lunes, 18 de julio de 2011

Los próximos ciclos solares tendrán una actividad débil

Foto del sol durante el mínimo de 2006 y el máximo de 2001

Cuando el ciclo solar número 24 está creciendo en actividad hacia su máximo, tres nuevos estudios del interior del sol, de su superficie visible y de la corona, indican que el próximo ciclo, el 25, tendrá una actividad muy reducida o no tendrá ninguna actividad. Estos estudios se han presentado en la reunión del pasado junio de la Solar Physics Division de la American Astronomical Society.

Uno de los descubrimientos recientes es que un viento zonal (corriente de chorro) fluye en el interior del sol, en dirección este – oeste, que comienza en las latitudes medias y va moviéndose hacia el ecuador. La latitud de esta corriente de chorro marca la formación de manchas solares de cada ciclo, y predijo correctamente el retraso del ciclo 24.

El diagrama tipo mariposa de la figura presenta la posición de las manchas solares de los 12 últimos ciclos. Las manchas solares muestran una clara tendencia, que es la de ir de latitudes altas hacia latitudes más bajas a lo largo de cada ciclo. Las latitudes “activas” se asocian con flujos zonales móviles que varían durante el ciclo.

El flujo zonal del ciclo 25 ya debería haber comenzado, pero por el momento no se observa ninguna señal. Esto indica que el ciclo solar 25 puede atrasarse hasta 2021 o 2022, o bien que no haya ningún ciclo 25.

Por otra parte, se observa una tendencia de largo plazo al debilitamiento de la intensidad magnética de las manchas solares, lo que permite predecir que durante el ciclo 25 se producirán pocas manchas, si es que se produce alguna. Las manchas solares se forman cuando intensos flujos magnéticos surgen del interior que impiden que los gases fríos recirculen hacia el interior. Las manchas solares típicas el magnetismo tiene un valor de 2.500 a 3.500 gauss (el campo magnético terrestre es menos de 1 gauss en la superficie). El campo magnético debe alcanzar al menos 1.500 gauss para formar una mancha.

Con datos de más de 13 años, se ha observado que el campo magnético promedio ha decrecido alrededor de 50 gauss por año durante el ciclo 23 y sigue la misma tendencia durante el ciclo 24. También se ha observado que las temperaturas de las manchas han aumentado, exactamente como se esperaba debido a estos cambios en el campo magnético. Si esta tendencia continua, el campo magnético llegará a alcanzar el umbral de los 1.500 gauss, y las manchas solares prácticamente desaparecerán, al no ser capaz el campo magnético de contrarrestar las fuerzas convectivos de la superficie solar.

Las corrientes de chorro bajo la superficie solar, al variar de latitud con el tiempo, muestran esta sorprendente disminución del mecanismo del ciclo solar. Actualmente, las corrientes de chorro se forman a unos 50 grados de latitud (como en 1999, como se puede ver en la figura), y están asociados con el siguiente ciclo solar de 11 años más tarde. Las corrientes de chorro asociadas al futuro máximo solar de 2018-2010 se esperaban hacia 2008, pero por ahora no están presentes, lo que indica un retraso del ciclo 25.

Por otra parte, se ha observado una ralentización de la “carrera hacia los polos”, un rápido movimiento hacia los polos de la actividad magnética de la corona solar. Observaciones de los últimos 40 años. En un movimiento bien conocido, la nueva actividad solar emerge primero a unos 70 grados de latitud al principio del ciclo, y luego se mueve hacia el ecuador en el transcurso del ciclo. A la vez, el nuevo campo magnético empuja al del ciclo anterior hacia una latitud de 85 grados. El ciclo 24 empezó tarde y se desarrolló lentamente, y puede no tener la fuerza suficiente para empujar el “viejo” hacia los polos, lo que indica que veremos un máximo muy débil en 2013. Si este movimiento hacia los polos no se completa, el campo magnético del ciclo 23 no desaparecerá completamente de las regiones polares. Nadie sabe como se comportará el sol en este caso.

Estas tres líneas de investigación apuntan hacia una larga disminución de la actividad solar, con su correspondiente influencia sobre el clima de la tierra.

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