas y menos en los países productores.

En cuanto a España, las emisiones de CO2 del año 2021 fueron de 234 millones de toneladas, en neta disminución respecto de la década 2001-2010, en que fueron de 336 millones de toneladas anuales.

En definitiva, no lo estamos haciendo bien. Si seguimos así (y no cabe duda de que seguiremos más o menos igual, por mucho que se hable del coche eléctrico, de las energías limpias o del hidrógeno) nuestros hijos lo tendrán crudo.

lunes, 23 de mayo de 2022

Las temperaturas y precipitaciones en la España peninsular

Según los datos más recientes publicados por AEMET (Agencia Española de Meteorología), la temperatura media anual en la España peninsular ha ido aumentando estos últimos 60 años a una cadencia de + 0,21ºC por década. Es decir, en 60 años ha aumentado del orden de 1,2ºC. 

Por lo que respecta a las precipitaciones, han ido disminuyendo a una cadencia de 13 l/m2 por década. Así, en los últimos 60 años las precipitaciones han disminuido del orden de 100 l/m2. Teniendo en cuenta que la precipitación media de estos últimos 60 años ha sido de unos 650 l/m2, podemos decir que la caída ha sido del 15%.

La cosa se está poniendo complicada. 




miércoles, 13 de abril de 2022

El último informe del IPCC

Se está publicando el sexto informe de evaluación del IPPC (Intergovernmental Panel on Climate Change) sobre el cambio climático. Estos informes se publican cada seis o siete años. El último, el quinto, fue publicado entre 2013 y 2014. Este Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático fue creado en 1988 para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.

Estos informes de evaluación son enormes, tienen miles de páginas, y su lectura es relativamente compleja por los no especialistas. Pero el propio IPPC hace resúmenes más cortos y al alcance de mucha más gente. 

La gran novedad de la edición actual es que los impactos que en informes anteriores se habían atribuido a un aumento de temperaturas superiores a los 2ºC, ahora se indica que se producirán a partir de un aumento de temperatura de 1,5ºC. Es decir, nos encontramos mucho más cerca de la catástrofe medioambiental de lo que pensábamos.

El calentamiento global, que alcanzará los 1,5°C a corto plazo, provocará inevitables aumentos de múltiples peligros climáticos que presentan muchos riesgos para los ecosistemas y los humanos. Aproximadamente entre 3300 y 3600 millones de personas viven en contextos muy vulnerables al cambio climático. Una alta proporción de especies es vulnerable al cambio climático. 

Para los 127 riesgos clave identificados, los impactos evaluados a medio y largo plazo son varias veces superiores a los observados actualmente, si se alcanza un calentamiento de 1,5ºC.

Actualmente, el calentamiento global se estima en 1,0ºC. Viendo la curva de aumento de las temperaturas, que han aumentado en 0,5ºC desde el año 2010 al 2020, es casi imposible que no lleguemos a los fatídicos 1,5ºC en el año 2040. Como quien dice, mañana por la tarde. 

Los que somos mayores probablemente ya no existiremos dentro de veinte años, pero los más jóvenes sufrirán sus efectos en sus propias carnes, y no serán efectos nada agradables. Está claro que algunos "optimistas" piensan que antes del año 2040 se producirá una catástrofe económica de tal magnitud por la falta de energía, que ese colapso (que se llevará millones de vidas humanas, por cierto) pueda ser suficientemente rápido para reducir muchísimo las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, para reducir también este aumento de la temperatura global.

jueves, 31 de marzo de 2022

No es la guerra entre Rusia y Ucrania

Mucha gente cree que la economía mundial continuará como antes, después de que uno u otro bando gane la guerra. En realidad, nos enfrentamos a una situación sin salida. No importa cuál sea el resultado, la economía mundial estará peor después de que termine la contienda. 

El problema al que se enfrenta la economía mundial es el agotamiento de muchos tipos de recursos simultáneamente. Este agotamiento se ve agravado por el aumento de la población, lo que significa que los recursos disponibles deben proporcionar una vida adecuada a un número cada vez mayor de habitantes del mundo. Debido al agotamiento, la economía mundial está llegando a un punto en el que ya no puede crecer como lo hacía en el pasado. Es probable que la inflación, la escasez de alimentos y los apagones continuos se conviertan en problemas cada vez mayores en muchas partes del mundo. Con el tiempo, es probable que la población disminuya.

En un mundo con recursos inadecuados en relación con la población, es probable que los conflictos armados sean cada vez más comunes.

El conflicto Rusia-Ucrania es un ejemplo de un conflicto asociado a los recursos. Los aliados que pertenecen a la organización de la OTAN han optado por escalar el conflicto Rusia-Ucrania, en parte, porque la existencia del conflicto ayuda a ocultar la escasez de recursos y los altos precios que ya se están produciendo. No importa cómo acabe la guerra, el problema de la escasez de recursos seguirá existiendo. Por lo tanto, el conflicto no puede terminar bien.

Existe un gran problema de agotamiento de recursos que las autoridades de muchos países conocen desde hace mucho tiempo. El problema es tan aterrador que las autoridades han optado por no explicarlo a la población en general.

Los medios convencionales prácticamente nunca mencionan que existe un problema importante con el agotamiento de los recursos. Además del petróleo, el carbón y el gas natural, los recursos con límites incluyen muchos otros minerales, como el cobre, el litio y el níquel. Otros recursos, incluidos el agua dulce y los minerales utilizados para fertilizantes, también están disponibles en cantidades limitadas. Los medios no nos dicen que no hay evidencia de que realmente se pueda hacer una transición a una economía baja en carbono.

El gran problema del agotamiento es la asequibilidad de los productos finales elaborados con recursos de alto precio. El costo de extracción aumenta, pero la capacidad de los ciudadanos del mundo para pagar los productos finales elaborados con estos recursos de alto costo no aumenta. Los precios de las materias primas no suben lo suficiente para cubrir el costo creciente de extracción. Cuando se alcanza este límite de asequibilidad, son los países extractores de recursos, como Rusia, los que se encuentran en una situación terrible con respecto al bienestar de sus poblaciones.

El gran problema que surge debido al agotamiento es, por tanto, un conflicto de precios. Las empresas que extraen recursos necesitan precios elevados para poder reinvertir en nuevas minas, en ubicaciones cada vez más costosas, pero los consumidores no pueden permitirse estos precios elevados.

Como resultado del agotamiento, se necesitan más horas de trabajo, más tiempo de máquinas y un mayor uso de productos energéticos para extraer la misma cantidad de un recurso dado que antes se extraía en otro lugar. La eficiencia creciente tiende a ayudar a los salarios, pero la ineficiencia creciente tiende a funcionar de manera opuesta: los salarios no aumentan, ciertamente no tan rápido como los precios de los productos finales. 

Como resultado, los exportadores de materias primas, como Rusia, se ven atrapados: no pueden aumentar los precios lo suficiente para que las nuevas inversiones sean rentables. El problema es que los consumidores del mundo no pueden pagar los altos precios resultantes de artículos esenciales como alimentos, electricidad y transporte. Rusia afirma disponer de cantidades muy altas de reservas, especialmente de gas natural y carbón. Sin embargo, es dudoso que estas reservas puedan realmente extraerse. A medio y largo plazo, los precios de venta no pueden mantenerse a un nivel suficientemente alto para cubrir el enorme costo de extraer, transportar y refinar estos recursos. 

El crecimiento económico mundial depende en gran medida del aumento del consumo de energía. La razón de una fuerte asociación entre el crecimiento del PIB y el crecimiento del consumo de energía es una razón basada en la física. Producir bienes y dar servicios requiere el consumo de productos energéticos, porque las leyes de la física nos dicen que se requiere energía para mover cualquier objeto de un lugar a otro, o para calentar cualquier objeto. 

Es probable que nos enfrentemos a una economía mundial que colapsa debido a los límites que se están alcanzando. Agregar sanciones contra Rusia empujará aún más a la economía mundial en dirección a este colapso. 

El presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, advierte que es probable que haya escasez de alimentos en muchas partes del mundo como resultado de las sanciones impuestas contra Rusia. Europa se encuentra entre estas partes del mundo.

La historia del mundo muestra que las poblaciones de muchas civilizaciones han superado sus posibilidades de recursos y se han derrumbado. La física señala que este resultado es casi inevitable. 

Los líderes electos necesitan una historia de crecimiento eterno que puedan contarles a sus ciudadanos, por lo que se han desarrollado narrativas creativas que sugieren que los humanos pueden alejarse de los combustibles fósiles si así lo desean. Nadie se detiene a pensar que las economías no pueden seguir existiendo utilizando una cantidad de energía mucho menor, como tampoco un ser humano adulto puede arreglárselas con 500 calorías al día. Ambos son estructuras disipativas; requieren un consumo continuo de energía. Las fábricas cierran cuando se corta la electricidad, el diésel y otros productos energéticos. 

La economía mundial ya está al borde del colapso debido a los límites de recursos que está alcanzando. Detener intencionalmente la producción de Rusia de recursos como fertilizantes y uranio procesado seguramente empeorará la situación, no la mejorará. Una vez que se detenga la producción de Rusia, es probable que sea imposible reiniciar la producción al mismo nivel. Los trabajadores capacitados que pierden sus trabajos probablemente encontrarán trabajos en otros lugares. 

Otro problema importante es la enorme cantidad de deuda que tienen la mayoría de los países del mundo. Con una economía mundial que se desacelere rápidamente, el pago de la deuda con intereses será imposible. Los impagos de la deuda causarán aún más estragos en el sistema económico mundial. 

No sabemos exactamente cuando sucederá todo esto, pero será, probablemente, más pronto que tarde. La situación no pinta nada bien.

miércoles, 9 de marzo de 2022

La extensión mínima del hielo marino antártico

La extensión del hielo marino antártico alcanzó su mínimo anual el pasado 21 de febrero, con una superficie de 1,91 millones de km2. Este valor es el menor valor de la serie histórica. 

La tendencia a largo plazo, desde que se tienen medidas por satélite, es de una estabilidad, tanto en lo que se refiere a la extensión media anual como a la extensión mínima.

Estas últimas semanas se observan valores muy bajos, nunca vistos desde que se tienen datos de observaciones por satélite.






La extensión máxima del hielo marino ártico

La extensión del hielo marino ártico ha llegado a su máximo anual el pasado 22 de febrero, con una superficie de 14,923 millones de km2. Este valor es prácticamente la media de los últimos 4 años, en los que parece que esta extensión máxima se ha estabilizado, rompiendo la tendencia a la baja de los 4 años anteriores, en los que esta superficie máxima fue de solamente 14,5 millones de km2.

La tendencia a largo plazo, desde que se tienen medidas por satélite, es de una disminución de la superficie media anual de 56.000 km2/año, mientras que la tendencia de la extensión máxima es de 40.000 km2/año.