jueves, 29 de noviembre de 2012

La causa de los fríos inviernos centroeuropeos puede ser la actividad solar


Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que el ciclo de 11 años del Sol influye en el clima de ciertas regiones de la Tierra. Sin embargo, los registros de temperaturas no se remontan lo suficiente lejos para poder confirmarlo. Una herramienta para determinar los inviernos muy fríos en Europa es seguir la congelación de río más grande de Alemania, el Rin, de lo que se tienen datos desde hace muchos años. Además, es un dato que se puede medir muy fácilmente.

Esto es lo que han hecho los autores del artículo Solar influence on winter severity in central Europe, que han podido determinar los 14 episodios de congelación del Rin desde el año 1780, que podemos ver en la siguiente tabla.


Superponiendo estas fechas con la curva que da el número de manchas solares, se observa que 10 de estos 14 episodios de congelación del Rin tuvieron lugar en los períodos de menor actividad solar. Utilizando métodos estadísticos, los autores han calculado que hay un 99 % de probabilidades que los episodios de congelación del Rin estén correlacionados.

Cuando el número de manchas solares es bajo, el Sol emite menos radiación ultravioleta. Menos radiación significa un menor calentamiento de la atmósfera terrestre, lo que provoca un cambio en los patrones de circulación de los dos niveles más bajos de la atmósfera, la troposfera y la estratosfera. Estos cambios conducen a fenómenos climáticos como la Oscilación del Atlántico Norte, un patrón de variaciones de presión atmosférica que influye en los patrones de viento en el Atlántico Norte y el comportamiento del clima en las regiones de Europa y sus alrededores.

Debido a este efecto indirecto, el ciclo solar no afecta a las temperaturas medias, pero conduce a anomalías de temperatura regionales. Este cambio en la circulación atmosférica conduce al enfriamiento de algunas partes de la Europa central, pero conduce también al calentamiento de otros países europeos, como Islandia. Por lo tanto, la disminución del número de manchas solares no necesariamente enfría el planeta entero, su efecto de enfriamiento es más localizado.

En 2010 y 2011, los inviernos europeos fueron tan fríos que se dio lugar a mínimos récord para el mes de noviembre en ciertos países, coincidiendo también con un mínimo en las manchas solares.

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