jueves, 5 de julio de 2012

La velocidad de condensación de las nubes es mucho menor de lo que se creía


Investigadores de la Universidad de Bristol han demostrado que la velocidad de condensación del agua en las partículas de aerosoles orgánicos en la atmósfera puede ser muy lenta, pudiendo tardar una partícula muchas horas para cambiar de tamaño. Esto podría tener consecuencias significativas para la comprensión de cómo se forman las nubes, afectando al clima.

La influencia de los aerosoles (pequeñas partículas de menos de 1 micrómetro de diámetro) y las nubes (gotitas de líquido de 1 a 1000 micrómetros de diámetro) representa una de las mayores incertidumbres en nuestra comprensión de las tendencias del clima mundial pasado y para predecir el cambio climático en el futuro, como lo reconoce el informe de 2007 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Uno de las más importantes incógnitas es la rapidez con que el vapor agua puede condensarse sobre las pequeñas partículas de aerosol para crecer y convertirse en gotas de las nubes, influyendo en el albedo de las nubes (reflectividad) y en su duración de la vida (precipitación).

En un estudio publicado hace unos días, Comparing the mechanism of water condensation and evaporation in glassy aerosol, el profesor Jonathan Reid, de la Universidad de Bristol y sus colegas muestran que la tasa de crecimiento de las gotitas de nubes puede ser fuertemente dependiente de la composición de los aerosoles.

Para las partículas de aerosol que tienen alta viscosidad (lo que equivale a decir que se comportan como una melaza o hasta como un asfalto), la evaporación y la condensación del agua pueden ser muy lentas, llegando a tardar muchas horas.

Para las partículas que son mucho menos viscosas (más como aceite de oliva o incluso como el agua), la evaporación y la condensación puede ser muy rápidas: menos de 1 segundo.

Los modelos atmosféricos generalmente asumen que las partículas de aerosol están en equilibrio con la fase de gas circundante, lo que, según este estudio, dista mucho ser cierto.

A pesar de no proporcionar todas las respuestas, este estudio nos ayuda a comprender mejor las incógnitas que persisten y, lo que es más importante, demuestra que una mejor comprensión de la velocidad a la que el agua se condensa sobre las partículas en la atmósfera es crucial para la comprensión de las nubes. Y una comprensión de las nubes es crucial para la comprensión de cómo va a responder el clima al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero.

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