miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cómo hacerse rico con el cambio climático


Ahora que ha terminado eso de hacerse rico untando algún concejal para que recalifique un terreno no edificable comprado a bajo precio, Fortune, la revista de la gente rica, ha encontrado una manera "honrada" de hacerse rico. Y digo que es una manera "honrada" ya que:

- Ayuda a los negros del África tropical (sí, a aquellos de la canción del Cola Cao),
- Se combate el cambio climático,
- Se disminuye la deforestación del continente africano.

¿Y cómo se hace todo esto? Pues, muy sencillo, regalando hornillos a los negros del África tropical.

¿Regalando hornillos, dices? Nadie se ha hecho rico regalando algo, guapo.

Lo siento, pero con esta histeria sobre el cambio climático las cosas han cambiado mucho. Para entenderlo, hablaremos primero del mercado de créditos de emisiones de CO2.


El mercado de créditos de emisiones de CO2

Cuando una empresa emite una cantidad de CO2 a la atmósfera superior a la regulada por la Unión Europea, tiene la obligación, bien de reducir sus emisiones, bien de comprar créditos a otra empresa o a un particular que haya disminuido sus emisiones de CO2.

Si todo va según se prevé, el negocio de vender derechos para emitir CO2 a la atmósfera disminuirá las emisiones globales y salvará el mundo. Este es el único propósito de este comercio de créditos de emisión. Aunque, de paso, algunos se harán ricos.

Diremos que por cada crédito de emisión de una tonelada de CO2 al año, se están pagando, según las últimas cotizaciones, unos 15 euros.


El negocio

El negocio en cuestión es el de regalar hornillos como el de la imagen a los negros de Ghana, Kenia, Uganda y otros países. En estos países se cocina de manera muy poco eficiente y, con estos fogones, podrán ahorrar combustible y producir menos CO2 que cocinando de la manera tradicional, generando créditos de emisión de CO2 que pueden ser vendidos en Europa o en Estados Unidos.

Este negocio es potencialmente muy provechoso. Cada fogón reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera de 2 a 3 toneladas por año. Rinde, pues, unos créditos de emisión de más de 30 euros anuales. Si se distribuye un millón de fogones de este tipo, el negocio puede reportar más de 30 millones de euros cada año, con una inversión de 10 millones, ya que el coste de un fogón de estos, fabricado África, no es de más de 10 euros: un negocio redondo.

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