El aumento de 0,5 ºC en la temperatura
media global desde el año 1970 ya ha aumentado fuertemente la posibilidad de
que haya temperaturas cálidas extremas durante el verano, tanto si se miden
mensualmente como si se miden estacionalmente. Los autores han creado un modelo
climático (Coupled Model Intercomparison Project o
CMIP5) que les ha permitido predecir que, en un plazo medio, por ejemplo hasta
el año 2040, cualesquiera que sean las emisiones de CO2, la ocurrencia
de temperaturas extremas durante el verano seguirá aumentando. Sólo a partir de
esta fecha aproximada, si las emisiones de CO2 se reducen
drásticamente, estos episodios de calores extremos podrían empezar a reducirse
(escenario RCP2.6). En caso contrario (escenario RCP8.5, en el que las
emisiones siguen aumentando al ritmo actual) los episodios de calores extremos
seguirán aumentando hasta un 80 % en el año 2100.
Porcentaje de
superficie terrestre afectada por calores extremos durante el verano boreal, a
diferentes desviaciones tipo: datos históricos y resultados de la modelización.
En el año
1960, prácticamente no se encuentran temperaturas veraniegas extremas de más de
tres desviaciones tipo respecto a la climatología habitual, y cubrían un 1 % de
la superficie terrestre. Ahora, estas temperaturas extremas son cada vez más
frecuentes y se dan aproximadamente en un 5 % de la superficie terrestre. A la
vez, el número de meses en que se han roto récords de temperatura ha aumentado
fuertemente.
Ejemplos de
olas de calor recientes los encontramos en Europa en 2003, en Grecia en 2007,
en Australia en 2009, en Rusia en 2010, en Texas en 2011 o en los Estados
Unidos en 2012.
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