miércoles, 13 de noviembre de 2024

Las inundaciones de Valencia (2)

Que existen inundaciones desastrosas en la zona de Valencia, como en toda la costa Mediterránea, es bien conocido. En la figura vemos una imagen de las inundaciones de hace 180 años, a principios de noviembre de 1864. Nada nuevo, pues. Se imponían políticas prudentes para evitar catástrofes. Una de ellas era no construir en zonas inundables.


A pesar de saberlo, en estos últimos 60 años se ha permitido construir en zonas inundables. Lo vemos en las fotos aéreas de los años 1957 y del año 2021, así como en el mapa donde se señalan las construcciones hechas en cada década en estas zonas y un gráfico con el número de casas construidas cada año, donde podemos ver que en década 2000-2010 se construyó una enormidad, así como en el periodo 1965-1980, en la época franquista y al principio de la democracia.






La irresponsabilidad fue inmensa. Podríamos recordar que en la Comunidad Valenciana, de 1985 a 1999 gobernó el socialista Joan Lerma, y ​​que de 1999 a 2015 los sucesivos presidentes fueron todos del Partido Popular (Eduardo Zaplana, José Luis Olivas, Francisco Camps y Alberto Fabra). La correlación entre el partido gobernante y el número de casas construidas en zona inundable es evidente. Y la de los presidentes imputados por corrupción, también. La corrupción y la irresponsabilidad, en este caso, han ido juntas.

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Las inundaciones de Valencia

 


El pasado 31 de octubre el diario Le Monde publicaba una entrevista a un geólogo español sobre lo ocurrido en Valencia. La reproduzco.


“El aumento de las temperaturas del mar Mediterráneo y la urbanización generalizada de las zonas inundables de la Comunitat Valenciana explican la magnitud de los daños causados ​​por el episodio de “gota fría” o DANA registrado en la Comunitat Valenciana el martes 29 de octubre , según Antonio Aretxabala, doctor en geología de la Universidad de Zaragoza y experto en catástrofes naturales.

Las lluvias torrenciales y las inundaciones no son nada nuevo en el sudeste español, pero parecen cada vez más destructivas.

La temperatura del mar Mediterráneo sigue aumentando debido al calentamiento global. Este verano volvió a batir récords. Por tanto, la atmósfera es más cálida y está llena de vapor de agua. Cuando el viento del Levante, procedente del Mediterráneo, cálido y húmedo, se encuentra con una depresión aislada de aire frío procedente de gran altura, una lengua de aire frío procedente del Polo Norte, como ocurrió el martes, llama DANA o “gota fría”, esto provoca lluvias torrenciales. Un fenómeno meteorológico más extremo, puesto que el aire se carga con millones de toneladas de agua debido al aumento de las temperaturas. Así, en las inmediaciones de Valencia, durante más de ocho horas, cayeron cerca de 500 litros por metro cuadrado, lo que le hace excepcional por su intensidad. Esto corresponde a un año de lluvias normales en el noreste de España

Francia y Europa central también han experimentado importantes inundaciones en las últimas semanas. ¿Estamos hablando del mismo fenómeno?

En todos estos casos, el calentamiento del Mediterráneo es dinamita. Cuanto más aumentan las temperaturas, más vapor de agua se llena la atmósfera. Y cuanto menor es la diferencia de energía entre Polo Norte y Ecuador, más corrientes de aire frío tienden a separarse, pasear, ondularse y llegar cada vez más al sur. Estos fenómenos meteorológicos extremos seguirán aumentando porque estamos viviendo las consecuencias reales del cambio climático.

Asimismo, venimos de una situación de grave sequía prolongada en la ribera mediterránea española. ¿Existe un vínculo entre estos dos fenómenos?

De la misma forma que las lenguas de aire frío se mueven cada vez más al sur, las masas de aire cálido se mueven cada vez más al norte. Con el cambio climático, cada vez existen más episodios extremos: las sequías son más largas, las precipitaciones son más violentas. Es una especie de caos climático y esto no es ninguna sorpresa. Los científicos llevamos 30 años dando la alarma.

Los daños en Valencia son especialmente graves. ¿Cómo lo explicas?

España es el país con más presas en relación a la superficie. Esto creó una falsa sensación de seguridad, en torno a la idea de que podríamos controlar las inundaciones, absorber el exceso de lluvia y verterlo gradualmente en los canales de descarga, sin riesgo. Desde los años 50 y 60 construimos en zonas inundables, muy cercanas a los ríos, y volcamos hormigón en todas direcciones, lo que provocó la pérdida de permeabilidad del suelo. En la región de Valencia, en particular, las llanuras aluviales han sido muy urbanizadas. Con todo esto, presas y ramblas (canales naturales de evacuación de cursos de agua) no son suficientes para hacer frente a caudales como lo visto estos días.

En su opinión, ¿es probable que este tipo de episodios se repitan?

Sí. De hecho, sólo hay una solución, la retirada estratégica: compensar a las personas que viven en estas zonas inundables y encontrarles alojamiento en otro sitio, para corregir los errores que cometimos en el pasado. No se trata de pensar que hemos perdido la guerra contra la naturaleza, como algunos la presentan, sino de buscar una forma de vivir en simbiosis con ella. Esto requiere tiempo y dinero, pero si no queremos seguir perdiendo vidas y gastando millones de euros sin parar en reconstruir lo destruido, no hay otra solución...”


Si resumimos esta conversación, las causas de lo ocurrido son:

1. El mar Medierráneo se ha calentado, aumentando la evaporación y, por tanto, la cantidad de agua en la atmósfera.

2. El calentamiento del Artic hace que la diferencia de la energía entre el polo norte y el ecuador disminuya, lo que favorece que el aire frío se mueva más fácilmente hacia el sur. Inversamente, el aire caliente también se promoverá más fácilmente hacia el norte, provocando sequías más largas y más frecuentes. Así pues, estas gotas frías, que siempre han existido, son cada vez más frecuentes.

3. Se ha construido en zonas inundables y, en consecuencia, los daños, tanto materiales como personales, son muy elevados.

¿Solución? No reconstruir nada en las zonas inundables. Es una solución radical, pero la única efectiva y, a la larga, la más económica.

El problema es que volverán a reconstruir allí mismo donde ha habido las desgracias, y dentro de un tiempo, volverá a ocurrir lo mismo. Los intereses económicos de algunos son los que mandan, gobierne quien gobierne.



martes, 3 de septiembre de 2024

La temperatura del mar

Un motivo de preocupación importante es el aumento de la temperatura del mar, que, si nos fijamos en el gráfico, ha aumentado mucho desde principios del pasado año, batiendo todos los récords desde que se tienen medidas por satélite, es decir, desde el año 1981. Esto indica que el mar está acumulando energía a un ritmo rápido, y esta energía solo tiene una vía de salida, que es en forma de tormentas, que serán cada vez más violentas.




Ahora que el episodio de El Niño ha terminado, parece que desde julio esta temperatura está por debajo de la del mismo mes del año pasado, pero todavía muy superior a las de serie histórica. Como consecuencia, se ha visto por todo el mundo lluvias torrenciales y las consecuentes riadas y en ocasiones deslizamientos que han arrasado poblaciones en lugares nada habituados a este tipo de eventos. Ningún continente se salva de este tipo de anomalías, que van de China a Pakistán, de Sudán a Marruecos, de Italia a España, de Francia a Polonia, de México a EE.UU., de Argentina a Chile... Japón acaba de recibir la visita del tifón Shashan, que descargó en algunas zonas hasta 1000 litros por metro cuadrado y causó numerosos estragos. El desierto del Sáhara, una de las regiones más áridas del planeta, podría experimentar durante las próximas dos semanas un período de lluvias intensas que podría hacer caer en semanas el equivalente a años de lluvia en algunas zonas del desierto. Todo esto es completamente inaudito. Por más que algunos se empeñen en argumentar lo contrario, la Crisis Climática está tomando cada vez más fuerza.





Si miramos lo que está pasando en el Mediterráneo, este aplastamiento es tanto o más importante que el calentamiento global del mar. Desde hace un par de años, la temperatura media anual del Mediterráneo ha subido hasta 21ºC, un par de grados más que hace 40 años. En agosto, la temperatura llega a subir hasta los 28ºC, algo nunca visto desde que se tienen registros fiables, también desde el año 1981.


La conclusión es que sólo es cuestión de tiempo que una tormenta de gran magnitud cause estragos en alguna ciudad española. Ni nadie habla ni estamos preparados ni tenemos la menor intención de prepararnos.

domingo, 23 de junio de 2024

El ciclo solar número 25

El Ciclo solar 24 fue el vigésimo cuarto ciclo solar desde 1755, cuando comenzó el registro sistemático de la actividad de manchas solares. Es el ciclo solar completado más reciente. Comenzó en enero de 2008 y culminó en diciembre de 2019.

El Ciclo solar 25 es el ciclo solar en el que nos encontramos y comenzó oficialmente en diciembre de 2019.​ Se espera que el máximo sea dentro de un año, en julio del 2025, y que finalice en el año 2029 o 2030. Actualmente estamos en la fase ascendente, y nos estamos acercando al máximo del ciclo.

Si observamos el número de manchas, podemos ver que ambos ciclos presentan menos manchas que los tres ciclos anteriores.


En cuanto a la radiación solar, el ciclo actual empezó con 1.161,3 W/m2, y actualmente se encuentra en 1.162,5 W/m2. Una variación que puede parecer menor, pero que, si se mantuviera en el mínimo durante varios ciclos, podría modificar el clima global.



 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Extensión del hielo marino ártico

El pasado 16 de septiembre, la extensión del hielo marítimo ártico alcanzó su mínimo, con 4,65 millones de km2.


La tendencia general del hielo ártico desde que empezaron las medidas por satélite, en 1979, es a perder cada año casi 58.000 km2. La tendencia de los mínimos es también negativa (-79.200 km2/año).


La curva diaria de este año sigue casi de forma milimétrica las de la década 2010-2019 y del año 2021. En 2020 destacó por ser un año con muy poco hielo ártico.



No vamos bien

En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, está claro que no vamos bien, ya que las previsiones de las emisiones de CO2 para el 2022 han vuelto a aumentar. Según Global Carbon Budget, las emisiones totales de CO2 previstas para este año serán de 40.600 millones de toneladas, prácticamente el mismo nivel que las del año 2020, que, por ahora, tiene el récord con 40.900 millones de toneladas. Como comparación, durante la década 2001-2010 se emitieron anualmente 34.200 millones de toneladas de CO2.


La mayor parte de estas emisiones (92 %) se deben a la combustión de combustibles fósiles. El resto se debe al cambio de uso de la tierra (por ejemplo, urbanizar zonas verdes que antes contribuían a absorber parte del CO2 atmosférico) ya la carbonatación que se produce en la industria del cemento.

Debemos notar que en 2020 hubo una disminución de las emisiones debida a la baja de actividad económica provocada por la pandemia, y que en 2010 también hubo otra debido a la crisis económica. 

En cuanto a las emisiones per cápita, se ha producido una disminución en los últimos años, pero esta disminución ha sido compensada por el aumento de la población mundial. Durante la década 2001-2010 estas emisiones fueron menores: 4,5 toneladas de CO2 por habitante.

 


Los países que emitieron más CO2 en 2021 fueron:

1) China, con 11.500 millones de toneladas, un 28,5% del total, en aumento. En la década 2001-2010 sus emisiones fueron de 6.123 millones de toneladas anuales.

2) Estados Unidos, que emitió 5.000 millones de toneladas, un 12,4% del total. Sus emisiones disminuyen. En la década 2002-2010 sus emisiones fueron de 5.941 millones de toneladas anuales. 

3) La Europa de los 27, con 2.800 millones de toneladas, un 6,9% del total, en disminución. Durante los años 2001-2010 las emisiones anuales fueron de 3.640 millones de toneladas.

4) La India, con 2.700 millones de toneladas, un 6,7% del total, aumentando. Las emisiones anuales de la década 2001-2010 fueron de 1.275 millones de toneladas.

5) Rusia, con 1.800 millones de toneladas, un 4,4% del total, estable n los últimos años. Durante la década de 2001-2010 emitió 1.570 millones de toneladas anuales.

6) Japón, con 1.100millones de toneladas, un 2,7% del total, con una ligera disminución. En los años 2002-2010 sus emisiones fueron de 1.257 millones de toneladas anuales.


Estas zonas económicas representaron, en 2021, el 62% del total de las misiones de CO2

Vemos que los países más desarrollados (Europa, Estados Unidos, Japón) han disminuido sus emisiones, mientras que los países en vías de desarrollo, principalmente China e India, as han aumentado. Esto se debe a que muchas de las industrias y actividades económicas productoras de gases efecto invernadero se han trasladado a otras zonas, principalmente China, India y otros países asiáticos. Si se corrigiese esta producción bruta por otra que tuviera en cuenta el consumo de productos que, para fabricarlos, han emitido CO2, probablemente los resultados serían muy diferentes: más CO2 en estas zonas y menos en los países productores.

En cuanto a España, las emisiones de CO2 del año 2021 fueron de 234 millones de toneladas, en neta disminución respecto de la década 2001-2010, en que fueron de 336 millones de toneladas anuales.

En definitiva, no lo estamos haciendo bien. Si seguimos así (y no cabe duda de que seguiremos más o menos igual, por mucho que se hable del coche eléctrico, de las energías limpias o del hidrógeno) nuestros hijos lo tendrán crudo.

lunes, 23 de mayo de 2022

Las temperaturas y precipitaciones en la España peninsular

Según los datos más recientes publicados por AEMET (Agencia Española de Meteorología), la temperatura media anual en la España peninsular ha ido aumentando estos últimos 60 años a una cadencia de + 0,21ºC por década. Es decir, en 60 años ha aumentado del orden de 1,2ºC. 

Por lo que respecta a las precipitaciones, han ido disminuyendo a una cadencia de 13 l/m2 por década. Así, en los últimos 60 años las precipitaciones han disminuido del orden de 100 l/m2. Teniendo en cuenta que la precipitación media de estos últimos 60 años ha sido de unos 650 l/m2, podemos decir que la caída ha sido del 15%.

La cosa se está poniendo complicada.