Leo en el blog del profesor Antón Uriarte que dieciséis científicos han publicado un artículo sobre el cambio climático en The Wall Street Journal del 27 de enero pasado. Entre ellos, Claude Allegre, antiguo ministro de educación francés y autor del libro L’Imposture Climatique.
El artículo es interesante, aunque nadie tiene la obligación de estar de acuerdo. Doy la traducción (ciertamente mejorable) para los que tengan pereza de leer el original en inglés:
No hay ningún argumento científico de peso para tomar medidas drásticas para "descarbonizar" la economía mundial.
Un candidato para un cargo público en cualquier democracia moderna puede tener que plantearse qué se debe hacer, si es que hay que hacer algo, respecto del calentamiento global. Estos candidatos deben entender que la afirmación, tantas veces repetida, de que casi todos los científicos piden que se haga algo espectacular para detener el calentamiento global, no es cierta. De hecho, un gran y creciente número de científicos e ingenieros no están de acuerdo de que se necesiten acciones drásticas contra el calentamiento global.
En septiembre pasado, el premio Nobel de física Ivar Giaever, un partidario del presidente Obama en las últimas elecciones, renunció públicamente a formar parte de la Sociedad Americana de Física (APS), con una carta que empieza así:
"No renuevo (el ser miembro de la Sociedad) porque no estoy de acuerdo con la declaración de la política de APS:" La evidencia es incontrovertible: el calentamiento global es real. Si no se adoptan acciones de mitigación, es probable que ocurran trastornos significativos para los sistemas físicos y ecológicos de la Tierra, los sistemas sociales, por la seguridad y para la salud humana. Tenemos que empezar a reducir ahora mismo las emisiones de gases de efecto invernadero". En la APS se encuentra bien que se discuta si la masa del protón cambia a través del tiempo y cómo se comporta un multiuniverso, pero ¿no se puede discutir la evidencia del calentamiento global?"
A pesar de una campaña internacional, que ya hace décadas que dura, para imponer el mensaje de que el aumento de la cantidad del "contaminante" dióxido de carbono acabará destruyendo la civilización, un gran número de científicos, muchos muy importantes, comparten las opiniones del Dr. Giaever. Y el número de científicos "herejes" está creciendo cada año que pasa. La razón es una colección de hechos científicos que son tozudos.
Quizá lo más incómodo es la falta de calentamiento global desde hace más de 10 años. Esto es conocido por los partidarios del calentamiento, como se puede deducir de los papeles del "Climategate" de 2009, leyendo el correo electrónico del científico experto en clima Kevin Trenberth: "El hecho es que por ahora no podemos explicar esta falta de calentamiento, y eso es vergonzoso". Pero esta falta de calentamiento sólo existe si uno se cree los modelos en los que las "retroalimentaciones" del vapor de agua y las nubes amplifican muchísimo el pequeño efecto del CO2.
La falta de calentamiento durante más de una década (de hecho, un calentamiento menor de lo previsto el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) desde que hace 22 años comenzó a publicar proyecciones del aumento de la temperatura) sugiere que los modelos han exagerado enormemente la cantidad de calentamiento que puede causar el aumento de la concentración de CO2. Ante esta dificultad, los que promovían las alarmas han cambiado su matraca sobre el calentamiento por la de las temperaturas extremas, y así pueden atribuir al CO2 cualquier cosa extraña que pase en el clima.
El hecho es que el CO2 no es un contaminante. El CO2 es un gas incoloro e inodoro, que cada uno de nosotros exhala en concentraciones importantes, y es un componente clave del ciclo de vida de la biosfera. Las plantas se comportan mejor con más CO2, de modo que los operadores de invernaderos a menudo aumentan de un factor de tres o cuatro las concentraciones de CO2, para conseguir un crecimiento mejor. Esto no es sorprendente ya que las plantas y los animales evolucionaron cuando las concentraciones de CO2 eran 10 veces más importantes que las de ahora. Variedades mejores de plantas, fertilizantes químicos y una gestión agrícola más eficaz han contribuido al gran aumento de los rendimientos agrícolas del siglo pasado, pero es casi seguro que una parte de este aumento se debe al CO2 adicional de la atmósfera.
Aunque el número de científicos públicamente disidentes aumenta, muchos jóvenes científicos dicen en voz baja que también tienen serias dudas sobre el mensaje oficial sobre el calentamiento global, pero que tienen miedo de hablar por miedo a no ser promovidos, o algo peor. Y tienen buenas razones para preocuparse. En 2003, el Dr. Chris de Freitas, el editor de la revista Climate Research, se atrevió a publicar un artículo, revisado por especialistas, con la conclusión políticamente incorrecta (aunque conclusión era correcta) de que el reciente calentamiento no es inusual en el contexto de los cambios climáticos de los últimos mil años. La institución internacional de partidarios del calentamiento hicieron rápidamente una campaña dirigida a destituir al Dr. de Freitas de su puesto de trabajo editorial y a despedirlo de su trabajo en la universidad. Afortunadamente, el Dr. De Freitas fue capaz de mantener su puesto de trabajo en la universidad.
Esta no es la manera como se supone que la ciencia debe funcionar, pero ya ha pasado otras veces, por ejemplo, en el período en el que Trofim Lysenko había secuestrado la biología a la Unión Soviética. Los biólogos soviéticos que dijeron públicamente que creían en los genes (que Lysenko decía que eran una ficción burguesa) fueron despedidos de sus puestos de trabajo. Muchos fueron enviados a los gulags y algunos fueron condenados a muerte.
¿Por qué hay tanta pasión por el calentamiento global, y por qué se ha convertido en un tema tan molesto, tan molesto que la Sociedad Americana de Física, de la que el Dr. Giaever dimitió hace unos meses, negó la solicitud aparentemente razonable de muchos de sus miembros de eliminar la palabra "incontrovertible" de su descripción de un problema científico? Hay varias razones, pero un buen lugar para comenzar es la vieja pregunta ¿"cui bono (a quién beneficia)?" O su actualización moderna, "Sigue el dinero".
El alarmismo sobre el clima aporta grandes beneficios para muchos, proporcionando fondos gubernamentales para la investigación académica y proporcionando una razón para que las burocracias gubernamentales vayan creciendo. El alarmismo también ofrece una excusa a los gobiernos para aumentar los impuestos, para aumentar los subsidios (financiados por los contribuyentes) para las empresas que saben cómo funciona el sistema político, y son un atractivo para hacer grandes donaciones a fundaciones de caridad que prometen salvar el planeta. Lysenko y su equipo vivieron muy bien, y defendían ferozmente su dogma y los privilegios que les aportaba.
Hablando en nombre de muchos científicos e ingenieros que han estudiado cuidadosamente y de forma independiente la ciencia del cambio climático, tenemos un mensaje para cualquier candidato a un cargo público: No hay ningún argumento científico urgente para tomar medidas drásticas para "descarbonizar" la economía mundial. Incluso si uno acepta las predicciones climáticas exageradas del IPCC, las políticas agresivas para regular los gases de efecto invernadero no se justifican económicamente.
Un estudio reciente sobre una amplia variedad de opciones políticas, hecho por el economista de Yale William Nordhaus, demostró que el ratio más alto de beneficio sobre coste se consigue con una política que permita 50 años más de crecimiento económico sin poner trabas los gases de efecto invernadero. Esto sería especialmente beneficioso para las partes menos desarrolladas del mundo, a quienes les gustaría compartir algunas de las ventajas de bienestar material, salud y esperanza de vida que ya disfrutan las partes desarrolladas del mundo. Muchas otras respuestas políticas tienen un rendimiento negativo de las inversiones. Y es probable que más CO2 y el calentamiento moderado que pueda resultar tendrán un beneficio general por el planeta.
Si los dirigentes electos se sienten obligados a "hacer algo" sobre el clima, recomendamos que ayuden a los excelentes científicos que están mejorando nuestra comprensión del clima con instrumentos bien diseñados colocados en los satélites, los océanos y la tierra, y con el análisis de los datos de observación. Si comprendemos mejor el clima, podremos hacer frente mejor a su naturaleza siempre cambiante, que ha complicado la vida humana a lo largo de la historia. En conclusión, una gran parte de la enorme inversión privada y del gobierno sobre el clima tiene una necesidad urgente de sufrir una revisión crítica.
Todos los candidatos deberían apoyar las medidas racionales para proteger y mejorar nuestro medio ambiente, pero no tiene absolutamente ningún sentido que se dé apoyo a programas costosos que desvían recursos de las necesidades reales y se basan en afirmaciones alarmantes pero insostenibles de una evidencia "incontrovertible".
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