miércoles, 16 de septiembre de 2015

La extensión del hielo marino antártico


Según los datos de la Universidad de Colorado Boulder, el hielo marino antártico alcanzó su máxima extensión anual el pasado 5 de setiembre, con un valor de 18,54 millones de km2.

Al contrario que en el Ártico, el hielo marino antártico aumenta:

ú       En la década 1980-1989, el promedio de la extensión máxima anual fue de 18,6 millones de km2.

ú       En la década 1990-1999, este promedio fue de 18,8 millones de km2.

ú       En la década 2000-2009, fue de 18,9 millones de km2.

ú       En el período 2010-2015, el promedio de la extensión máxima anual fue de 19,3 millones de km2.


Extensión del hielo ártico


Salvo sorpresas en las mediciones de los próximos días, según los datos de la Universidad de Illinois Urbana Champaign, la extensión de hielo ártico llegó a su mínimo anual el pasado día 8 de setiembre, con un valor de 3,09 millones de km2.

Según los datos de la Universidad de Colorado Boulder, esta extensión mínima del hielo ártico también se produjo el 8 de setiembre, con valor de 4,34 millones de km2.

La diferencia entre los datos de ambas universidades es debida a la definición de la concentración de hielo en el agua para considerar si es hielo o no, pero en ambos casos las tendencias son las mismas.

La extensión mínima del hielo ártico ha experimentado una disminución importante desde que se realizan las medidas por satélite. Tomando los datos de la Universidad de Illinois UC:

- En la década 1980-1989, el promedio de la extensión mínima fue de 5,2 millones de km2.

- En la década 1990-1999, este promedio fue de 4,8 millones de km2.

- En la década 2000-2009, el promedio fue de 4,0 millones de km2.

- De 2010 a 2015, el promedio de la extensión mínima ha sido de 3,1 millones de km2.

Según los datos de la Universidad de Arizona:

-      1980-1989 = 7,0 millones de km2

-      1990-1999 = 6,4 millones de km2

-        2000-2009 = 5,5 millones de km2

-      2010-2015 = 4,5 millones de km2





lunes, 14 de septiembre de 2015

Las emisiones de CO2 de 2014


BP ha publicado su Statistical Review of World Energy Report 2015 en el que, entre otros muchos datos, calcula las emisiones de CO2 debidos a la combustión de combustibles fósiles.

Estas emisiones están calculadas con las siguientes bases:

Petróleo: 73.300 kg de CO2/TJ
Gas: 56.100 kg de CO2/TJ
Carbón: 94.600 kg de CO2/TJ


Con estas bases de cálculo, las emisiones del año 2014 han sido de 35.499 millones de toneladas, un 0,5 % superior a las emisiones de 2013 y un 56 % superior a las emisiones del año 1990.

El primer emisor es la China, con un 27 % de las emisiones totales, seguida de los Estados Unidos, con un 17 %.



jueves, 3 de septiembre de 2015

El Dryas Reciente a nivel global


Durante el Dryas Reciente, hace 12.000 años, se produjo un cambio climático abrupto. En un reciente artículo, Ancient cold period couldprovide clues about future climate change, se muestra que este cambio ocurrió rápidamente en las latitudes del norte, pero de manera mucho más gradual en las regiones ecuatoriales, un descubrimiento que podría ser importante para comprender y responder a futuros cambios climáticos.

El Dryas Reciente fue un período de enfriamiento que se inició cuando la Corriente del Atlántico Norte dejó de circular. Esta parada en la circulación oceánica fue la causa de que el hemisferio norte de la Tierra sufriera un enfriamiento notable, con temperaturas en Groenlandia que cayeron en aproximadamente 10 ºC en menos de una década.

Este evento también fue la causa de que las precipitaciones disminuyeran en lugares tan lejanos como Filipinas. Sin embargo, mientras que las temperaturas en Groenlandia respondieron rápidamente a la parada corriente oceánica y a su posterior reinicio 1.000 años más tarde, llevó cientos de años para que las lluvias en Filipinas se vieran afectadas y se recuperasen posteriormente.

Es como si la temperatura en Groenlandia fuera como una pequeña nave que se puede parar y dar vuelta rápidamente a causa de la influencia del hielo marino en la región, mientras que la precipitación en los trópicos es como un gran barco que tarda mucho tiempo para corregir el rumbo.

Los cambios en la temperatura y las precipitaciones están vinculados a una causa común: la desaceleración de las corrientes oceánicas en el Atlántico Norte, que afectan el clima y la temperatura a medida que avanza el agua caliente desde el Golfo de México hacia el Ártico. A medida que el mundo se fue calentando después de la última edad de hielo, los glaciares se derritieron y el agua de los mares del norte se diluyó con agua dulce. El cambio resultante en la densidad del agua del océano interrumpió la corriente, modificando el clima y causando un periodo de enfriamiento global.

Este nuevo estudio concluye que estos cambios no se producen o se recuperan al mismo ritmo en todo el planeta, como se había asumido previamente.

Comprender la relación entre la temperatura y la precipitación a raíz del cambio climático es particularmente importante, ya que puede darnos idea bastante precisa de lo que podría suceder si las capas de hielo del planeta continúan perdiendo masa y añadiendo agua dulce al Atlántico Norte.

Cueva en la que los autores del artículo obtuvieron la estalagmita objeto del estudio

Los investigadores descubrieron cómo las lluvias en Filipinas se vio afectada por el evento del Dryas Reciente mediante el análisis de minerales depositados en una estalagmita que crece desde el suelo de una cueva en el Parque Nacional del Río Subterráneo de Puerto Princesa en Palawan. Encontraron que se tardó más de 550 años para que las condiciones de sequía llegaran a alcanzar su máximo punto en la región, y cerca de 450 años para volver a los niveles después de que la Corriente del Atlántico Norte comenzara a circular de nuevo. El registro sugiere que las precipitaciones fueron un 25 % más bajos que los niveles actuales durante una ola de frío.

Luego compararon estos resultados con los datos de núcleos de hielo previamente publicados. Según estos registros, se tardó una década o menos para que las temperaturas en Groenlandia cayeran unos 10 ºC una vez la corriente se colapsó, y cerca de 40 años para recuperarse después de que se reiniciara.

Modelos computacionales de la temperatura y la precipitación Younger Dryas también proporcionaron información sobre el papel del hielo marino en el cambio brusco de temperatura de Groenlandia.


El hielo marino alrededor de Groenlandia actúa como un "interruptor", causando que esa región responda más rápidamente que el resto del planeta. Esto es así porque el aire queda aislando del calor almacenado en el océano profundo.

La comprensión de los patrones y mecanismos de la respuesta climática a eventos de cambio climático abrupto como el Dryas Reciente tiene importantes implicaciones para futuros cambios climáticos. Está demostrado que los cambios recientes en el Atlántico Norte han causado cambios climáticos en todo el mundo. Por lo tanto, el Dryas Reciente podría ser un posible escenario para futuros cambios que pudieran ocurrir bajo el cambio climático antropogénico actual.

Bajo el calentamiento global, el debilitamiento de la Corriente del Atlántico Norte puede afectar los patrones de cambios climáticos regionales, y el conocimiento de lo que sucedió durante el Dryas Reciente proporciona un marco para los cambios que podríamos esperar que se produzcan.

El análisis de los datos instrumentales para el siglo XX sugiere que un enfriamiento brusco del Atlántico Norte en la década de 1960 estuvo acompañado de cambios en todo el mundo en los climas regionales de verano, y un estudio reciente indica que la Corriente del Atlántico Norte ya se está desacelerando.

Una implicación importante de este estudio es que si hay una marcada reducción en la Corriente del Atlántico Norte en el futuro, los efectos serán detectables en las temperaturas del norte del Océano Atlántico en cuestión de décadas, mientras que tardará siglos para detectar la señal en el hidroclima tropical. Este retraso también se extiende al período de recuperación, donde los cambios en hidroclima tropical continuarán mucho después de la Corriente del Atlántico Norte y las temperaturas del Atlántico se recuperen, retrasando así el retorno a las condiciones normales para una gran parte del planeta.

La síntesis de los datos paleoclimáticos y la comparación con simulaciones de modelos climáticos aumenta nuestra confianza en los efectos previstos del cambio climático global sobre la Corriente del Atlántico Norte en el futuro.

Por último, la lenta recuperación al final del Dryas reciente observada en Palawan y otros lugares fuera del océano Atlántico Norte, permite una nueva utilización de los registros de los núcleos de hielo de Groenlandia como indicadores de la rapidez a la que se manifiestan los fenómenos climáticos a nivel mundial debidos a cambios en la Corriente del Atlántico Norte.