miércoles, 30 de noviembre de 2011

Energía nuclear en el World Energy Outlook 2011


Acaba de publicarse el World Energy Outlook 2011, editado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA). En el leemos que, en un mundo con muchas incertidumbres, hay una certeza: la demanda de energía va a seguir creciendo de manera robusta, al ir aumentando la población mundial y al ir creciendo la aspiración de los países en desarrollo de alcanzar el nivel de vida occidental. La gran pregunta es si esta demanda podrá ser satisfecha de manera segura, sostenible y a un precio asequible.

Además, cuando las naciones se están preparando para la próxima ronda sobre el clima en Durban, cada vez parece menos claro que los legisladores estén poniendo el mundo en una trayectoria que limite el calentamiento global a 2ºC. El mensaje de la IEA es claro: o actuamos ahora, o estaremos encerrados en un futuro energético altamente carbonizado, que será inseguro e ineficiente.

El World Energy Outlook 2008 presentaba tres escenarios:

- el de referencia, en el que se seguía como hasta ahora, y en el que las emisiones de CO2 llegaban a más de 40.000 millones de toneladas en el año 2030.

- el escenario 550, en el que las emisiones de CO2 se limitan a 33.000 millones de toneladas a partir de 2020, y que, se calcula, limitarán la concentración de CO2 a 550 ppm.

- el escenario 450, en el que se calcula que se limitará la concentración de CO2 a 450 ppm, consecuente con un 50 % de probabilidad de limitar el aumento de la temperatura global respecto de la era preindustrial limitado a 2º C, y que necesita que las emisiones de CO2 se reduzcan a partir de 2020 para alcanzar los 26.000 millones de toneladas en 2030.

La reducción de emisiones entre los tres escenarios, como se ve en la figura, se obtiene por la captación de CO2 (CCS – Carbon Capture and Storage), por el aumento de la energía nuclear, de la energía renovable y de los biocarburantes, y por el aumento de la eficiencia energética.


Como en años anteriores, la IEA presenta en 2011 tres escenarios entre 2010 y 2035. El escenario 550 ha sido sustituido por el escenario llamado Nuevas Políticas, en el que se presume que los más recientes compromisos en materia de política energética se aplican de manera prudente, aunque no vengan avaladas todavía por medidas firmes.

A pesar de la incertidumbre reinante sobre las perspectivas de crecimiento económico a corto plazo, en el Escenario de Nuevas Políticas la demanda de energía global registra una fuerte alza y aumenta un tercio de 2010 a 2035. Asumiendo un aumento de la población mundial de 1.700 millones de personas y un crecimiento medio anual de la economía mundial del 3,5% para el período, se obtiene una demanda sin precedentes de servicios de energía y movilidad. La adopción de una tasa de crecimiento del PIB mundial a corto plazo inferior a la utilizada en esta publicación solo generaría una diferencia marginal en las tendencias a largo plazo.


Los países no pertenecientes a la OCDE determinarán cada vez más la dinámica de los mercados energéticos. El 90% del aumento de la población, el 70% del incremento del producto económico y el 90% del alza de la demanda de energía de 2010 a 2035 serán atribuibles a los países no pertenecientes a la OCDE. China consolidará su posición de máximo consumidor mundial de energía: en 2035, utilizará aproximadamente un 70% de energía más que Estados Unidos, el segundo consumidor mundial, aunque, para esa fecha, el consumo de energía per cápita en China representará aún menos de la mitad del de Estados Unidos. Los índices de crecimiento del consumo de energía en la India, Indonesia, Brasil y Oriente Medio serán incluso más rápidos que en China.

Será necesaria una inversión mundial de 38 billones USD (USD de 2010) en infraestructura energética durante el periodo 2011-2035. Casi dos tercios de la inversión total se realizarán en países no pertenecientes a la OCDE. El petróleo y el gas conjuntamente acapararán cerca de 20 billones USD del total, porque tanto la necesidad de inversión en exploración-producción como el coste inherente aumentarán a medio y largo plazo para estas dos fuentes de energía. La mayor parte de la inversión restante se destinará al sector eléctrico, y de esta un 40% de ella se dedicará a las redes de transmisión y distribución.


La era de los combustibles fósiles dista mucho de haber terminado, pero la preponderancia de estos disminuirá. Si bien aumentará la demanda de todos los combustibles, la proporción de los combustibles fósiles en el consumo mundial de energía primaria descenderá ligeramente, del 81% en 2010 al 75% en 2035; el gas natural será el único combustible fósil que aumente su presencia en la combinación energética mundial en el periodo que va hasta 2035. En el sector eléctrico, las tecnologías basadas en energías renovables, encabezadas por la energía hidroeléctrica y la eólica, representarán la mitad de la nueva capacidad que se instale para responder a la creciente demanda. La producción de energía nuclear también deberá crecer.

Iremos comentando este informe de la IEA. Empezamos por la energía nuclear.

El efecto Fukushima

Una gran incertidumbre que se cierne sobre nuestro futuro energético es lo que los gobiernos de todo el mundo pueden tomar decisiones sobre la energía nuclear tras la crisis nuclear en Fukushima Japón. En el Escenario de Nuevas Políticas se supone que la energía nuclear sigue creciendo con fuerza, sobre la base de que la mayoría de los países con ambiciosos programas de energía nuclear continuarán con sus planes, con pocos cambios. Estos países incluyen China, India y Corea del Sur.


Pero ¿y si esos gobiernos cambian de idea y disminuyen radicalmente o eliminan la energía nuclear? de La AIE examina los impactos de una reducción a la mitad, respecto del Escenario de Nuevas Políticas, de la componente nuclear del suministro de energía global (ver figura). Las consecuencias son alarmantes. Las energías renovables podrían llenar la brecha hasta cierto punto, pero el carbón y el gas natural serían los ganadores principales. Habría tres efectos desafortunados de un futuro con menos energía nuclear: sería malo para la economía de la producción de energía, malo para la seguridad energética y malo para el cambio climático. La demanda de carbón aumentaría hasta el doble de las exportaciones actuales de Australia. La demanda mundial de gas aumentaría en dos tercios de las actuales exportaciones de Rusia. Las emisiones de dióxido de carbono aumentarían en alrededor de una gigatonelada, lo que equivale a las emisiones actuales de Francia y Alemania juntos.

María van der Hoeven, Directora Ejecutiva de la IEA responde, cuando se le pregunta lo que World Energy Outlook tiene que decir sobre las posibilidades de reemplazar centrales de energía nuclear por centrales de energía renovable, que tienen una producción intermitente: "Todo gobierno tiene el derecho de decidir su mix energético. Pero si alguien decide eliminar la energía nuclear se tiene que hacer algunas preguntas. Y una de las preguntas es cómo cubrir la falta de energía. Tenemos que ser honestos con la gente. Si queremos eliminar la energía nuclear, ¿Cuánto cuesta? ¿Cómo vas a lidiar con las energías renovables? ¿Cómo vamos a prever la fiabilidad del sistema? ¿Qué vamos a hacer con respecto a la seguridad energética? No es sólo una cuestión de la eliminación nuclear. Es mucho más complicado que eso".

lunes, 28 de noviembre de 2011

El precio del CO2 sigue cayendo


Ahora que empieza la conferencia de Durban sobre el cambio climático, observamos como el precio de la tonelada de CO2 en el mercado europeo de emisiones sigue a la baja. Ha llegado a costar menos de 8 €/t, tres veces menos del que costaba a mediados del 2008, cuando hace un año, la consultora Point Carbon predijo que la tonelada estaría en 22 euros en 2011, 25 en 2012 y a 36 en 2020.


Una parte de este descenso de los precios puede deberse a la crisis, ya que se distribuyó una gran cantidad de derechos de emisión gratis para el período 2008 – 2012 que, con la crisis, no se han utilizado, al bajar la producción. Pero otra parte de este descenso, probablemente la más importante, se debe a las causas que ya detallamos en otra entrada (El fracaso anunciado del Comercio de Emisiones europeo).

Cada vez hay más dudas sobre el futuro de este comercio europeo de emisiones de CO2.

Datos del precio de las emisiones de CO2

sábado, 26 de noviembre de 2011

Ciclos solares y temperatura


¿Varía la temperatura global con los ciclos solares? En la siguiente figura hemos colocado las anomalías de temperatura global desde el año 1960 hasta ahora (en valores mensuales y en valores promediados a 3 años) de la serie hadCRUT3 (base 1961 – 1990), junto con el número de manchas solares mensual y también promediado a tres años. En ella podemos observar que, en cada ciclo solar, la temperatura global varía de 0,15 a 0,20 ºC.


Los valores de temperatura “aberrantes” de 1973 y de 1988 reflejan los efectos de El Niño.

Sería interesante saber en cuanto afectó a la temperatura global el mínimo de radiación solar entre 1640 y 1715. Desgraciadamente, no tenemos medidas de temperatura globales en estas fechas. Sin embargo, tenemos medidas de las temperaturas del centro de Inglaterra desde 1659. Podemos observar como los valores más bajos de la serie se encuentran en este período de menos radiación solar. Puede intuirse que la temperatura bajó en el centro de Inglaterra de 0,5 a 1,0 ºC.

Temperaturas del centro de Inglaterra y radiación solar según Lean.



miércoles, 23 de noviembre de 2011

La variación del clima europeo y el imperio romano


La arqueóloga Carole Crumley realizó un estudio muy interesante de la relación entre clima y cultura en el noroeste de Europa, en el que identificó los tres principales regímenes climáticos: oceánico, continental y mediterráneo. El conjunto de climas oceánico y continental se denomina clima templado, en contraposición al clima mediterráneo. Cada régimen produce diferentes patrones climáticos en Europa:

Verano:
Clima continental: cálido y húmedo, mayoría de la lluvia en verano
Clima oceánico: frío, húmedo
Clima mediterráneo: caliente, seco

Invierno:
Clima continental: fresco, seco
Clima oceánico: templado, húmedo → seco
Clima mediterráneo: templado, húmedo, mayoría de lluvia en invierno

Las fronteras entre estos tres climas no son constantes, y su desplazamiento de hacia delante y hacia atrás es causado principalmente por las posiciones cambiantes de la corriente de chorro. Estas fronteras reciben el nombre de ecotonos.

Los ecotonos representan una zona de transición entre sistemas ecológicos adyacentes y, por lo general, indican cambios súbitos. La posición del ecotono actual que separa los regímenes climáticos mediterráneo y continental en Europa pueden verse claramente en el extremo sur del Macizo Central de Francia, donde la vegetación cambia unos pocos metros, pasando de la flora mediterránea a la zona templada. En el corredor Ródano-Saona, el cambio en los tejados y en las prácticas culinarias produce la fuerte sensación de pasar del sur al centro de Europa.

La posición, la anchura y la permanencia del ecotono en las distintas épocas pueden estudiarse mediante la palinología (estudio del polen y de las esporas), la paleoetnobotánica (estudio de las interacciones antiguas entre el hombre y las especies vegetales) y otros estudios paleoclimatológicos. Crumley demostró que los ecotonos europeos pueden emigrar sobre distancias importantes. De hecho, en los dos últimos milenios, el ecotono que separaba los regímenes climáticos mediterráneo y continental emigró hacia el norte y hacia el sur desde 36ºN a lo largo de la costa septentrional de África hasta 48ºC a lo largo de las costas del Mar del Norte y del Mar Báltico en el noroeste de Europa: una distancia de casi 1.000 km, como se puede ver en la figura, sacada de la publicación de Crumley.


En la reconstrucción hecha por Crumley de la historia climática de Europa, desde 1200 hasta 500 a.C., ésta fue azotada por un largo período frío con inviernos particularmente severos. El ecotono que separaba el régimen climático continental del mediterráneo se localizaba muy hacia el sur, en el norte de África. Hubo un período de notable variabilidad climática cuando la región estuvo dominada alternativamente por los regímenes oceánico y continental. Como respuesta, la cultura celta desarrolló prácticas para maximizar la producción agrícola en condiciones alternadas oceánicas y continentales, y para minimizar el riesgo debido a la variabilidad climática.

Al llegar el año 300 a.C., el ecotono se había desplazado mucho hacia el norte, tal vez hasta el norte de la Borgoña, donde se mantuvo hasta cerca de 300 d.C., período conocido como el óptimo climático romano. Este cambio llevó un clima mediterráneo a la mayor parte de la Europa occidental, con veranos cálidos y secos e inviernos húmedos. El asentamiento y el uso de la tierra romana eran marcadamente distintos de los célticos, porque eran apropiados para un clima mediterráneo. El sistema agrícola romano exigía una producción extensiva de unas pocas cosechas, favorecía grandes poblaciones urbanas, y era apropiado para un régimen climático semiárido. En cambio, no tenía la versatilidad de una agricultura de espacios múltiples y el pastoralismo de los celtas, que era un sistema mucho más apropiado para períodos de clima incierto.

Aproximadamente a partir del año 300 y hasta cerca del año 500 d.C, el ecotono fue progresivamente retrayéndose hacia el sur. Entre 500 y 900 d.C., el ecotono se estabilizó muy hacia el sur, tan lejos, de hecho, que el Nilo se cubrió de nieve en el año 829. Otra vez se situó aproximadamente a lo largo de la costa del norte de África.

Durante el primer milenio a.C., pueblos celtas ocuparon la mitad septentrional de la extensión del ecotono mediterráneo-continental. Al sur de los celtas, a lo largo del litoral septentrional del Mediterráneo, vivían griegos, etruscos y romanos. Alrededor del siglo V a.C., durante un período en que el ecotono se localizaba hacia el sur, los celtas hicieron avanzar sus asentamientos en Italia y Grecia, llegando a poner cerco a Roma y a incendiar la ciudad en el año 391 a.C. Hacia el año 300 a.C., cuando el ecotono se desvió súbitamente hacia el norte, las cosas cambiaron de manera espectacular. Roma dominó las rutas marítimas que antes dominaban los griegos y convirtió en provincia la franja meridional de los estados célticos en Francia. Hacia finales del siglo I a.C., Roma había conquistado toda la región del Mediterráneo y de la Europa occidental, hasta el Rin, aproximadamente la localización norte del ecotono.

La extensión y la duración de la Pax Romana en Europa fueron grandemente facilitadas por unas condiciones climáticas que favorecieron la organización económica, social y política romana, en contraste con la celta. El tipo romano de asentamiento y uso de la tierra no sólo era marcadamente distinto de la de los celtas, sino que era especialmente apropiado para el clima mediterraneizado de Europa.

El uso que los romanos daban al espacio, su agricultura y horticultura, sus relaciones entre las clases, y sus formas de gobierno, asociado todo ello a los ecosistemas mediterráneos, se desplazaron hacia el norte junto con sus legiones, siguiendo el ecotono.

Cuando en el siglo V d.C. la retracción del ecotono se hizo palpable y el clima continental pasó a dominar la mayor parte de Europa, el imperio europeo de Roma decayó, sus legiones retrocedieron hacia el sur y las culturas del norte avanzaron hacia al sur. Los pictos y los escoceses traspasaron la muralla de Adriano en Britania a finales del siglo IV. Hacia principios del siglo V, los visigodos invadieron Roma y, hacia finales de este mismo siglo, en el año 476, un jefe germánico llamado Odoacro depuso al último emperador romano, el joven de 15 años Rómulo Augústulo.

Cabe hacer notar la estrecha asociación entre el avance del poder militar, político, económico y, sobre todo, agrícola de Roma y el avance de un régimen climático mediterraneizado por Europa Occidental. También cabe notar la retirada del poder romano junto con la retirada del clima mediterraneizado hacia el sur. Sin duda muchos factores desempeñaron un papel importante en el auge y la caída del imperio romano. El clima es, ciertamente, uno de estos factores.

Bibliografía

Regional Dynamics. Burgundian Landscapes in the Historical Perspective – Carole Crumley y William Marquandt
El largo verano – Brian Fagan



domingo, 20 de noviembre de 2011

Las variaciones naturales de la temperatura


Si tomamos los datos de la estación antártica de Vostok, observamos que los anteriores períodos interglaciales fueron hace aproximadamente 125.000 años, 280.000 años, 325.000 años y 415.000 años. Todos estos períodos interglaciares fueron más calurosos que el actual. La duración típica de un período glacial ha sido de 100.000 años aproximadamente, mientras que los períodos interglaciales han durado entre 10.000 y 15.000 años.


Si ahora detallamos las temperaturas del actual período interglacial tomando las temperaturas de los hielos de Groenlandia (GISP 2) desde hace 11.000 años, observamos el final del Dryass reciente, un período frío que duró 400 años, de 6.600 a 6.200 a.C., el calentamiento llamado minoico, el llamado romano, el período cálido de la Edad Media y la Pequeña Edad del Hielo. Teniendo en cuenta el calentamiento desde el año 1.900 (último año con datos disponibles de GISP 2), representado como línea de puntos, las temperaturas de los hielos de Groenlandia han sido mayores que las actuales en varios momentos del período interglacial en el que nos encontramos.


Sabemos que las temperaturas de Groenlandia no representan totalmente las temperaturas globales. Sin embargo, salvo la excepción de la Antártida y de las zonas que la circundan, que tienen muchas veces una tendencia opuesta para variaciones del período interglacial, las temperaturas de Groenlandia central tienden a reflejar la temperatura global del resto del planeta.

Es interesante observar que, durante los últimos 4.000 años, la tendencia de la temperatura de Groenlandia representa claramente una disminución, lo que podría ser el indicio de la llegada de una nueva glaciación. Hemos indicado en azul la recta de regresión de estas temperaturas entre loa años 2.000 a.C y 1.900 d.C.

También es interesante observar que, en estos últimos 4.000 años, se ha producido un calentamiento aproximadamente cada 1.000 años. De aquí que muchos escépticos de la influencia antropogénica sobre el calentamiento global afirmen que nos encontramos en el siguiente ciclo de calentamiento, ya que el último se produjo a principios del anterior milenio. A la vista de todo ello, no es completamente absurdo pensar que hay una parte natural y otra antropogénica en el actual calentamiento global.

viernes, 18 de noviembre de 2011

La variabilidad del clima del Pleistoceno podría anunciar una futura, y estable, era glacial


Siempre es interesante especular sobre el clima que hará en los próximos milenios, a pesar de no ser más que eso, especulaciones. Es interesante porque los modelos utilizados son parecidos a los que se utilizan para prever la evolución del cambio climático actual. Dentro de estas especulaciones encontramos el artículo Transient nature of late Pleistocene climate variability, publicado el año 2009.

El clima en el Pleistoceno temprano varió con un período de 41.000 años y estaba relacionado con las variaciones en la oblicuidad de la Tierra. Hace unos 900.000 años, aumentó la variabilidad y osciló con un período de 100.000 años, lo que sugiere que la relación era entonces con la excentricidad de la órbita de la Tierra.

En el artículo citado los autores proponen que el aumento de la variabilidad en los últimos millones de años puede indicar que el sistema climático se acerca a un segundo punto de bifurcación del clima, después del cual volvería otra vez a un nuevo estado estable, caracterizado por la permanente glaciación de las latitudes medias del hemisferio norte. Desde esta perspectiva los últimos millones de años pueden ser vistos como un intervalo transitorio en la evolución del clima de la Tierra.

De ser alcanzado, este estado sería más "simétrico" que el clima actual, con áreas comparables de hielo / cubierta de hielo marino en cada continente, y representarían la culminación de 50 millones de años de evolución desde climas glaciales no bipolares hacia climas glaciales bipolares.

Los autores apoyan su hipótesis utilizando un modelo que acopla balance de energía y capa de hielo, que predice que la futura transición implicaría una gran expansión de la capa de hielo de Eurasia.

No sería la primera vez que se producen estas transiciones del clima en la historia de la Tierra. El avance de los hielos hace 33,6 millones de años, cerca de la frontera entre el Eoceno y el Oligoceno podría ser una de ellas (ver artículo Rapid Cenozoic glaciation of Antarctica induced by declining atmospheric CO2).


En las figuras se puede ver el volumen de hielo en el hemisferio norte y el nivel del mar, calculados según el modelo utilizado en el artículo. En la primera de ellas, podemos observar que, al haber separado la evolución del hielo en el hemisferio norte en dos, América del Norte y Eurasia, se puede ver que la capa de hielo de Norteamérica cruzó por primera vez el umbral de bifurcación hace 1,4 millones de años aproximadamente, durante un intervalo de baja excentricidad de la órbita terrestre. Este tipo de respuesta concuerda con una explicación de cómo comienza una glaciación: al ser América del Norte menos extensa que Eurasia, no se calienta tanto durante el verano.


Esta predicción está basada en un nivel relativamente constante de CO2, lo que nos puede hacer pensar que, para evitar la nueva glaciación, las civilizaciones futuras podrían controlar las concentraciones de gases de efecto invernadero para retrasarla.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El enfriamiento del hemisferio norte de la década de los 70

Las temperaturas de los océanos durante el siglo XX no han seguido una evolución uniforme. En el hemisferio sur, después de un enfriamiento a finales del XIX y principios del XX, el aumento de las temperaturas ha sido uniforme. En el hemisferio norte, en cambio, después del enfriamiento de finales del XIX y principios del XX, la evolución ha sido más irregular: un aumento hasta la década de los 40, una ligera disminución a mediados de siglo y un importante aumento a partir de los años 80.


La temperatura de los océanos del hemisferio norte bajó bruscamente de 0,3 ºC entre los años 1968 y 1972. Si bien un aumento de los aerosoles de sulfatos después de la segunda guerra mundial puede explicar el ligero enfriamiento de mediados de siglo en el hemisferio norte, esta causa no puede explicar este cambio brusco de temperatura.

Si ponemos en un gráfico la evolución de las anomalías de temperatura del océano del hemisferio norte y del hemisferio sur, así como la diferencia entre ambas, vemos claramente en esta última una discontinuidad importante, de más de 0,5 ºC, entre los años 1968 y 1972.

En el mapa se puede ver que esta disminución brusca de la temperatura se produjo en la mayor parte de los océanos del hemisferio norte, pero mayormente en el Atlántico noroeste.


En el artículo An abrupt drop in Northern Hemisphere sea surface temperature around 1970, publicado en setiembre del 2010, los autores sugieren como causa de este enfriamiento brusco fue una fusión a gran escala de hielo ártico en el Atlántico norte.

Probablemente esta fusión a gran escala de hielo ártico en el Atlántico norte sea la causa de la caída de temperatura en la península ibérica en la década de los 70, caída que rompe el aumento progresivo década a década, observada desde la década de los 60.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

El "enfriamiento" del océano de mediados del siglo XX

Si observamos la evolución de la temperatura del océano desde el año 1880 hasta la actualidad, resaltan una serie de discontinuidades bruscas que acontecieron a partir de agosto del año 1946, con un brusco descenso de 0,3 ºC en un período de seis meses, que se mantuvo durante seis años, seguido de dos bruscas subidas y bajadas durante los años siguientes, como se puede ver en la figura, realizada según los datos hadSST2.


En el artículo A large discontinuity in the mid-twentieth century in observed global-mean surface temperature, publicado en el año 2008, y cuyos autores son David W. J. Thompson, John J. Kennedy, John M. Wallace & Phil D. Jones se da una explicación a estas discontinuidades.

En el artículo se corrige la variación global media de las temperaturas con la contribución de los fenómenos ENSO (la oscilación de El Niño) y COWL (Cold Ocean / Warm Land - la advección invernal en las latitudes altas del hemisferio norte). En la figura siguiente se ve como queda la temperatura global corregida o residual.


Aplicando el mismo criterio a las temperaturas oceánicas se obtiene la figura siguiente, en donde las líneas verticales continuas coinciden con las fechas de erupciones volcánicas, de izquierda a derecha: Krakatoa, Santa María Agung, El Chichón y Pinatubo. La discontinuidad de las temperaturas al final del año 1945 es evidente en la curva sin corregir, pero en la curva corregida después de eliminar la contribución de ENSO y COWL, esta discontinuidad queda como la única discontinuidad prominente que no está relacionada con ningún fenómeno físico. La amplitud del escalón es importante, ya que las temperaturas cayeron de 0,3 ºC en los seis meses que siguieron al de agosto de 1945.

Una teoría decía que esta caída brusca de las temperaturas podía ser debida a las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki, pero se ha calculado que estas explosiones podían provocar un enfriamiento de menos de 0,03 ºC.

Además, si hubiera habido un forzamiento externo que explicara esta brusca caída de las temperaturas, debería de haber influido también en las temperaturas del aire sobre los continentes, pero no es el caso, como se puede ver en las curvas b de la figura siguiente, aún en el caso de la curva corregida o residual.


Para entender esta caída brusca de la temperatura oceánica, es importante observar que las observaciones de la temperatura terrestre y de la temperatura oceánica son fundamentalmente distintas. La red de estaciones en tierra es relativamente fija, y no tiene una tendencia a moverse mucho. Además, en una estación dada, los termómetros se calibran continuamente para dar unos datos bien calibrados. Los cambios en una estación dada que puedan tener una influencia sobre las medidas (por ejemplo, un cambio de emplazamiento), pueden corregirse.

Para los océanos, la situación es muy diferente. Hasta los años 70 del siglo pasado, las observaciones se hacían exclusivamente desde barcos. Después, se empezaron a usar boyas y, a partir de los años 80, se usaron satélites. Distintos barcos podían utilizar diferentes métodos de medida con el paso de los años, cada método teniendo su propio error. Algunas medidas se hacían bajando termómetros por el borde de los barcos, lo que tiende a medir temperaturas más bajas, debido al efecto de la evaporación una vez el termómetro salía del agua. Otras medidas se tomaban en la entrada del agua de refrigeración de los motores; estas medidas tenían una tendencia a medir temperaturas más altas, debido al calentamiento de la sala de máquinas. Cada país tenía un procedimiento para medir la temperatura oceánica. Vemos que durante la segunda guerra mundial hubo un número de medidas mucho menor que el habitual.

Los resultados de HadSST2 provienen de la versión reciente de la Oficina Meteorológica de Gran Bretaña, Hadley Centre. Como todas las series históricas de temperaturas oceánicas, los datos se derivan de la base de datos bruta (es decir, no corregida) de las observaciones marinas del ICOADS (International Comprehensive Ocean-Atmosphere Data Set). Estos datos están afectados, como ya hemos visto, por numerosos cambios en la instrumentación. Los datos HadSST2 han sido corregidos por lo que respecta al uso de termómetros no aislados en el siglo XIX y principios del XX, y del cambio de instrumentación producido cuando las barcos mercantes de los Estados Unidos cambiaron los termómetros no aislados por medidas en la sala de máquinas entre 1939 y el final de 1941. Estas correcciones se hicieron ajustando los datos de antes del 1941, por lo que son compatibles con los datos obtenidos durante el período de referencia (1961 - 1990). Se puede observar que hay una gran diferencia entre las temperaturas de ICAODS y las del HadSST2 antes del año 1941.


En agosto del año 1945 ocurrió otro cambio notable en las medidas de las temperaturas oceánicas. Entre enero del 1942 y agosto del 1945, el 80 % de las observaciones son de barcos de los Estados Unidos, y 5 % lo son de barcos ingleses. Entre finales del 1945 y el año 1949, sólo el 30 % de las observaciones son americanas, y aproximadamente el 50 % son inglesas. Este cambio del mes de agosto del 1945 es importante, ya que los barcos estadounidenses medían mayoritariamente la temperatura en la entrada de agua en la sala de máquinas, mientras que la mayoría de los barcos ingleses utilizaban el método del termómetro no aislado. En la figura se ha señalado el porcentaje de medidas de barcos americanos en azul, y el de medidas de barcos ingleses en rojo.

La conclusión de los autores del artículo es que la brusca bajada de la temperatura oceánica de 0,3 ºC en el año 1945 es, aparentemente, el resultado de desvíos instrumentales no corregidos.