Se ha publicado
recientemente un artículo titulado Volcanic Actívity triggered the End TriassicExtintion, que aporta nuevas pruebas de que la cuarta extinción conocida desde
el Cámbrico se debió a una actividad volcánica masiva. Para ello han conseguido
una precisión mucho mayor que la que se tenía hasta ahora en la datación de
esta extinción masiva de hace más de 200 millones de años, que diezmó el 76 por
ciento de las especies marinas y terrestres, marcando el final del período Triásico
y el inicio del Jurásico, que fijan en 201,564 millones de años. Hasta ahora,
la precisión era de 1 a
2 millones de años, y se ha podido reducir a 20.000 años, que es la precisión
que han podido obtener del estudio de las capas sedimentarias estudiadas.
Este avance en la
precisión es muy importante, ya que permite saber la duración de la actividad
volcánica. No es lo mismo que los 2,5 millones de kilómetros cúbicos de lava de
esta erupción hubieran sido lanzados durante un período de entre 1 y dos millones
de años, que si lo hubieran sido durante una pocas decenas de miles de años. En el primer caso hubiera
tenido un impacto mucho menor que en el segundo.
Hace 200 millones de años existía el supercontinente Pangea, y estas erupciones se produjeron en la región llamada Provincia Magmática Central del Atlántico (CAMP), y dieron lugar a una enorme brecha que después formaría el océano Atlántico. El equipo determinó la edad de lavas basálticas y de otros tipos que se encuentran a lo largo de la costa este de los Estados Unidos, así como en Marruecos (ahora regiones lejanas, pero que hace 200 millones de años estaban unidas dentro del supercontinente Pangea). La brecha que fue separando estas masas de tierra fue también el lugar de la actividad volcánica de CAMP. Hoy en día, la geología de ambas regiones incluye rocas ígneas de las erupciones CAMP así como de rocas sedimentarias que se acumularon en un enorme lago. Los investigadores utilizaron una combinación de técnicas para la datar las rocas y señalar el comienzo y la duración de la actividad volcánica de CAMP.
Foto de la intrusión basáltica del final del Triásico en la orilla del Río Hudson, en Alpine, N.J.
Con estas dataciones
mucho más precisas, se ha podido demostrar que la erupción en Marruecos fue la primera,
seguida de las de Nueva Escocia y Nueva Jersey, que ocurrieron aproximadamente
3.000 y 13.000 años más tarde, respectivamente. Los sedimentos por debajo de
esa época contienen polen, esporas y otros fósiles característicos de la era
del Triásico, mientras que en los de arriba los fósiles desaparecen. Esta
datación se ve reforzada por una capa de sedimento justo antes de la extinción
que contiene granos minerales que proporcionan la evidencia de una de las
muchas inversiones periódicas tierra de polaridad magnética.
Estudiando minuciosamente
las capas alrededor de la época del final del Triásico y del inicio del
Jurásico, se deduce que la fase inicial de la extinción se produjo en una sola
capa, es decir, que esta fase inicial de la extinción llevó 20.000 años a lo
sumo. Pero podría haber durado menos tiempo.
Se supone que la enorme
actividad volcánica envió a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de
carbono y otros gases que pueden haber alterado drásticamente el clima de la
Tierra, matando a miles de especies de plantas y animales. Es decir, muy
probablemente, el mecanismo real que mató a las criaturas fue el cambio
climático que siguió a la actividad volcánica.
Hoy en día, algunos
científicos han propuesto que estamos al borde de una sexta extinción creada
por el hombre. El crecimiento explosivo de la población humana, la actividad
industrial y la explotación de los recursos naturales están empujando a muchas
especies a la desaparición. La quema de combustibles fósiles, en particular, ha
tenido como efecto el aumento del nivel de CO2 del aire más del 40 por ciento
en sólo 200 años - posiblemente un ritmo tan rápido o más rápido que el del
final del Triásico. El aumento actual de las temperaturas parece estar
alterando los ecosistemas, y el CO2 que
entra en el agua de mar está causando lo que podría ser el proceso más rápido
de acidificación de los océanos durante al menos los últimos 300 millones de años,
según un estudio de 2012. En cierto modo, opinan algunos científicos, la
extinción del final del Triásico es análoga a la de hoy, y puede haber operado
en una escala de tiempo similar. El registro geológico del final del triásico
podría darnos una visión del posible impacto futuro de duplicar el CO2
atmosférico sobre las temperaturas globales, sobre la acidez del océano y sobre
la vida en la tierra. Para ello hay que seguir investigando ya que aún no
tenemos ninguna manera de saber exactamente cuánto CO2 se emitió a la atmósfera
en ese momento, y cuales fueron sus efectos.
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