jueves, 3 de marzo de 2011

Redes inteligentes

Ahora que el españolito medio, guiado por su gobierno, acaba de descubrir que hay que ahorrar energía, que es cada vez más cara, puede ser un buen momento para hablar de las redes inteligentes. Las redes inteligentes son esta cosa que todos los partidos políticos dicen en sus programas que van a proponer, pero que poca gente sabe en qué consisten y menos todavía para qué sirven.

Contador inteligente Siemens instalado en Austria

Como primera providencia, al usuario le instalan un contador inteligente. Este contador consiste en un aparato que no sólo mide el consumo de electricidad, sino que también abarca la cadena de suministro de energía, desde la planta de energía hasta el consumidor, mediante una comunicación a través de la red eléctrica. Se va a introducir una nueva tarifa eléctrica que permita a los clientes con un contador inteligente pagar tasas variables en diferentes momentos del día. La electricidad será más barata, por ejemplo, por la noche o por la mañana, y más cara en los momentos de máxima demanda. Los clientes que programen sus aparatos en consecuencia deberían terminarán con una factura menor (un ejemplo de contador un poco inteligente lo tenemos en los que permiten tener la tarifa nocturna). Se puede ver la cantidad de energía que se consume y en qué momento del día se ha consumido, por lo que se es capaz de programar este consumo para reducir al máximo la factura. Para ello es necesario que la compañía eléctrica informe de los horarios de las diferentes tarifas, que podrían variar en función de la carga del sistema eléctrico.

En general el consumo de energía va en aumento, las energías renovables más fluctuantes se integran en la red y las redes son cada vez más vetustas. No hay más alternativa que la modernización de las redes existentes y hacerlas más inteligentes.

Las compañías eléctricas también pueden beneficiarse de las redes inteligentes. Al desviar parte del consumo fuera del momento de máxima demanda, pueden ahorrar bastante dinero ya que no tienen que comprar tanta potencia pico, que es la más cara. La red eléctrica también se beneficia utilizando la infraestructura de las redes inteligentes, ya que puede gestionar de manera inteligente la demanda y la oferta para que los cortes sean menos probables. Por otra parte, las compañías no necesitan enviar a sus empleados para conectar y desconectar la energía eléctrica a una vivienda, o para proceder a la lectura del contador. La inversión en los contadores inteligentes podría ser amortizada en 12 años. Es realmente una situación en la que todos ganan.

También gana el fabricante de equipos. En el período de cinco años desde 2010 hasta 2014, el sector mundial de redes inteligentes, que incluye las líneas de energía inteligente y la tecnología de transformadores y sensores, será un mercado de 100.000 millones de euros.

Pero no todo son ventajas. Cuando la red de comunicación inteligente comience a atascarse con los datos de consumo en tiempo real yendo y viniendo, alguien tendrá que establecer nuevos cables de banda ancha y actualizar la red de transmisión de datos. Para los consumidores estas inversiones podrían dar lugar a facturas más altas. Lo que se ahorre en el consumo de energía, se podría tener que pagar como tarifas más altos en la red de transmisión.

Los organismos de protección al consumidor y otros están preocupados por la gran cantidad de información que los hogares se verán obligados a compartir con los servicios públicos. En la mayoría de países todavía hay mucha incertidumbre sobre cómo estos datos deben ser regulados y cómo se puede proteger la privacidad de los consumidores.

Los críticos también están preocupados de que una red inteligente pueda desembocar en mandatos medioambientales que interfieran con la libertad de elección del consumidor. Por ejemplo, las personas pueden ser más o menos obligadas a lavar la ropa a las 3 de la mañana o enfrentarse a tarifas energéticas disuasivas. Pero esto dependerá de la estructura del consumo de cada cual: en zonas frías con calefacción eléctrica, la calefacción y el agua caliente representan el 80 % del consumo eléctrico del hogar, mientras que lavadora y lavavajillas sólo representan un 8 %. Con una red inteligente, este tipo de consumidores puede reducir su factura sin pasar frío ni dejar de tener agua caliente.

Por otra parte, en el futuro, las redes inteligentes podrán poner en marcha automáticamente a los electrodomésticos inteligentes, así como gestionar la carga de los automóviles eléctricos, para minimizar el importe de la factura. Para los que tengan paneles solares fotovoltaicos en el tejado, la red inteligente les permitirá vender esta energía a la red cuando el precio sea elevado, y consumirla en los períodos en que es precio sea bajo.

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