martes, 30 de agosto de 2011

El calentamiento climático actual comparado con el histórico

Craig Loehle publicó el año 2007 su conocido artículo A 2000-year global temperature reconstruction based on non-treering proxies, del que sacamos el siguiente gráfico, en el que podemos ver perfectamente el período cálido medieval y la pequeña edad del hielo. Los datos anuales son el promedio de 30 años, centrados en el año. Este gráfico nos permite apreciar los cambios de temperatura que podemos considerar naturales, que corresponderían a ± 0,6 ºC.


Hemos añadido a este gráfico las temperaturas globales medidas, según la NOAA, también en promedio de 30 años. Hemos hecho coincidir lo mejor posible las anomalías de ambos estudios en los años comunes (salvo los 10 últimos valores de Loehle). Podemos ver que la temperatura actual no es superior a la alcanzada durante el período cálido medieval, ya que el valor correspondiente al año 2010 (en el que sólo hemos promediado los 15 años anteriores, como es obvio) no llega a + 0,5 ºC.

¿La variación actual es, en parte, natural o está causada exclusivamente por los gases de efecto invernadero? A la vista de este gráfico, la repuesta no es evidente. Pero podemos deducir que no hay que infravalorar las variaciones naturales del clima.

Datos Loehle

martes, 23 de agosto de 2011

Los sedimentos de la bahía de Cariaco

La bahía de Cariaco está situada en el norte de Venezuela, entre la costa venezolana al sur y las islas Tortuga y Matgarita al Norte. Esta bahía está casi cerrada al mar Caribe por una barrera submarina, de manera que tiene una circulación profunda poco importante. Por otra parte, a partir de los 300 metros de profundidad sus aguas no contienen oxígeno (son anóxicas), lo que permite una buena conservación de los sedimentos depositados en su fondo.

La Fosa de Cariaco es un hundimiento de la corteza terrestre dentro de la plataforma continental del Oriente de Venezuela. Tiene una forma elongada, orientada en dirección E-W con una longitud de 186 km de largo y aproximadamente 204 km de ancho. La Fosa esta compuesta por 2 grandes depresiones, unidas entre si por sillas, zonas menos profunda ubicadas entre las depresiones.

La Depresión Occidental es la mayor y más profunda. Se encuentra hacia el extremo oeste de la fosa y su centro está localizado a 10°40' N, 65°35' W; mide aproximadamente 78 Km de largo y 35 Km e ancho, alcanzando una profundidad máxima conocida de 1.435 m.

La Silla Central une la depresión Occidental con la Oriental, a una profundidad de 915 m. La Depresión Oriental es mas pequeña que la Occidental, midiendo 76 km de largo y 18 de ancho. Su centro está a 10°30' N y 64°40' W y alcanza una profundidad máxima conocida de 1.350 m. Es sobre esta depresión, a 10°30' 64°40', donde esta ubicada la estación de estudio del proyecto CARIACO (CArbon Retention In A Colored Ocean), que se inició el año 1995, y que consiste en sacar muestras de los sedimentos del fondo de la fosa para determinar el paleoclima de la región.

Estos sedimentos pueden ser datados fácilmente debido a que los depósitos son importantes (pueden llegar a 70 cm cada mil años) y a que son estacionales: en verano, con lluvias abundantes, la sedimentación es intensa y a base de materiales terrestres oscuros, mientras que en invierno y primavera, con los alisios del este, la estación es seca, disminuye la aportación de materiales terrestres, pero aumenta el upwelling (surgencia) que favorece el desarrollo del plancton, cuyas conchas, mucho más claras, son las que se depositan en el fondo de la fosa. Esta estacionalidad ha hecho que los últimos 15.000 años están claramente representados en los estratos de sedimento de la Fosa de Cariaco, con una resolución temporal comparable a la de los testigos de hielo polar, y ha sido usada para reconstruir cambios en la tasa de circulación superficial del Océano Altántico durante los últimos 15.000 años.

En períodos fríos, típicos de abundancia de plancton, los sedimentos son más claros, mientras que en períodos cálidos, en los que disminuye la cantidad de plancton, los sedimentos son más oscuros. De aquí que, si medimos la escala de grises de los sedimentos, podamos tener una idea de la temperatura del agua del mar de los trópicos.

Otra característica clave del registro sedimentario en Cariaco es su ubicación en el trópico, lo que permite comprobar si las variaciones climáticas que muestran los testigos árticos y antárticos de hielo llegaron a los trópicos. Por otra parte, hay evidencias de que los trópicos juegan un papel importante en los cambios climáticos globales, influenciando el balance hidrológico entre el Atlántico y el Pacífico, y entre las altas y bajas latitudes, y en consecuencia en la circulación general de los océanos. Además, la Fosa de Cariaco se encuentra dentro de la región del Atlántico Norte y Sur, dependiendo de la estacionalidad y condiciones climáticas de la zona; el ciclo anual del clima (viento-precipitación) en el límite Norte de Suramérica es promovido primariamente por los cambios latitudinales de la zona de convergencia intertropical (ZCIT), por lo que los datos extraídos de sus sedimentos pueden aportar elementos importantes de comprensión.

La figura siguiente muestra la variación de la escala de grises (a un número mayor le corresponde un gris más oscuro) desde haca 15.000 años hasta hace unos 400 años. Se observa perfectamente el período del Dryas reciente y el período de enfriamiento de hace 8,200 años.


Se puede comparar esta figura con la de la temperatura de los hielos de Groenlandia del mismo período: el Dryass reciente y el enfriamiento de hace 8.200 años coinciden. En cambio, el evento Dansgaard-Oeschger que precedió al Dryas reciente, en al que hubo grandes diferencias de temperatura entre hace 13 y 15.000 años en los testigos de hielo de Groenlandia, aparece con menos diferencias de temperatura en los sedimentos del Cariaco.


Datos de la escala de grises de los sedimentos de Cariaco

lunes, 15 de agosto de 2011

Evolución de las emisiones de CO2 y del aumento de temperatura

Las emisiones mundiales de dióxido de carbono del año 2010 han sido de 33,2 miles de millones de toneladas de CO2, equivalentes a 9,0 miles de millones de toneladas de C.


En la figura podemos ver un ejemplo de cómo sería la evolución de la concentración de CO2 en varios casos de reducción de emisiones. Esta evolución está basada en dos modelos de complejidad intermedia, el de la Universidad de Victoria y el de Berna. En este ejemplo, las emisiones de dióxido de carbono crecen a un 2 % por año hasta una emisión máxima de 12 mil millones de toneladas de C anuales (que se alcanzaría el año 2025), seguidas de un decrecimiento del 3 % anual hasta una reducción total del 50, del 80 o del 100 %, es decir, hasta unas emisiones de 6.000 millones de toneladas de C anuales, 2.400 millones o una emisión nula.

La reducción del 50 %, con estas hipótesis, se alcanzaría sobre el año 2050, y la del 80 %, sobre el año 2080.

Según estos modelos, una reducción de las emisiones del 50 % no estabiliza la concentración de carbono a largo plazo. Una estabilización de la concentración de CO2 en las próximas décadas necesitaría una reducción de las emisiones del 80 %.


La segunda figura muestra, siempre según estos dos modelos, el aumento de la temperatura correspondiente. Aunque el modelo Berna tiene una retroalimentación carbono – clima menor que el modelo de la Universidad de Victoria, ambos modelos predicen que una reducción del 80 % de las emisiones no implica forzosamente una estabilización de la temperatura, debiéndose llegar para ello a una reducción cercana al 100 %.

Con todas las reservas que puedan inspirar estos modelos, por lo menos nos dan una idea cuantificada de lo que la humanidad debe hacer para evitar que los efectos del cambio climático sean irreversibles.

Para una información más detallada y más completa, se puede consultar el artículo Long-Term Climate Commitments Projected with Climate–Carbon Cycle Models, publicado en junio del 2008.

viernes, 5 de agosto de 2011

El consumo de energía en España

Andan los ecologistas y los forofos de las energías renovables muy emocionados ya que cada vez una mayor parte de la electricidad que consumimos procede de energías renovables (hidráulica, eólica, solar, biomasa y residuos). Pero en cuanto miramos el consumo de energía bruta, este porcentaje, a pesar de haber aumentado mucho en los últimos cinco años (en 2010 ha sido del 11 %), sigue siendo bajo. El consumo de energía bruta de España sigue dependiendo de los combustibles fósiles en un 77 % y de la nuclear, en un 12 %.

Como la mayor parte de la energía fósil es importada, ésta es una de las principales debilidades de la economía española. Seguiremos profundizando en este tema.




Datos del INE