Roy Spencer sostiene desde hace tiempo que buena
parte del calentamiento global observado en los
últimos 50 a
ños es un fen
ómeno natural, fundamentalmente debido a la variaci
ón de la capa
de nubes. Tambi
én es
conocido por haber creado un
modelo simple del clima, que cualquiera puede descargarse
en su ordenador, que permite hacer simulaciones.
En este artículo se utiliza este programa para hacer varias
simulaciones. En la primera se usan los forzamientos radiativos utilizados por
el IPCC, con la suposición de que son los únicos forzamientos que han causado el calentamiento
desde los años
50: se ha hecho funcionar el modelo con miles de sensibilidad climática y de
mezcla oceánica
para aproximarse lo más posible a la curva real de temperatura media de
los océanos,
y se obtiene una sensibilidad del clima de 2,2 ºC al doblar la
concentración de
CO2, algo parecido a lo que obtienen los modelos del IPCC. Esta simulación sirve para comprobar
que el modelo da respuestas parecidas a los modelos de mayor complejidad.
En una segunda simulación, se añade el efecto
de El Niño – La Niña (tomando el
Multivariate Enso Index, MEI), como un cambio en la mezcla oceánica
solamente: básicamente,
se calientan en el modelo proporcionalmente al valor del MEI los 100 metros superiores del
océano
y se enfría la
capa entre 100 y 200 m
si el índice
es positivo (El Niño), y se hace lo contrario si el índice es
negativo (La Niña).
En esta segunda simulación, la sensibilidad climática se reduce
a 2,0 ºC.
Finalmente, en la tercera simulación se utiliza
El Niño – La Niña como forzamiento
radiativo, es decir, como un parámetro de retroalimentación que
determina cuanta energía se pierde en el espacio como consecuencia del
calentamiento (o del enfriamiento), suponiendo que El Niño – La Niña influyen, a
través de
las nubes, en el albedo terrestre. Para ello se utilizan los datos
proporcionados por el satélite CERES. Básicamente, una parte del calentamiento del Niño es debida a
una disminución de
las nubes bajas, lo que permite un calentamiento del océano, mientras
que en el caso de La Niña, se produce un aumento de las nubes bajas, lo
que reduce la radiación solar recibida por el océano. Esta
disminución de
las nubes bajas se produce unos 9 meses antes del evento El Niño: este
decalaje es el que produce una mejor aproximación a las temperaturas observadas del océano. Con esta
tercera simulación,
la sensibilidad climática es de 1,3 ºC, aproximadamente la mitad del valor
que da el IPCC.
Vemos en la figura las temperaturas del océano observadas
(Levitus) y las simuladas por el programa en cada una de las tres simulaciones
descritas.
Aunque sólo un tercio del cambio de temperaturas en los
eventos El Niño – La Niña sean debidos
al forzamiento radiativo de las nubes y los dos tercios sean debidos a la
mezcla del agua en las diferentes capas, este tercio debido a las nubes es
suficiente para disminuir la sensibilidad del clima a la mitad,
aproximadamente.
Por otra parte, desde hace unos años el índice MEI
tiene tendencia a disminuir. Si la teoría de Spencer es cierta, han aumentado las nubes
bajas, lo que ha producido un enfriamiento de la superficie terrestre, lo que
podría
explicar el “parón” del
calentamiento que estamos observando desde hace unos años.