domingo, 18 de enero de 2015

La temperatura global del año 2014



La NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) ha publicado las anomalías de temperatura medias globales del año 2014, que han sido de 0,69ºC para el global tierra + océano, de 1,00 ºC para la tierra y de 0,57 para el océano. Estas anomalías se calculan respecto de la media del siglo XX.

Según estos datos, la temperatura media global del año 2014 ha sido la más alta de las registradas desde el año 1880, superando las de los años 2005 y 2010, que fueron de 0,65ºC y la del año 1998, que fue de 0,63ºC.

La temperatura de la tierra ha sido la cuarta más elevada, después de las de los años 2007 (1,08ºC), 2010 (1,06ºC) y 2005 (1,04ºC).

La temperatura del océano del 2014 también ha sido la más alta desde 1880, seguida de la de los años 1998 y 2003 (0,52ºC).

Estos datos se contradicen con los de RSS, tomados por satélite, que ya publicamos anteriormente, que daban el año 2014 como el sexto más cálido.

jueves, 15 de enero de 2015

Las pequeñas erupciones volcánicas influyen en la pausa del calentamiento global


La pausa en el calentamiento global que ha ocurrido durante los últimos 15 años ha sido causada en parte por pequeñas erupciones volcánicas, según un estudio recientemente publicado, Total volcanic stratospheric aerosol optical depths and implications for globalclimate change

Se sabe desde hace tiempo que los volcanes enfrían la atmósfera debido al dióxido de azufre expulsado durante las erupciones. Las gotas de ácido sulfúrico que se forman cuando el gas se combina con el oxígeno en la atmósfera superior pueden persistir durante muchos meses, lo que refleja la luz del sol, con la consiguiente reducción de las temperaturas en la superficie y en la atmósfera inferior.

El estudio citado sugiere que las erupciones de principios del siglo XXI podrían explicar hasta un tercio de la reciente pausa en el calentamiento global. En la figura podemos ver como la concentración de aerosoles ha aumentado a la vez que se producía la pausa en el calentamiento global.


 El eje y es la profundidad óptica, que mide esencialmente la cantidad de aerosoles en la atmósfera (los valores más altos significan concentraciones de aerosoles de sulfatos superiores). Tanto los valores cercanos a los trópicos (izquierda) como un promedio de la mayor parte del globo (derecha) muestran aumentos graduales en los niveles de aerosoles desde el comienzo del siglo XXI. Esto se debe a muchas erupciones volcánicas pequeñas, mientras que los grandes saltos en la profundidad óptica se deben a erupciones grandes (representadas por las líneas verticales)

Este estudio identifica las señales climáticas causadas por la actividad volcánica reciente. Esta nueva investigación complementa un documento anterior publicado en noviembre, titulado Observed multi-variable signals of late 20th and early 21st century volcanic activity, basado en una combinación de mediciones terrestres, aéreas y de satélite, que indica que una serie de pequeñas erupciones volcánicas del siglo XXI desvían la radiación solar mucho más que lo estimado previamente.



El eje y es el coeficiente de correlación r, entre la cantidad de aerosoles en la atmósfera y diferentes variables. Este coeficiente puede tomar un valor entre -1 y 1. Un valor de 1 significa que dos variables aumentan y disminuyen en conjunto exactamente, una correlación perfecta. Un valor de -1 significa que se relacionan inversamente en perfecta sincronía: cuando una variable aumenta la otra variable disminuye.

La primera figura corresponde a las zonas tropicales, mientras que la segunda abarca la mayor parte del globo.


Se observan correlaciones negativas  importantes en los períodos 1987-1996 y 2002-2013 entre la concentración de aerosoles y todas las variables de interés (temperatura de la superficie del mar, vapor de agua, temperatura troposfera) mientras que para la precipitación la correlación negativa es menor. Estos períodos de tiempo coinciden con los años después de grandes erupciones volcánicas que están etiquetadas en la figura (Pinatubo, Tavurvur y Nabro). Estas correlaciones son estadísticamente significativas, y son un claro indicador de que las erupciones son en gran parte responsables de las disminuciones en la temperatura superficial del mar principalmente. 

El año más caluroso registrado es 1998. Después de eso, la pendiente de las temperaturas superficiales globales observadas durante el siglo XX prácticamente desapareció. Esta "pausa" ha recibido una considerable atención, a pesar de que el registro completo de temperatura de la superficie muestra muchos casos de desaceleración y aceleración en los ritmos de calentamiento.

Se habían sugerido previamente que factores como la debilidad de la actividad solar y el aumento de la absorción de calor por los océanos podrían ser responsables de la reciente pausa en los aumentos de temperatura. Desde el año 2011 se cree que un aumento en la actividad volcánica también podría estar implicado en la pausa del calentamiento.

Antes se creía que sólo erupciones muy grandes (en la escala de la enorme erupción en las Filipinas del Monte Pinatubo en el año 1991, que expulsó unos 20 millones de toneladas de azufre) eran capaces de afectar el clima global. Esta creencia se basaba en gran parte en simulaciones de modelos climáticos. Pero en estas simulaciones faltaba un componente importante de la actividad volcánica.

Este componente "faltante" del rompecabezas se ha encontrado en la intersección de dos capas de la atmósfera, la estratosfera y la troposfera. La troposfera es la capa más baja de la atmósfera, donde se desarrolla todo el tiempo atmosférico.

Esta intersección entre la estratosfera y la troposfera se encuentran entre 10 y 15 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Las mediciones por satélite de las gotitas de ácido sulfúrico y los aerosoles producidos por erupciones volcánicas están restringidas generalmente a una altura por encima de 15 kilómetros. Por debajo de 15 km, los cirros pueden interferir con las mediciones por satélite de los aerosoles. Esto significa que hacia los polos, donde la baja estratosfera puede alcanzar hasta 10 km, las mediciones satélite se pierden una parte significativa de la carga total de aerosoles volcánicos.

Para solucionar este problema, el estudio citado combina observaciones realizadas desde la superficie, desde el aire y mediante los instrumentos basados en el espacio, lo que permite una observación mejor de los aerosoles que se hallan en la parte inferior de la estratosfera. Utilizaron estas estimaciones mejoradas del total de los aerosoles volcánicos en un modelo climático simple, y estimaron que los volcanes pueden haber causado el enfriamiento de 0,05 a 0,12ºC desde 2000.

El segundo estudio citado muestra que las señales de las erupciones de finales del siglo XX y principios del XXI pueden ser identificadas positivamente en la temperatura y la humedad atmosféricas, así como en la radiación solar reflejada en la parte superior de la atmósfera. Un paso vital en la detección de estas señales volcánicas ha sido la eliminación de la "ruido climático" causado por El Niño y La Niña.

El hecho de que las “firmas” volcánicas son evidentes en múltiples variables climáticas medidas independientemente realmente apoya la idea de que están influyendo en el clima a pesar de su tamaño moderado, lo que lleva a la conclusión de que si queremos modelizar con precisión el reciente cambio climático, no podemos descuidar la capacidad que tienen estas erupciones menores para reflejar la luz del sol lejos de la Tierra.

miércoles, 7 de enero de 2015

Los bosques tropicales absorben más CO2 del que se creía


Una nueva investigación de la Jet Propulsion Laboratory, titulado Effect of increasing CO2 on the terrestrial carbon cycle llega a la conclusión que los bosques más cercanos al ecuador están absorbiendo mucho más CO2 que los bosques boreales del hemisferio norte. Estos resultados ponen de relieve una razón más para mejorar la protección contra la deforestación y sugieren que los bosques tropicales podrían retrasar significativamente los cambios climáticos debido al calentamiento global si trabajamos para conservarlos.

El ciclo del carbono no solo juega un papel importante en la determinación del futuro cambio climático, sino que también aporta una gran cantidad de incertidumbre debido a nuestra falta de comprensión de cómo operan sus sistemas de retroalimentación. El ciclo terrestre consta de carbono emitido a la atmósfera por la respiración de los animales y plantas, las emisiones industriales, etc., y por la absorción terrestre del CO2 atmosférico, en gran parte debido a la fotosíntesis en las plantas, que requiere CO2. Esta fotosíntesis conduce en teoría a una retroalimentación negativa sobre el cambio climático, ya que el aumento de CO2 en la atmósfera conduce a cambios en los estomas y las enzimas de las plantas que permiten que éstas puedan absorber más CO2.

Se sabe que las tasas de fotosíntesis aumentan con más CO2 en la atmósfera, y esta tasa aumenta a un grado mayor en los climas más cálidos. Así los trópicos deben ser muy importantes para este sistema de retroalimentación negativa.

Sin embargo, el aumento del CO2 atmosférico también conduce a temperaturas más altas y las regiones más secas posiblemente sean más susceptibles a los incendios forestales, lo que lleva a la pérdida de bosques y la disminución de absorción terrestre, una retroalimentación positiva que puede conducir a aumentar el CO2 de la atmósfera.

Por lo tanto, la comprensión del equilibrio de estos dos bucles de retroalimentación, uno negativo y uno positivo, es fundamental para crear modelos precisos para el futuro cambio climático. Algunos trabajos teóricos anteriores han sugerido que los bosques tropicales deben ser un gran sumidero de CO2, pero los estudios experimentales realizados hasta ahora no han apoyado esta conclusión.

Para entender el papel de los bosques tropicales de absorción terrestre, los autores han combinado los datos sobre los niveles de CO2 en la atmósfera  y los datos experimentales disponibles de la biosfera.

El mayor problema para cuantificar el papel de los bosques tropicales en la captación de CO2 es el enorme grado de incertidumbre en muchas predicciones teóricas. Los autores del estudio citado atribuyen esta incertidumbre a enormes flujos en el uso del suelo, dando lugar a grandes aumentos y disminuciones de la cantidad de bosque que se han producido durante los mismos años en que se ha medido la absorción terrestre. Por lo tanto, es muy difícil extraer exactamente de los datos si los bosques tropicales están absorbiendo más CO2 al aumentar su concentración en la atmósfera, o si el uso del suelo es el efecto dominante.

Debido a que muchos de estos estudios teóricos últimos incluían resultados con altos grados de incertidumbre, los autores escogieron solo los modelos que parecían reproducir mejor las medidas experimentales. Este método proporciona un método más riguroso para elegir los modelos que convergen con los hallazgos experimentales y así poder reducir la incertidumbre observadas en estudios teóricos anteriores.




El resultado principal se muestra en la figura. El efecto del CO2, en negro, cuantifica la cantidad de aumentos de captación con el aumento de CO2, y la producción primaria bruta (GPP, gross primary production)), en rojo, mide la cantidad de biomasa. Un GPP grande básicamente indica más bosque. Ambos se representan gráficamente como una función de la latitud (eje x) para determinar dónde es mayor la captación de CO2 en el planeta.

El gráfico muestra dos puntos principales.

ú       En primer lugar, el efecto del CO2 en la absorción terrestre está dominado por los bosques tropicales situados cerca del ecuador en latitudes cercanas a cero. También hay un pico menor en el hemisferio norte, en torno a 50º de latitud, que corresponde a los bosques boreales que se extienden por grandes extensiones de tierra en Canadá y Siberia.

ú       En segundo lugar, hay una fuerte correlación entre la forma del efecto de CO2 en GPP negro y en rojo, lo que indica que el efecto CO2 es más fuerte en las regiones con más bosque. Esta correlación es importante, ya que sugiere que los bosques aumentan la absorción de CO2 debido al aumento de las tasas de fotosíntesis cuando hay más CO2 en la atmósfera (aunque correlación no quiere decir causalidad)

Esta es la primera evidencia clara de los modelos teóricos respaldados por medidas experimentales que los bosques tropicales juegan un papel muy importante en la absorción terrestre, mucho mayor de la que se creía anteriormente. Se creía que os bosques boreales eran el principal factor de absorción, y aunque en este nuevo estudio los datos muestran que desempeñan un papel, es muy probable que los bosques tropicales sean más importantes. Esto era de esperar de los conocimientos básicos que indican que las tasas fotosintéticas aumentan en climas más cálidos, dando lugar a más absorción de CO2, pero nunca antes se ha demostrado de modo tan claro como en este estudio.

Los autores predicen que alrededor del 30% de todas las emisiones antropogénicas de CO2 es absorbido por los bosques. Estos nuevos resultados muestran la importancia de los bosques tropicales son para continuar con la captación de todo este CO2. La continua deforestación dará lugar a menos absorción de CO2, por lo que las políticas de conservación en los trópicos que dejan la mayor parte de la selva intacta, si tienen éxito, podrían proporcionarnos un valioso sumidero de CO2 y posiblemente retrasar los cambios del calentamiento global, lo que nos daría más tiempo para adaptarse, preparar y desarrollar las fuentes energía sin emisión de carbono.

domingo, 4 de enero de 2015

La temperatura global del año 2014


Los primeros datos de la temperatura global del año 2014 los ha dado RSS (Remote Sensing Systems) que mide por satélite  la temperatura atmosférica entre las latitudes 80N y 80S.

La anomalía de temperatura media global del año 2004 ha sido de 0,26ºC, lo que le sitúa como el sexto año más cálido desde que se efectúan estas medidas.