Una nueva investigación de la NOAA, la Universidad de Alaska y el Instituto
Oceanográfico Woods Hole, publicada en el Journal Oceanography, con el título
de Acidification in the Surface Waters of the Pacific-Arctic Boundary Regions, muestra que las aguas superficiales
de los mares de Chukchi y Beaufort podrían alcanzar en 2030 unos niveles de
acidez que amenacen la capacidad de los animales para construir y mantener sus
conchas, mientras que el Mar de Bering podría alcanzar este nivel de acidez
hacia el año 2044.
Esta investigación muestra que dentro de 15 años, estas aguas ya no podrán estar saturadas con suficiente
carbonato de calcio para un buen número de animales desde pequeños caracoles de
mar a los cangrejos Alaska King puedan construir y mantener sus conchas en
ciertas épocas del año. Este cambio debido a la acidificación de los océanos no
sólo afectaría a los animales con concha, sino que podría extenderse a buena
parte del ecosistema marino.
Una forma de carbonato de calcio en el océano, llamado aragonita, es
utilizado por animales de construir y mantener sus conchas. Cuando las
concentraciones de iones de carbonato de calcio descienden por debajo de
niveles tolerables, las conchas de aragonita pueden empezar a disolverse,
particularmente en las etapas tempranas de la vida. A medida que la química del
agua desciende por debajo de los valores actuales, que varían según la
temporada, los organismos que construyen su concha y los peces que dependen de
estas especies para la alimentación pueden ser afectados.
Saturación de aragonita (Ωarag) de las aguas superficiales según las
muestras recogidas en 2011
Las plataformas continentales de los mares de Bering, Chukchi y Beaufort son
especialmente vulnerables a los efectos de la acidificación de los océanos
debido a que la absorción de las emisiones de dióxido de carbono de origen
humano no es el único proceso que contribuye a la acidez. La fusión de los
glaciares, la surgencia de de las aguas profundas ricas en dióxido de carbono,
la entrada de agua dulce de los ríos y el hecho de que el agua fría absorbe más
dióxido de carbono que las aguas más cálidas influye en la acidificación del
océano en esta región.
La región del Pacífico-Ártico, debido a su vulnerabilidad a la
acidificación de los océanos, nos da un primer indicio de cómo el océano global
responderá al aumento de las emisiones de dióxido de carbono de origen humano
que se absorben por el océano.
Esta región es una de las pesquerías más importantes comercialmente de los
Estados Unidos, razón por la cual es una zona muy estudiada para poder dar la
información medioambiental necesaria a los políticos para que puedan tomar las
decisiones adecuadas.
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