sábado, 31 de marzo de 2012
El calentamiento global en imágenes
Hace unas semanas, la NASA ha publicado un vídeo que muestra la evolución de las anomalías de temperatura del planeta desde 1880 hasta hoy, en medias móviles de cinco años, reflejando, región por región, lo mismo que el gráfico de anomalías globales de temperatura:
La escala de colores del vídeo es la siguiente:
No cabe duda que una imagen vale más que cien palabras.
jueves, 29 de marzo de 2012
Las brumas atmosféricas de la Tierra primitiva
Existe la hipótesis de que, antes de la oxigenación general de la atmósfera terrestre, hace unos 2.450 millones de años, la atmósfera de la Tierra contenía una neblina orgánica similar a la de Titán. Sin embargo, hasta ahora estas predicciones teóricas no se habían podido confirmar mediante pruebas geológicas.
Hace más de 2.500 millones de años una atmósfera de composición fluctuante precedió a la oxigenación de nuestro planeta y al desarrollo de vida compleja en la Tierra, según un nuevo estudio, A bistable organic-rich atmosphere on the Neoarchaean Earth, publicado en Nature Geoscience hace unos días.
La investigación pone de manifiesto que la atmósfera primitiva de que la Tierra pasó periódicamente de un estado libre de hidrocarburos a un estado rico en hidrocarburos. Este cambio de ambiente entre una "neblina orgánica" y una “atmósfera libre de bruma” fue el resultado de una intensa actividad microbiana y tuvo un profundo efecto en el clima de la Tierra.
De forma similar a como los científicos creen que nuestro clima se comporta hoy en día, estos hallazgos nos pueden proporcionar una idea de cómo fue el ambiente de la superficie de la Tierra antes de la oxigenación del planeta.
Los modelos vigentes hasta ahora sugieren que la atmósfera primitiva de la Tierra podría haberse mantenido cálida debido a una capa de neblina orgánica. Sin embargo, los análisis realizados en este estudio apuntan a que, en lugar de un período “nebuloso” continuo, esta capa de neblina orgánica aparece y desaparece, en respuesta a la actividad microbiana.
Esto nos da idea de ambiente de la superficie de la Tierra antes de la oxigenación del planeta y confirma la importancia del gas metano en la regulación de la atmósfera primitiva.
Los autores han encontrado pruebas de que hubo una producción de oxígeno por microbios, y de algunas oxigenaciones localizadas en aguas superficiales. El análisis de los isótopos de carbono y azufre indican que esta producción de oxígeno se produjo en un ambiente reductor, que era periódicamente rico en metano.
Estos registros geoquímicos fueron confirmados por modelizaciones de la atmósfera antigua realizadas en el Instituto de Astrobiología de la NASA, que demostraron cómo estas transiciones pueden ser causadas por cambios en el ritmo de producción de metano por los microbios.
Las condiciones que permitieron la existencia de esta bruma orgánica bi-estable terminaron definitivamente cuando el oxígeno pasó a la atmósfera, lo que sucedió unos 100 millones de años después de que se depositaran los sedimentos analizados.
Lo más sorprendente de este estudio es que los datos parecen indicar que los fenómenos atmosféricos eran de naturaleza discreta, con cambios drásicos entre un estado estable y el otro. Este tipo de respuesta no es tan diferente de como los científicos creen que el clima opera en la actualidad, y nos recuerda lo delicado que puede ser el equilibrio entre dos estados diferentes.
Otra faceta importante del estudio es que da una idea de la formación de aerosoles atmosféricos, en especial los orgánicos. Además de su evidente importancia para la evolución de la atmósfera, el papel de la formación de aerosoles es uno de los componentes que se comprenden peor en los modelos climáticos actuales. Este estudio puede proporcionar una nueva perspectiva a este proceso.
Teniendo en cuenta que el brillo del Sol en este período era inferior al actual, la existencia alternativa de períodos con una atmósfera rica en metano (con gran efecto invernadero) con otros con una atmósfera libre de metano (con menor efecto invernadero) podrían aportar una explicación de las causas de las primeras glaciaciones continentales que conocemos, que se produjeron hace alrededor de 2.900 millones de años (glaciación Pongola), seguidas de una serie de tres episodios de glaciaciones, llamadas Huronianas, que sucedieron hace entre 2.450 y 2.220 millones de años.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Una nueva tecnología para capturar el CO2 producido por la combustión
La actividad humana emite cada año 30.000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Es poco probable que en los años venideros disminuya la emisión de CO2, ya que no hay muchas alternativas inmediatas a la utilización de combustibles fósiles para producir energía. Una solución podría ser la de separar el CO2 producido en la combustión para reutilizarlo o para almacenarlo.
Existe una tecnología que la industria petrolera ha utilizado desde la década de 1930 para eliminar el dióxido de carbono y otras impurezas del gas natural. A pesar de su reputación como un combustible limpio, el gas natural suele estar contaminado con una variedad de materiales no deseados, especialmente dióxido de carbono (CO2) y sulfuro de hidrógeno (SH2). El gas natural de ciertas formaciones subterráneas tiene sólo pequeñas cantidades de estos otros gases mientras que el de otras los tiene grandes cantidades. Las compañías de gas natural, tradicionalmente, han utilizado un líquido espeso e incoloro llamado monoetanolamina acuosa (MEA) para eliminar el dióxido de carbono.
La monoetanolamina, de fórmula HO-CH2-CH2-NH2, es un compuesto químico orgánico con dos grupos funcionales, amina y alcohol. Al ser una base débil, cuando se encuentra con gases que tienen una acidez débil, como el CO2 o el SH2, reacciona con ellos, neutralizándolos y manteniéndolos disueltos en forma de iones hidrosulfuro (SH-) y carbonato (HCO3-). Esta solución se recicla a través de una unidad de regeneración, donde se calienta, liberando los gases disueltos y devolviendo la solución regenerada de MEA a la unidad de lavado de gases (si se utilizara una base fuerte, como NaOH, los gases disueltos no se podrían recuperar tan fácilmente, lo que causaría un problema muy importante de residuos).
Sin embargo, si se generalizara la utilización de MEA para recuperar el CO2 de las combustiones de productos fósiles, haría falta una cantidad enorme de MEA, lo que implicaría problemas de salud pública y de medio ambiente que podrían ser muy costosos, en caso de haber pérdidas a la atmósfera. Estos escapes se pueden producir fácilmente, ya que el punto de ebullición de la MEA es de 170 ºC.
En la 234ª reunión de la American Chemical Society se acaba de presentar, ayer mismo, una posible solución al problema de capturar el CO2 de los gases de combustión. Se trata de usar un líquido “iónico” a base de nitrógeno que captura de manera muy eficaz el CO2. Al contrario que la MEA, es inodoro, no se evapora fácilmente y puede ser reciclado y reutilizado sin complicaciones.
Aunque por ahora sólo se han hecho ensayos de laboratorio, una posible aplicación en las plantas de energía sería similar a la utilizada en el laboratorio: el gas de la chimenea burbujearía a través de un depósito lleno de líquido iónico a base de nitrógeno, que se podría reciclar y reemplazar por líquido fresco. La extracción del dióxido de carbono crearía un nuevo suministro de líquido iónico. Una vez retirado, las empresas podrían secuestrar el dióxido de carbono para enterrarlo o encontrar otra manera de mantenerlo de forma permanente fuera de la atmósfera. El uso de dióxido de carbono capturado se podría utilizar en lugar de los productos derivados del petróleo para producir plásticos y otros productos.
En el futuro, también podría utilizar la tecnología a una escala menor en coches o casas, aunque estas aplicaciones probablemente estén todavía muy lejanas. Aunque no se ha explorado a fondo los posibles peligros de los productos químicos que utiliza esta tecnología, sus compuestos son muy similares a ciertos compuestos que se sabe que son seguros para uso del consumidor.
Esta presentación ha sido parte de un simposio sobre los avances de investigación relacionados con "Los líquidos iónicos," líquidos extraños que consisten sólo en átomos despojados de algunos de sus electrones, con aplicaciones que van desde la elaboración de alimentos hasta la producción de energía.
lunes, 26 de marzo de 2012
Los interglaciales en la Antártida Oriental fueron más cálidos de lo que se pensaba
Un estudio relativamente reciente del clima pasado de la Antártida revela que las temperaturas durante los períodos cálidos entre las edades de hielo (interglaciales) pueden haber sido mayores de lo que se pensaba. Los últimos análisis de los testigos de hielo sugieren que las temperaturas de la Antártida podrían haber sido de hasta 6 °C más cálidas que las de la actualidad.
Los resultados, publicados en noviembre del 2009 en la revista Nature, Evidence for warmer interglacials in East Antarctic ice cores, podrían ayudarnos a entender mejor los cambios rápidos del clima antártico.
Los análisis previos de los testigos de hielo ya habían demostrado que el clima de los últimos cientos de miles de años se compone de edades de hielo y de períodos interglaciales más cálidos, aproximadamente cada 100.000 años. Esta nueva investigación muestra 'picos' de temperatura en algunos de los períodos interglaciares de los últimos 340.000 años en los testigos de hielo de las estaciones Vostok, Dome C y Dome F. Llega a la conclusión de que es probable que las estimaciones previas de la temperatura de los climas interglaciales sean demasiado bajas. La evidencia disponible, según los autores, es coherente con una temperatura pico de la Antártida en los interglaciales que fur por lo menos 6 ºC más elevada que la de hoy en día, lo que aproximadamente el doble de la estimación anterior, que era de 3 ± 1,5 ºC
Esto sugiere que la temperatura de la Antártida tiene un alto nivel de sensibilidad cuando los gases de efecto invernadero se sitúan en niveles similares a los que tenemos hoy en día.
Los autores no esperaban encontrar temperaturas tan cálidas y todavía no se conoce en detalle lo que las pudo causar. Pero creen que el clima de la Antártida puede haber experimentado rápidos cambios durante períodos anteriores en los que hubo altas concentraciones de CO2.
Durante el período cálido anterior, hace unos 125.000 años, el nivel del mar era entre 4 y 6 metros más alto que en la actualidad, lo que indica que las capas de hielo de la Antártida y de Groenlandia eran menores que las actuales.
La importancia de ser capaces de precisar cuanto aumentaron las temperaturas de la Antártida y de Groenlandia en aquellas épocas consiste en que se podrían comprobar las predicciones de cuanto puede contribuir la fusión de las grandes capas de hielo al aumento del nivel del mar.
domingo, 25 de marzo de 2012
Los altos precios del petróleo van para largo
Andamos todos preocupados cada vez que nos acercamos a la gasolinera para repostar. Gasolinas y gasóleos están cada vez más caros, debido al aumento del precio del petróleo, que, salvo una punta en julio del 2008, justo antes de la crisis, alcanza ahora mismo sus precios más elevados. Y, en julio del 2008, por un euro te daban 1,55 dólares, mientras que ahora te dan 1,30. Y lo peor es que estos altos precios del petróleo es muy probable que estén aquí para quedarse.
Hay factores inmediatos que contribuyen a este elevado precio del petróleo, como las amenazas de Irán de bloquear el transporte de petróleo en el Golfo Pérsico, los temores de una nueva guerra de Oriente Medio, y la agitación en Nigeria, país rico en energía. Algunas de estas presiones sobre el precio del petróleo podrían disminuir en los próximos meses, proporcionando un alivio temporal al llenar el depósito. Pero la principal causa de sus precios elevados es un cambio fundamental en la estructura de la industria petrolera, que no se puede corregir, por lo que los precios del petróleo están destinados a permanecer elevados durante un largo tiempo.
En términos de energía, ahora estamos entrando en un mundo cuya sombría naturaleza todavía no comprendemos plenamente. Este cambio fundamental ha sido provocado por la desaparición del petróleo relativamente accesible y barato, el llamado “petróleo fácil”, en la jerga de los analistas de la industria, es decir, el tipo de petróleo que ha alimentado una expansión impresionante de la riqueza mundial en los últimos 65 años y la creación de un sinfín de comunidades suburbanas orientadas al uso del automóvil. Este petróleo casi se está agotando, a excepción del que se encuentra en países devastados por la guerra, como Irak
Una prueba de ello fue proporcionada por la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su revisión de 2010 de las perspectivas mundiales del petróleo. En la preparación de su informe, el organismo examinó los rendimientos históricos en los campos de producción mayores del mundo, el “petróleo fácil”, de los que la abrumadora mayoría de la energía del mundo sigue dependiendo. Los resultados fueron preocupantes: se espera que estos campos pierdan las tres cuartas partes de su capacidad productiva en los próximos 25 años, lo que representa la desaparición de 52 millones de barriles por día de suministro de petróleo del mundo, o aproximadamente el 75% de la producción actual de petróleo crudo. Las implicaciones son que, o se encuentra petróleo nuevo para reemplazar los 52 millones de barriles, o la Edad del Petróleo pronto se acercará a su fin y la economía mundial se vendrá abajo.
Sin embargo, el mundo aún alberga grandes reservas de petróleo, pero el problema es que estas reservas son mucho más difíciles de explotar y de refinar. Se trata de la variedad llamada “tough oil”, que podemos traducir como “petróleo difícil”. A partir de ahora, cada barril que consumamos será más costoso de extraer, más costoso de refinar y, por lo tanto, más caro en las gasolineras. Es decir, los que afirman que el mundo sigue “inundado” de petróleo tienen técnicamente razón: el planeta todavía alberga vastas reservas de petróleo. El problema es que, o se encuentran en lugares más difíciles de explotar (en aguas profundas o en las regiones Árticas) o en una forma que necesita un proceso de transformación antes del refino (arenas bituminosas de Canadá o petróleo pesado de Venezuela). Estas reservas, llamadas no convencionales, pueden explotarse, pero a menudo a un precio muy elevado, no sólo en dólares sino también en daños al medio ambiente.
Vale la pena hacer un rápido recorrido por algunos de los lugares en donde podremos encontrar este petróleo para examinar el “prometedor” nuevo mundo del petróleo del siglo XXI.
Petróleo en aguas profundas
Las compañías petroleras han estado perforando en zonas de alta mar desde hace algún tiempo, especialmente en el Golfo de México y el Mar Caspio. Hasta hace poco, sin embargo, tales esfuerzos siempre se llevaron a cabo en aguas relativamente poco profundas (unos pocos cientos de metros, a lo sumo) permitiendo a las compañías petroleras usar taladros convencionales montados sobre muelles. La perforación en aguas profundas es un asunto completamente diferente. Se requiere de plataformas de perforación especializadas, sofisticadas y extremadamente costosas que se pueden valorarse en miles de millones de dólares.
La plataforma semisumergible Deepwater Horizon, destruida en el Golfo de México en abril de 2010 como consecuencia de una explosión catastrófica, es un ejemplo bastante típico de este fenómeno. La plataforma fue construida en 2001, con un coste de unos 500 millones de dólares, y cuesta alrededor de un millón de dólares por día en personal y mantenimiento. En parte como resultado de estos elevados costos, BP tenía mucha prisa para terminar el trabajo en el pozo Macondo para poder trasladar la plataforma Deepwater Horizon a otra ubicación de la perforación. Tales consideraciones financieras, según muchos analistas, explican la premura con que la tripulación del buque selló el pozo, lo que llevó a una fuga de gases explosivos y la explosión subsiguiente. BP ahora tendrá que pagar más de 30.000 millones de dólares para satisfacer todas las reclamaciones por los daños causados por el derrame masivo de petróleo.
Tras el desastre, el gobierno de Obama impuso una prohibición temporal de perforación en aguas profundas. Apenas dos años más tarde, la perforación en aguas profundas del Golfo de México ha vuelto a los niveles anteriores al desastre. El presidente Obama también ha firmado un acuerdo con México, permitiendo la perforación en la parte más profunda del Golfo, a lo largo de la frontera marítima con México.
Mientras tanto, la perforación en aguas profundas se está acelerando en otros lugares. Brasil, por ejemplo, se está moviendo para explotar sus campos "pre-sal" (llamados así porque se encuentran por debajo de una capa movediza de sal) en las aguas del Océano Atlántico, lejos de la costa de Río de Janeiro. Nuevos campos mar adentro se están desarrollando de manera similar en las aguas profundas frente a Ghana, Sierra Leona y Liberia.
En 2020, según algunos analistas, los campos en aguas profundas suministrarán el 10% de petróleo del mundo, frente a sólo el 1% en 1995. Pero esta producción no es barata: la mayor parte de estos nuevos campos tendrá un costo de decenas o centenares de miles de millones de dólares para desarrollarse, y sólo serán rentables mientras el petróleo se siga vendiendo a 90 dólares o más por barril.
Los campos de aguas profundas de Brasil, considerados por algunos expertos como el descubrimiento de petróleo más prometedor de este siglo, serán especialmente caros, ya que se encuentran bajo 2.500 metros de agua y 4.000 metros de arena, roca y sal. Serán necesarios los equipos de perforación más avanzados y costosos del mundo, algunos de los cuales aún están en fase de desarrollo. Petrobras, la empresa de energía controlada por el Estado, ya ha comprometido en este proyecto 53 mil millones de dólares para el período 2011-2015, y la mayoría de los analistas creen que será sólo un modesto pago inicial de un coste final que puede ser impresionante.
El petróleo del Ártico
Se espera que el Ártico proporcione una parte significativa del suministro de petróleo del mundo futuro. Hasta hace poco, la producción en el extremo norte ha sido muy limitada. Aparte del área de la Bahía de Prudhoe de Alaska y una serie de campos en Siberia, las principales empresas han dejado bastante de lado la región. Pero ahora, viendo que no hay otras opciones, se están preparando para las incursiones más importantes en un Ártico que se encuentra en pleno deshielo.
Desde cualquier perspectiva, el Ártico es el último lugar donde se pueda uno dirigir para extraer petróleo. Las tormentas son frecuentes y las temperaturas invernales muy bajas. La mayoría del equipamiento ordinario no funcionará bajo estas condiciones. Son necesarios equipos especializados y costosos. Los equipos de trabajo no podrán vivir mucho tiempo en la región. Los suministros más básicos, como alimentos, combustible, materiales de construcción, deberán traerse desde miles de kilómetros de distancia a un elevado costo.
Sin embargo, el Ártico tiene sus atractivos: para ser exactos, miles de millones de barriles de petróleo sin explotar. Según el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS), el área al norte del Círculo Polar Ártico, con sólo el 6% de la superficie del planeta, contiene aproximadamente el 13% del petróleo restante (y una proporción aún mayor de gas natural). Son números que ninguna otra región del planeta puede igualar.
Las principales empresas energéticas se están preparando para explotar las riquezas del Ártico. Este verano, la compañía holandesa Shell espera iniciar una perforación de prueba en los mares de Beaufort y Chukchi, adyacentes al norte de Alaska. El gobierno de Obama aún debe otorgar los permisos finales de operación para estas actividades, pero se espera su aprobación. Al mismo tiempo, las empresas Statoil y otros están planeando perforaciones en el Mar de Barents, al norte de Noruega.
Al igual que con todos los escenarios extremos, el aumento de producción en el Ártico aumentará significativamente los costos operativos de las compañías petroleras. Shell, por ejemplo, ya ha gastado 4 mil millones de dólares solamente en la preparación de pruebas de perforación en las costas de Alaska, sin producir un solo barril de petróleo. El desarrollo a gran escala en esta región ecológicamente frágil, con la feroz oposición de los ambientalistas locales y de los pueblos indígenas, multiplicará esta cifra.
Arenas bituminosas y petróleo pesado
Otra parte importante de la oferta mundial de petróleo del futuro se espera que sea a partir de las arenas bituminosas canadienses, también llamadas "arenas petrolíferas" y del petróleo extra pesado de Venezuela. Ninguno de ellos es un petróleo como lo entendemos normalmente. Al no ser líquidos en su estado natural, no pueden ser extraídos por los materiales de perforación tradicionales, pero existen en gran abundancia. Según el USGS, las arenas bituminosas de Canadá contienen el equivalente de 1,7 billones de barriles de petróleo convencional (líquido), mientras que se dice que los depósitos pesados de Venezuela albergan otro billón de barriles de petróleo equivalente, aunque no todo este material es considerado "recuperable" con la tecnología existente.
Hasta ahora, las arenas bituminosas de Canadá se han obtenido a través de un proceso similar a la minería a cielo abierto, utilizando palas enormes para escarbar la mezcla de arena y asfalto. Pero la mayoría de los betunes de las arenas bituminosas de la provincia de Alberta que se hallaban cerca de la superficie, se han agotado, lo que significa que toda la extracción del futuro requerirá un proceso mucho más complejo y costoso. El vapor deberá inyectarse en mayores concentraciones y a más profundidad para fundir el betún y permitir su recuperación por medio de grandes bombas. Esto requiere de una inversión colosal en infraestructura y energía, así como la construcción de instalaciones de tratamiento para todos los residuos tóxicos que se obtengan. De acuerdo con la Canadian Energy Research Institute, para el pleno desarrollo de arenas petrolíferas de Alberta, se requeriría una inversión mínima de 218 mil millones de dólares en los próximos 25 años, sin incluir el costo de la construcción de gasoductos a los Estados Unidos para su procesamiento en las refinerías de Estados Unidos.
El desarrollo de petróleo pesado de Venezuela requerirá una inversión a una escala comparable. La faja del Orinoco, una concentración especialmente densa de petróleo pesado junto al río Orinoco, se cree que contiene reservas recuperables de 513 mil millones de barriles de petróleo, tal vez la mayor fuente de petróleo sin explotar del planeta. Pero la conversión de este betún, que tiene una forma parecida a la melaza, en un combustible líquido utilizable supera con creces la capacidad técnica o los recursos financieros de la compañía petrolera estatal, Petróleos de Venezuela SA. En consecuencia, ahora está buscando socios extranjeros dispuestos a invertir los 10 o 20 mil millones de dólares que se necesitan solo para construir las instalaciones necesarias.
Los costos ocultos
Las reservas de “petróleo difícil” como éstas proporcionarán la mayor parte del petróleo nuevo en el mundo en los próximos años. Una cosa está clara: aunque se puede sustituir el “petróleo fácil” en nuestras vidas, el costo de todo lo relacionado con el petróleo, ya sea en la gasolinera, en los productos derivados del petróleo, en los fertilizantes, etc., va a subir. Hay que acostumbrarse a ello. Si las cosas suceden como se prevé actualmente, nos tendremos que empeñar para pagar el petróleo en las próximas décadas.
Y esos son sólo los costos más evidentes en una situación en la que abundan los costos ocultos, sobre todo los que conciernen el medio ambiente. Al igual que con el desastre del Deepwater Horizon, la extracción de petróleo de las profundidades marinas y de las zonas geográficas extremas sólo se podrá hacer con unos riesgos ambientales cada vez mayores. Después de todo, aproximadamente cinco millones de barriles de petróleo se han vertido en el Golfo de México, gracias a la negligencia de BP, causando grandes daños a los animales y a los hábitats marinos costeros.
Tengamos en cuenta que, a pesar de lo catastrófico que fue, esta catástrofe ocurrió en el Golfo de México, donde pudieron movilizarse importantes elementos de limpieza y donde la capacidad de recuperación del ecosistema natural es relativamente robusta. El Ártico y Groenlandia representan una historia totalmente distinta, dada su distancia de las posibilidades de limpieza existentes y dada la extrema vulnerabilidad de sus ecosistemas. Los esfuerzos para restaurar estas zonas como consecuencia de derrames masivos de petróleo costaría mucho más que los 30 - 40 mil millones de dólares que se espera que pague BP por los daños causados por el Deepwater Horizon y serán mucho menos eficaces.
Además de todo esto, muchos de los campos más prometedores de “petróleo difícil” se encuentran en Rusia, en la cuenca del Mar Caspio, y cerca de las conflictivas zonas de África. Para operar en estas áreas, las compañías petroleras se enfrentan no sólo a los costos previsiblemente altos de extracción, sino también a los gastos adicionales que implican los sistemas locales de soborno y extorsión, al sabotaje por parte de grupos guerrilleros, y a las consecuencias de conflictos civiles.
En resumen, la gasolina cara va para largo.
jueves, 22 de marzo de 2012
El precio de la electricidad del segundo trimestre
Ayer se conocieron los datos de la última subasta TUR (Tarifa de Último Recurso) para el segundo trimestre de 2012.
Por segunda vez consecutiva, estos precios han experimentado un descenso, esta vez del 3,2 %, lo que permitirá que la subida que experimentará el usuario no sea tan elevada como se temía.
En efecto, cuando en la subasta del 27 de setiembre pasado el precio de la subasta subió un 9,0 %, el anterior gobierno, al considerar que había unas elecciones generales próximas, decidió no subir la tarifa a los usuarios, rebajando los peajes (que constituyen la otra parte de la tarifa). Esta rebaja acaba de ser considerada ilegal por el tribunal supremo, por lo que hay que aumentar de nuevo los peajes durante un trimestre para compensar.
La subasta de diciembre de 2011, correspondiente a las tarifas del primer trimestre de 2012, representó una rebaja del 8,8 %. El nuevo gobierno mantuvo las tarifas sin modificar, volviendo a aumentar los peajes.
Teniendo en cuenta que los peajes representan aproximadamente el 50 % de la tarifa, y que el próximo trimestre habrá que compensar lo que no se subió el último trimestre del año pasado, el aumento de la tarifa será, probablemente, de (9,0 % - 3,2 %) / 2 ~ 3 %.
Si creemos que el gráfico que compara los precios de la energía eléctrica residencial de España, Francia, Alemania y el Reino Unido es correcto, podemos preguntarnos cuál es la razón por la que se sigue subiendo la energía eléctrica en este país. Quizá sea que algunos ganan más de lo que deben, o que su gestión industrial ha sido pésima.
Servicios energéticos
La extensión invernal del hielo ártico
Hace un par de días la extensión del hielo ártico ha llagado a los 13,70 millones de km2. No sabemos si ha llegado a su máximo invernal, pero seguro que no estamos muy lejos.
La extensión del hielo ártico ha ido disminuyendo paulatinamente, como podemos ver en la figura que compara las medias de los decenios 1980-1989, 1990-1999 y 2000-2009 durante los meses de enero a abril. La disminución del último decenio es importante.
El invierno actual es parecido al de hace dos años. El pasado invierno fue el de menor extensión, menor aún que el antiguo récord, que lo tenía el año 2007.
Datos
martes, 20 de marzo de 2012
La subida del nivel del mar durante los próximos 500 años
El aumento del nivel del mar en los siglos venideros es quizás una de las consecuencias más peligrosas del calentamiento global, ya que puede representar enormes costes económicos y dar lugar a migraciones forzadas, cuyas consecuencias sociales pueden ser muy importantes. ¿Se puede cuantificar la subida del nivel del mar en el futuro? En el artículo Sea level projections to AD2500 with a new generation of climate change scenarios, publicado el año 2011, se calculan las perspectivas a largo plazo de los niveles del mar como consecuencia de la emisión de gases de efecto invernadero y de la contaminación de la atmósfera, usando modelos climáticos.
Sobre la base de la situación actual han proyectado los cambios del nivel del mar de los próximos 500 años.
Para ello han desarrollado un modelo basado en lo que sucede con la emisión de gases de efecto invernadero y los aerosoles y la contaminación de la atmósfera. El modelo ha sido ajustado con las medidas reales de datos históricos y, posteriormente, se ha utilizado para predecir los niveles del mar futuros.
Se han realizado los cálculos para cuatro escenarios: uno pesimista (en negro en las figuras), uno optimista (en rojo en las figuras), y dos más realistas (azul y verde). En estos cálculos no se considera la fusión de la Antártida Occidental, que daría lugar a aumentos del nivel del mar mucho mayores.
Forzamientos radiativos para los diversos escenarios: rojo = optimista, azul y verde = realistas, negro = pesimista (business as usual)
En el escenario pesimista, las emisiones siguen aumentando. Esto significa que los niveles del mar se elevarán 1,1 metros para el año 2100 y habrán aumentado de 5,5 metros para el año 2500.
Incluso en el escenario más optimista, lo que requiere objetivos muy drásticos para el cambio climático, avances tecnológicos muy importantes y que se refuerce la cooperación internacional para detener la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes de la atmósfera, el mar seguirá subiendo. Para el año 2100 habrá aumentado en 60 cm y para el año 2500 el aumento del nivel del mar será de 1,8 metros.
Para los dos escenarios más realistas, calculados sobre la base de la estabilización de las emisiones y de la contaminación, los resultados muestran que habrá un aumento del nivel del mar de unos 75 cm para el año 2100 y que para el año 2500 el nivel del mar habrá aumentado 2 metros.
Proyecciones del nivel del mar en metros (a) y del aumento en milímetros por año, comparados con el aumento de 1,8 mm/año del siglo XX (b). Las sombras de cada color representan los valores con un nivel de confianza alto (95 %) y bajo (5 %).
En el siglo XX el nivel del mar se ha incrementado un promedio de 1,8 mm por año, pero se está acelerando y en las últimas décadas el aumento del nivel del mar es aproximadamente un 70 % más rápido. Incluso si se estabilizan las concentraciones en la atmósfera y se dejan de emitir gases de efecto invernadero, el modelo utilizado en el estudio muestra que el aumento del nivel del mar continuará acelerándose durante varios siglos, debido al largo tiempo de reacción del mar y las capas de hielo. Por lo tanto, habría que esperar entre 200 y 400 años antes de volver a un aumento de 1,8 mm al año como hemos tenido en el siglo XX.
lunes, 19 de marzo de 2012
Todavía hay esperanza para el hielo ártico
La disminución sustancial de hielo del mar Ártico en los últimos años ha provocado algunos temores de que la capa de hielo podría estar acercándose a un "punto de inflexión", más allá del cual la pérdida del hielo marino se convertiría en imparable. Sin embargo, una nueva investigación llevada a cabo en el Instituto Max Planck de Meteorología en Hamburgo (Alemania), Recovery mechanisms of Arctic summer sea ice, y publicada en enero de 2011, indica que es poco probable que exista este “punto de inflexión” de la pérdida de hielo marino durante el verano ártico. La cubierta de hielo marino reacciona en forma relativamente directa a las condiciones climáticas en un momento dado. Por lo tanto, si el calentamiento global se ralentizara o llegase a detenerse, la continua pérdida de hielo marino del Ártico también podría ralentizarse y, finalmente, pararse.
Los propios autores del estudio se mostraron muy sorprendidos cuando llegaron a esta conclusión. En efecto, parece obvio que tiene que existir un punto de inflexión durante de la superficie del hielo del mar Ártico en verano, ya que con una pequeña cubierta de hielo marino, las oscuras aguas abiertas del océano polar absorben más luz solar. Esta agua, por lo tanto, se calienta durante el verano, lo que lleva a más fusión del hielo marino, y a más agua libre de hielo. Este circuito de retroalimentación, en principio, puede provocar que la pérdida de hielo marino del Ártico pueda auto-amplificarse en un momento dado y llegar a ser, por lo tanto, independiente de las condiciones climáticas imperantes.
Para examinar la validez de este concepto, los autores del estudio utilizaron un modelo de clima en el que eliminaron por completo la cubierta de hielo marino del Ártico a principios de verano. De este modo, maximizaron la absorción de la radiación solar. Esperaban que el océano permaneciera libre de hielo, ya que el mar abierto puede absorber mucho más el calor durante el verano que un mar cubierto de hielo. Sin embargo, en las simulaciones que realizaron, el hielo siempre se recupera al cabo de unos tres años para llegar a las mismas condiciones que tenía antes de haberlo eliminado artificialmente. Esto indica que la extensión del hielo del mar se asemeja mucho a las condiciones climáticas prevalecientes en cada momento dado, lo que hace poco probable la existencia de un punto de inflexión.
Los investigadores descubrieron que son dos los procesos que más contribuyen a la recuperación de la capa de hielo.
- En primer lugar, durante el invierno el océano pierde la mayor parte del calor adicional que absorbió durante el verano. Esta pérdida de calor es muy importante después de haber eliminado de la superficie del océano la cubierta aislante de hielo, porque entonces la superficie del océano se encuentra en invierno directamente en contacto con la atmósfera fría.
- En segundo lugar, la fina capa de hielo que con el tiempo se forma durante el invierno, crece muy rápidamente, porque una capa fina de hielo no aísla la superficie de forma tan eficiente como una capa gruesa. El calor que se libera desde el océano a través de la fina capa de hielo trae como consecuencias un aumento de la pérdida de calor desde la atmósfera hacia el espacio y una disminución del transporte de calor desde el Sur hacia el Ártico.
La combinación de estas retroalimentaciones más que compensan la absorción adicional de la luz solar durante el verano.
Los resultados de este nuevo estudio confirman otro trabajo que se llevó a cabo por científicos estadounidenses utilizando un modelo mucho más simple. Obtener el mismo resultado con dos modelos diferentes indica que el resultado es robusto.
Los investigadores subrayan que sus resultados no ponen en duda la drástica pérdida de hielo marino del Ártico o de su relación con el cambio climático antropogénico. Si no se frena de forma importante el calentamiento global, la cubierta de hielo marino del Ártico durante el verano se perderá dentro de pocas décadas, afirman.
Esta investigación muestra que la velocidad de pérdida de hielo marino está estrechamente unida a la velocidad del calentamiento global. Es importante saber que todavía podemos hacer algo para ralentizar o incluso detener la pérdida de la cubierta de hielo marino.
domingo, 18 de marzo de 2012
El ritmo actual de acidificación de los océanos no tiene precedentes
Los océanos del mundo pueden estar aumentando su acidez más rápidamente hoy en día, a causa de las emisiones humanas de carbono, de lo que hizo durante las cuatro extinciones mayores de los últimos 300 millones de años, cuando las variaciones naturales de carbono hicieron dispararse las temperaturas globales, dice un nuevo estudio publicado en Science, The Geological Record of Ocean Acidification. Este estudio es el primero de su tipo que estudia el registro geológico para buscar indicios de la acidificación del océano a lo largo de este extenso período de tiempo.
Sabemos que la vida no fue aniquilada durante los últimos acontecimientos de acidificación del océano, sino que nuevas especies evolucionaron para sustituir a las que murieron. Pero si las emisiones industriales de carbono continúan al ritmo actual, se pueden perder muchos de los organismos que nos interesan, como los arrecifes de coral, las ostras, el salmón, etc.
Los océanos actúan como una esponja para disminuir la concentración del dióxido de carbono de la atmósfera. Al disolverse, el gas reacciona con el agua de mar para formar ácido carbónico, que con el tiempo es neutralizado por las conchas de carbonato de fósiles del lecho marino. Pero si el CO2 entra en los océanos con demasiada rapidez, puede mermar los iones de carbonato que necesitan los corales, los moluscos y algunos tipos de plancton para construir los arrecifes y para fabricar las conchas. Eso es lo que está sucediendo ahora.
El estudio citado aporta pruebas de que ha habido un único periodo en los últimos 300 millones de años en que los océanos hayan cambiado, aunque no tan rápidamente, a un ritmo parecido al de hoy en día: el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, conocido como PETM, hace unos 56 millones de años. En la década de los 90, unos científicos que extraían sedimentos del fondo marino de la Antártida, encontraron una capa de barro de esta época, situada entre gruesos depósitos de fósiles de plancton blancos. En un lapso de unos 5.000 años, se estima, un repentino aumento duplicó la concentración atmosférica de CO2, lo que aumentó las temperaturas medias globales unos 6 ºC, lo que cambió espectacularmente el paisaje ecológico.
El organismo unicelular Stensioeina beccariiformis sobrevivió al impacto del asteroide que mató a los dinosaurios hace 65 millones de años, pero se extinguió 9 millones de años más tarde, cuando los océanos se acidificaron debido a la liberación masiva de CO2. Se encontraban prácticamente cualquier profundidad y en todos los océanos.
El resultado: conchas de carbonato de plancton que cubrían el fondo marino se disolvieron, dejando la capa de barro marrón. Se extinguió la mitad de todas las especies de foraminíferos bentónicos (un grupo de organismos unicelulares que viven en el fondo del océano), lo que sugiere que los organismos superiores en la cadena alimentaria también pueden haber desaparecido. Es muy inusual que se pierda más de un 5 a 10 por ciento de las especies en menos de 20.000 años, ya que generalmente esta pérdida es del orden de unos pocos puntos porcentuales en un millón de años. Durante este tiempo, el pH del océano puede haber disminuido en 0,45 unidades.
En los últimos cien años, el CO2 atmosférico se ha incrementado un 30 por ciento, hasta 393 partes por millón, y el pH del océano ha disminuido en 0,1 unidades, hasta 8,1, una tasa de acidificación por lo menos 10 veces más rápida que hace 56 millones de años. El IPPC predice que el pH podría caer otras 0,3 unidades a finales de siglo, hasta 7,8, aumentando la posibilidad de que pronto podamos ver cambios en el océano similares a los observados durante el PETM.
Otros acontecimientos todavía más catastróficos habían ocurrido antes en el planeta, pero tal vez no fueron tan rápidos. El estudio descubrió otras dos ocasiones en las que hubo una acidificación potencial del océano: las extinciones provocadas por el vulcanismo masivo en el final del Pérmico y del Triásico, hace unos 252 y 201 millones de años, respectivamente. Pero los autores advierten que tanto los cambios en el tiempo como los cambios químicos durante estos acontecimientos se conocen con menos certeza, debido a que la mayoría de los sedimentos oceánicos de más de 180 millones de años han sido reciclados debido a la tectónica de placas, por lo que los científicos tienen un menor número de registros con los que poder trabajar.
Durante el final del Pérmico, hace unos 252 millones de años, unas erupciones volcánicas masivas en lo que hoy en día es la Rusia, dieron lugar a un aumento de carbono en la atmósfera y la extinción de 96 por ciento de la vida marina. Los científicos han encontrado indicios de zonas oceánicas muertas y de la supervivencia de organismos capaces de soportar la vida en un agua de mar pobre en carbonatos y con altos niveles de carbono en sangre, pero hasta ahora no han podido reconstruir los cambios en el pH del océano o en el contenido en carbonatos.
Al final del Triásico, hace unos 201 millones de años, una segunda ráfaga de actividad volcánica masiva duplicó la concentración del CO2 atmosférico. Los arrecifes de coral se desmoronaron y muchas criaturas marinas desaparecieron. Observando que fueron las especies tropicales las que llevaron la peor parte, nos podemos preguntar si no fue el calentamiento global y no la acidificación del océano la principal causa de muerte de este período.
Los efectos de la acidificación de los océanos de hoy en día se ven eclipsados por el momento por otros problemas, que van desde la contaminación por aguas residuales hasta las temperaturas más calientes del verano que amenazan a los corales con enfermedades y decoloración. Sin embargo, los científicos que tratan de aislar los efectos del agua ácida mediante ensayos de laboratorio han demostrado que niveles más bajos de pH pueden dañar una amplia gama de vida marina, desde los organismos coralinos y los que tienen una concha exterior hasta los caracoles pequeños alimento favorito de los salmones. En un estudio reciente, Losers and winners in coral reefs acclimatized to elevated carbon dioxide concentrations, se ha descubierto que las larvas de las vieiras y de las almejas crecen mejor a niveles de pH pre-industriales, mientras que sus conchas se corroen cuando crecen en aguas con niveles de pH como los que se prevén para el año 2100, como su puede ver el la siguiente figura.
Nueva Guinea: colonias masivas de Porites en contacto directo con las burbujas. Sus esqueletos se disuelven por abajo, pero sus tejidos parecen estar impecables.
En ciertas partes del océano con aguas acidificadas por el dióxido de carbono desprendido por chimeneas volcánicas submarinas, se han visto signos alarmantes de lo que podrían ser los océanos el año 2100. En el estudio citado, efectuado sobre los arrecifes de coral situados frente a Papua Nueva Guinea, sus autores descubrieron que cuando el pH se redujo a 7,8, la diversidad de los arrecifes se redujo hasta en un 40 por ciento. Otros estudios han encontrado que las larvas de pez payaso criados en el laboratorio pierden su capacidad para olfatear los depredadores y encontrar su camino a casa cuando el pH desciende por debajo de 7,8.
La acidificación de los océanos no es un problema que se pueda cambiar de manera radical. Una vez que una especie marina desaparece lo hace para siempre. Puede llevar decenas de años hasta que el efecto de la acidificación de los océanos se haga palpable. Hasta entonces, el pasado es un buen método para prever lo que puede depararnos el futuro.
viernes, 16 de marzo de 2012
El nivel del mar aumentó menos de lo que se creía hace 400.000 años
El nivel de los mares sube a medida que el planeta se calienta, pero los científicos aún no han alcanzado un consenso acerca de cual será el nivel al que llegará. El nivel medio global del mar ha aumentado 20 centímetros desde el año 1880. En la actualidad está aumentando de dos a tres centímetros por década, impulsado por la expansión térmica de los océanos y el derretimiento de los glaciares y capas de hielo, incluyendo las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental. Las proyecciones para el año 2.100 oscilan desde unas pocas decenas de centímetros hasta más de un metro. En su informe más reciente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estima que el nivel de los mares podrían elevarse hasta dos metros para el año 2.100, pero esta cifra podría aumentar dependiendo de la cantidad de hielo polar que se derrita, y de la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.
Para hacerse una idea de la cantidad de hielo polar que se podría derretir, los científicos estudian el aumento del nivel del mar en anteriores épocas en las que el planeta estuvo sometido a temperaturas parecidas a las actuales. Un período interesante para ello es la interglaciación MIS 11, que tuvo lugar hace unos 400.000 años, que fue inusualmente larga.
Comparación de la duración de los interglaciales MIS 11 (azul y escala de tiempo inferior) y MIS 5e (rojo, escala de tiempo superior). En la abscisa izquierda la escala representa δ18O (‰)
Los acantilados y los antiguos arrecifes de las Bermudas y las Bahamas han atraído a los cazadores de fósiles durante décadas, y más recientemente, a los científicos que investigan el nivel del mar. En un estudio publicado en 1998, Hearty Paul, un científico de la Universidad de Carolina del Norte, Wilmington, estima que durante el período de hace 400.000 años, el nivel de los mares se elevó unos 20 metros durante el período interglacial. Planteó la hipótesis de que no solamente se derritieron las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental, sino que también la capa de hielo de la Antártida Oriental (cuya capa de hielo es cerca de ocho veces mayor que las otras dos combinadas) debió haberse derretido parcialmente para producir un aumento de esta importancia. La idea era polémica, ya que los científicos no habían podido encontrar suficientes pruebas de que el hielo se hubiera derretido tanto en aquella época. En 2007, el científico Gary McMurtry, de la Universidad de Hawai, defendió una nueva hipótesis: que un tsunami generado por mega colapso de un volcán de las islas Canarias fue la causa de las huellas del alto nivel del mar alcanzado en aquella época.
Un estudio reciente ofrece una nueva explicación de porqué los depósitos de playas antiguas en estos acantilados en Eleuthera, en las Bahamas, están situados a unos 20 metros sobre el actual nivel del mar.
Un nuevo estudio aporta un punto de vista diferente. Toma en consideración el aumento y la disminución de las capas de hielo de América del Norte durante las eras glaciales anteriores a la subida del nivel del mar. Al aumentar las capas de hielo, su peso empuja hacia abajo el nivel del suelo en el que se apoyan, mientras que el nivel del suelo en los bordes del continente experimenta una elevación (incluyendo Bermudas y las Bahamas). Cuando el hielo se retira, el nivel del continente se recupera y, al mismo tiempo, las islas se hunden de nuevo.
Después de corregir el hundimiento de las islas en aquel tiempo, el nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature, Collapse of polar ice sheets during the stage 11 interglacial, estima que el nivel de los mares en la segunda mitad de este período interglacial fue de 6 a 13 metros más elevado que el de hoy, lo que representa entre uno y dos tercios menos que las estimaciones previas, aunque este aumento sigue siendo una cifra importante. En la figura se puede ver el nivel del mar de los últimos 500.000 años según este estudio. Con este aumento más reducido del nivel del mar en el interglacial MIS 11, se deduce que se derritieron las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental, pero que la fusión de la capa de hielo de la Antártida Oriental fue poco significativa.
Hoy en día, tanto Groenlandia como la Antártida Occidental están perdiendo masa, en un mundo que se calienta, pero las señales de la Antártida Oriental son menos claras. El estudio conduce a pensar que el "colapso catastrófico" del hielo de la Antártida Oriental probablemente no sea una amenaza hoy en día. Sin embargo, es necesario preocuparse de Groenlandia y de la Antártida Occidental.
El próximo verano, los autores de este estudio intentarán reafirmar su punto de vista estudiando la línea de costa de África del Sur y de Kenia. En otoño, continuarán en la costa este de los Estados Unidos, entre Carolina del Norte y Florida.
martes, 13 de marzo de 2012
La capa de hielo de Groenlandia podría derretirse por completo con un calentamiento global de 1,6 ºC
Es probable que la capa de hielo de Groenlandia sea más vulnerable al calentamiento global de lo que se pensaba. El umbral de temperatura para la fusión completa de la capa de hielo está en el rango de un calentamiento global por encima de los niveles preindustriales de 0,8 a 3,2 grados centígrados (con una mejor estimación de 1,6 grados), según un nuevo estudio realizado por científicos del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) y la Universidad Complutense de Madrid, titulado Multistability and critical thresholds of the Greenland ice sheet.
Hoy en día, ya se ha observado un calentamiento global 0,8 grados por encima del nivel preindustrial.
Una fusión sustancial del hielo terrestre podría contribuir a un aumento de varios metros del nivel del mar, por lo que potencialmente afectaría a las vidas de muchos millones de personas.
El tiempo que transcurra antes de que la mayor parte del hielo de Groenlandia se funda depende en gran medida del nivel de calentamiento. Lógicamente, cuanto más se supere el umbral, más rápidamente se producirá la fusión.
Por el contrario, si el calentamiento global se limitara a 2 ºC, la fusión completa no sucedería hasta dentro de 50.000 años. Sin embargo, incluso dentro de este rango de temperaturas, que a menudo se considera una barrera de seguridad global, no es seguro el mantenimiento de la capa de hielo de Groenlandia. Estudios anteriores al que estamos comentando sugerían un umbral de aumento de la temperatura global de 3,1 grados para la fusión de la capa de hielo de Groenlandia, con un rango de 1,9 a 5,1 grados. El nuevo estudio reduce este umbral a la mitad.
Además, este estudio demuestra que, bajo ciertas condiciones, el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia se convierte en irreversible. Esto apoya la idea de que la capa de hielo es un elemento crítico en el sistema de la Tierra. Si la temperatura global rebasa significativamente el umbral durante mucho tiempo, el hielo se seguirá derritiendo y no volverá a crecer, incluso si el clima volviera a su estado preindustrial. Esto se relaciona con las retroalimentaciones entre el clima y la capa de hielo: la capa de hielo tiene más de 3.000 metros de espesor, por lo que su parte superior está situada a una altura que es más fría que la superficie. Cuando el hielo se va derritiendo su parte superior va bajando a una altura cada vez menor, con temperaturas más altas, lo que acelera su fusión. Además, el hielo refleja una gran parte de la radiación solar hacia el espacio. Cuando el área cubierta por el hielo disminuye, se absorbe más radiación, sumándose al calentamiento regional.
Los autores del artículo llegaron a estas conclusiones mediante simulaciones por ordenador de la capa de hielo de Groenlandia y del clima regional. Este nuevo modelo realiza los cálculos de estos sistemas físicos, incluyendo los procesos más importantes, por ejemplo, las retroalimentaciones climáticas asociadas con cambios, tanto en las nevadas y como en la fusión del hielo, consecuencia del calentamiento global. La simulación pudo calcular correctamente tanto la capa de hielo observada actualmente como su evolución en los anteriores ciclos glaciales, lo que aumenta la confianza de que puedan evaluar correctamente el futuro. Todo esto hace que la nueva estimación del umbral de temperatura de Groenlandia parezca más fiable que las anteriores.
lunes, 12 de marzo de 2012
¿La Pequeña Edad del Hielo causada por explosiones volcánicas?
Un estudio recientemente publicado, Abrupt onset of the Little Ice Age triggered by volcanism and sustained by sea-ice/ocean feedbacks, intenta aportar la solución al enigma de cuales fueron las causas que produjeron la Pequeña Edad del Hielo.
Este estudio, dirigido por la Universidad de Colorado, en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR) y otras organizaciones, sugiere que un episodio poco usual de cuatro erupciones volcánicas masivas tropicales, de unos 50 años de duración, provocó la Pequeña Edad de Hielo entre los años 1275 y 1300 de nuestra era. La persistencia de veranos fríos a raíz de las erupciones se explica mejor por la expansión subsiguiente del hielo marino que dio como resultado el debilitamiento de las corrientes del Atlántico, de acuerdo con simulaciones por ordenador realizadas para este estudio.
El estudio, que usó análisis de vegetación muerta, de testigos de hielo y de sedimentos, y modelos climáticos informáticos, ofrece una nueva explicación del inicio de la Pequeña Edad de Hielo, que es tema de debate desde hace mucho tiempo. Los científicos, hasta ahora, han teorizado que la Pequeña Edad de Hielo fue causada por la disminución de la radiación solar en verano, por erupciones volcánicas que enfriaron el planeta mediante la expulsión de sulfatos y otras partículas de aerosol que reflejaban la luz solar hacia el espacio, o por una combinación de ambas causas.
En este artículo se pretende haber identificado claramente el inicio concreto de los tiempos fríos que marcan el comienzo de la Pequeña Edad de Hielo. También se muestra un sistema comprensible de retroalimentación del clima, que explica cómo este periodo de frío pudo estabilizarse durante un largo periodo de tiempo. Si el sistema climático es golpeado una y otra vez por condiciones de frío durante un período relativamente corto (en este caso, por erupciones volcánicas) parece existir un efecto de enfriamiento acumulativo.
Las simulaciones muestran que las erupciones volcánicas podrían haber provocado una reacción en cadena, afectando el hielo marino y las corrientes oceánicas de tal forma que la temperatura se mantuviera baja durante siglos.
Los autores dataron por radiocarbono cerca de 150 muestras de material vegetal muerto, con las raíces intactas, recogidas en la isla de Baffin, en el Ártico canadiense. Encontraron un gran grupo de fechas “asesinas” entre los años 1275 y 1300, lo que indica que las plantas habían sido congeladas y envueltas por el hielo durante un evento relativamente repentino.
Los autores observaron un segundo repunte de fechas en las que las plantas murieron repentinamente alrededor del año 1450, lo que indica la aparición de un segundo evento de gran enfriamiento rápido.
Para ampliar el estudio, los investigadores analizaron muestras de sedimentos de un lago glaciar en una zona de 367 kilómetros cuadrados en el altiplano central de Islandia, que está situado a unos 1500 metros de altura. Las capas anuales de los testigos (que pueden ser datadas de manera fiable, mediante los depósitos de erupciones volcánicas conocidas en Islandia, que se remontan a más de 1.000 años) de repente se vuelven más espesas en el siglo XIII y de nuevo en el siglo XV, debido al aumento de la erosión causada por la expansión de la capa de hielo al enfriarse el clima.
Eso muestra que lo que encontraron en la isla de Baffin no era sólo un fenómeno local, sino que era un fenómeno que afectó al Atlántico Norte.
Los autores utilizaron el Community Climate System Model para similar el efecto de un enfriamiento volcánico sobre la masa y la extensión del hielo en el Ártico, y encontraron que la existencia de grandes erupciones muy próximas entre sí, podría haber enfriado el hemisferio norte lo suficiente como para desencadenar la expansión del hielo marino en el Ártico.
El modelo mostró igualmente que el enfriamiento sostenido debido a los volcanes pudo haber enviado una parte del hielo marino del Ártico a lo largo de la costa oriental de Groenlandia, hasta que finalmente se fundió en el Atlántico Norte. Puesto que el hielo marino casi no contiene sal, al fundirse la superficie del agua se vuelve menos densa, evitando que se mezcle con el agua profunda del Atlántico Norte. Este fenómeno debilitó el transporte de calor hacia al Ártico y creó una reacción auto-sostenible en el hielo marino que duró mucho tiempo después que los efectos de los aerosoles volcánicos hubieran disminuido, según las simulaciones.
Los investigadores dejaron la radiación solar a un nivel constante en los modelos climáticos. Las simulaciones indicaron que la Pequeña Edad de Hielo pudo ocurrido aunque la radiación solar durante el verano no hubiera disminuido.
Este estudio puede tener implicaciones importantes para la discusión del cambio climático actual. Puede que alguien piense, al leerlo, que todo lo que necesitamos para salvarnos del aumento de la temperatura son algunas erupciones volcánicas o su equivalente en geo-ingeniería. Pero cuando vemos lo que sucedió durante la Pequeña Edad del Hielo cuando la temperatura global se redujo solamente en un grado centígrado, y nos fijamos en las predicciones actuales para el futuro, que son de un aumento de varios grados, nos damos cuenta de lo precarias que son las cosas para la vida tal como la conocemos.
miércoles, 7 de marzo de 2012
Un impacto extraterrestre como causa del Dryas reciente
Se acaba de publicar el artículo Evidence from central Mexico supporting the Younger Dryas extraterrestrial impact hypothesis, en el que se concluye que le Dryas reciente, el enfriamiento que ocurrió hace 12.900 años, y que duró 1.300 años, y que afecto sobre todo al hemisferio norte, tuvo como origen el impacto de un objeto cósmico en México.
Los autores presentan el descubrimiento, en el lago de Cuitzeo, en el centro de México, de una capa lacustre negra, rica en carbono, que contiene nanodiamantes, microesférulas y otros materiales inusuales, que son de la misma fecha que el inicio del Dryas reciente, y que se interpretan como resultado de un impacto extraterrestre. Estos indicios se encontraron en un cilindro testigo de 27 metros de largo, que formaba parte de un esfuerzo interdisciplinario para extraer un registro paleoclimático del anterior interglacial.
Litoestratigrafía del lago Cuitzeo entre 2 y 4 metros de profundidad. La parte correspondiente al Dryas reciente está entre las marcas rojas y se indica como YD (Young Dryas)
La atención de los investigadores se centró desde el principio en una anomalía consistente en una capa rica en carbono, de 10 cm de espesor, a una profundidad de 2,8 m, cuya antigüedad se remonta a 12.900 años, y que coincide con una serie de cambios ambientales y bióticos anómalos, de la misma antigüedad, y que se han reconocido de forma independiente en otras secuencias lacustres regionales.
Esta capa rica en nanodiamantes es coherente con la capa límite del Dryas reciente que se puede encontrar en numerosos sitios en América del Norte, Groenlandia y Europa Occidental.
Los autores han examinado múltiples hipótesis para dar una explicación a estas observaciones y han llegado a la conclusión que no se pueden explicar por ningún mecanismo terrestre conocido. En cambio, son coherentes con la hipótesis de que el Dryas reciente fue originado por un gran impacto extraterrestre consistente en una explosión múltiple en la atmósfera y/o uno o varios impactos en la superficie terrestre hace 12.900 años.
Este hallazgo complementa el descubrimiento de diamantes microscópicos enterrados a pocos metros de la superficie de la isla de Santa Rosa, en la costa de Santa Bárbara, en California, del que ya hemos hablado en otra entrada.
La otra teoría sobre la causa del enfriamiento del Dryas reciente es el desagüe masivo del lago Agassiz hacia el mar de Labrador, interrumpiendo la corriente termohalina del Atlántico Norte, produciendo un enfriamiento en el hemisferio norte.
jueves, 1 de marzo de 2012
¿Una nueva Guerra de los Treinta Años?
Del año 1618 al 1648, Europa estuvo sumergida en una serie de conflictos brutales conocidos como la Guerra de los Treinta Años, en la que perecieron unos ocho millones de personas. Se trataba, en parte, de un conflicto entre el sistema imperial de gobierno y el de los emergentes estados nación. La mayoría de los historiadores están de acuerdo que el sistema moderno de estados nación cristalizó al final de estos conflictos, en el Tratado de Westfalia, en el año 1648.
Nadie puede predecir el futuro, pero al menos podemos echar un vistazo a como será probablemente nuestro suministro de energía en el año 2042, dentro de treinta años. Esto es así porque por lo general se tarda unos treinta años antes de que se dejen sentir todas las consecuencias de la inversión y las decisiones políticas que tomamos hoy.
¿Qué podemos decir sobre el mundo de la energía en el año 2042? Es inevitable que las decisiones de hoy serán inducidas por dos acontecimientos importantes. Uno es que no habrá suficiente petróleo suficiente para hacer frente al aumento del 40 % de la demanda mundial de petróleo que pronostican los expertos. El segundo es que el cambio climático será tan evidente que los políticos no tendrán más remedio que tomar medidas drásticas contra el empleo en gran escala de combustibles fósiles, en particular petróleo y carbón.
Esto significa, entonces, que el mundo se verá obligado a sustituir a más del 60 % de su abastecimiento energético actual, muy pronto y muy rápidamente. Y esto conducirá inevitablemente a una guerra de la energía que se jugará en todo el mundo durante los próximos treinta años, con enormes consecuencias tanto para las naciones del mundo como para algunas de las empresas más poderosas del mundo, que no podrán sobrevivir a la hecatombe. Los ganadores determinarán cómo (y lo mal que) viviremos y trabajaremos dentro de treinta años, y se beneficiarán enormemente como consecuencia de ello. Los perdedores desaparecerán o serán desmembrados, tanto si se trata de estados como si se trata de empresas.
Aunque no podamos hacer prácticamente nada para evitar esta guerra de la energía, por lo menos podemos tratar posicionarnos en el lado ganador de esta nueva Guerra de los Treinta Años. Nadie puede saber, por supuesto, como será el nuevo Tratado de Westfalia que ponga fin a esta nueva guerra, ni quiénes serán los ganadores y quienes los perdedores. Durante los próximos 30 años, sin embargo, es indiscutible habrá mucha violencia y mucho sufrimiento. Tampoco nadie puede decir hoy cuál de las distintas formas de energía resultará dominante en 2042: gas natural, nuclear, eólica y solar, biocombustibles y algas, hidrógeno o nuevas energías desconocidas.
Si hubiera que apostar, quizá la mejor apuesta sería la de sistemas de energía descentralizados, que sean fáciles de hacer e instalar y que requieren niveles relativamente modestos de inversión inicial. Por analogía, pensemos en el ordenador portátil de 2011 en comparación con los ordenadores gigantes de las décadas de 1960 y 1970. Cuanto más cerca llegue un proveedor de energía al modelo de ordenador portátil, probablemente más éxito tendrá.
Desde esta perspectiva, los gigantescos reactores nucleares y las enormes plantas de carbón tienen, a largo plazo, menos probabilidades de prosperar, salvo en lugares como China, donde los gobiernos autoritarios todavía tendrán la última palabra. Mucho más prometedores, una vez que los avances técnicos necesarios lleguen, serán las fuentes renovables de energía y los biocombustibles avanzados, que se pueden producir en una escala más pequeña con menos inversión, por lo que se podrían integrar en la vida cotidiana, incluso a nivel de una comunidad o de un barrio.
Los países que avancen más rápidamente para adoptar estos o similares tipos de energía, y que sean capaces de disminuir la cantidad de energía que necesitan para mantener su economía, serán los que tendrán más posibilidades de estar en condiciones de llegar al año 2041 con sus economías boyantes. Las demás naciones van a pasarlo muy mal.
Huelga decir que no todo el mundo está de acuerdo en que la producción de petróleo (y mucho menos de carbón) sea incapaz de satisfacer la demanda futura, ni en que el cambio climático sea un desastre. Lo que está claro, sin embargo, es que el petróleo será cada vez más difícil de encontrar y más caro de explotar, pero es posible que también sea cierto que el clima se caliente lo suficiente para abrir nuevas y potencialmente enormes reservas de gas y petróleo en el Ártico. Algunas naciones ya se están preparando técnica, política y militarmente para tener acceso a estos yacimientos. Algunas compañías petroleras también, como ExxonMobil, con sus recientes acuerdos con la rusa Rosneff, propiedad del Kremlin.