jueves, 15 de enero de 2015

Las pequeñas erupciones volcánicas influyen en la pausa del calentamiento global


La pausa en el calentamiento global que ha ocurrido durante los últimos 15 años ha sido causada en parte por pequeñas erupciones volcánicas, según un estudio recientemente publicado, Total volcanic stratospheric aerosol optical depths and implications for globalclimate change

Se sabe desde hace tiempo que los volcanes enfrían la atmósfera debido al dióxido de azufre expulsado durante las erupciones. Las gotas de ácido sulfúrico que se forman cuando el gas se combina con el oxígeno en la atmósfera superior pueden persistir durante muchos meses, lo que refleja la luz del sol, con la consiguiente reducción de las temperaturas en la superficie y en la atmósfera inferior.

El estudio citado sugiere que las erupciones de principios del siglo XXI podrían explicar hasta un tercio de la reciente pausa en el calentamiento global. En la figura podemos ver como la concentración de aerosoles ha aumentado a la vez que se producía la pausa en el calentamiento global.


 El eje y es la profundidad óptica, que mide esencialmente la cantidad de aerosoles en la atmósfera (los valores más altos significan concentraciones de aerosoles de sulfatos superiores). Tanto los valores cercanos a los trópicos (izquierda) como un promedio de la mayor parte del globo (derecha) muestran aumentos graduales en los niveles de aerosoles desde el comienzo del siglo XXI. Esto se debe a muchas erupciones volcánicas pequeñas, mientras que los grandes saltos en la profundidad óptica se deben a erupciones grandes (representadas por las líneas verticales)

Este estudio identifica las señales climáticas causadas por la actividad volcánica reciente. Esta nueva investigación complementa un documento anterior publicado en noviembre, titulado Observed multi-variable signals of late 20th and early 21st century volcanic activity, basado en una combinación de mediciones terrestres, aéreas y de satélite, que indica que una serie de pequeñas erupciones volcánicas del siglo XXI desvían la radiación solar mucho más que lo estimado previamente.



El eje y es el coeficiente de correlación r, entre la cantidad de aerosoles en la atmósfera y diferentes variables. Este coeficiente puede tomar un valor entre -1 y 1. Un valor de 1 significa que dos variables aumentan y disminuyen en conjunto exactamente, una correlación perfecta. Un valor de -1 significa que se relacionan inversamente en perfecta sincronía: cuando una variable aumenta la otra variable disminuye.

La primera figura corresponde a las zonas tropicales, mientras que la segunda abarca la mayor parte del globo.


Se observan correlaciones negativas  importantes en los períodos 1987-1996 y 2002-2013 entre la concentración de aerosoles y todas las variables de interés (temperatura de la superficie del mar, vapor de agua, temperatura troposfera) mientras que para la precipitación la correlación negativa es menor. Estos períodos de tiempo coinciden con los años después de grandes erupciones volcánicas que están etiquetadas en la figura (Pinatubo, Tavurvur y Nabro). Estas correlaciones son estadísticamente significativas, y son un claro indicador de que las erupciones son en gran parte responsables de las disminuciones en la temperatura superficial del mar principalmente. 

El año más caluroso registrado es 1998. Después de eso, la pendiente de las temperaturas superficiales globales observadas durante el siglo XX prácticamente desapareció. Esta "pausa" ha recibido una considerable atención, a pesar de que el registro completo de temperatura de la superficie muestra muchos casos de desaceleración y aceleración en los ritmos de calentamiento.

Se habían sugerido previamente que factores como la debilidad de la actividad solar y el aumento de la absorción de calor por los océanos podrían ser responsables de la reciente pausa en los aumentos de temperatura. Desde el año 2011 se cree que un aumento en la actividad volcánica también podría estar implicado en la pausa del calentamiento.

Antes se creía que sólo erupciones muy grandes (en la escala de la enorme erupción en las Filipinas del Monte Pinatubo en el año 1991, que expulsó unos 20 millones de toneladas de azufre) eran capaces de afectar el clima global. Esta creencia se basaba en gran parte en simulaciones de modelos climáticos. Pero en estas simulaciones faltaba un componente importante de la actividad volcánica.

Este componente "faltante" del rompecabezas se ha encontrado en la intersección de dos capas de la atmósfera, la estratosfera y la troposfera. La troposfera es la capa más baja de la atmósfera, donde se desarrolla todo el tiempo atmosférico.

Esta intersección entre la estratosfera y la troposfera se encuentran entre 10 y 15 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Las mediciones por satélite de las gotitas de ácido sulfúrico y los aerosoles producidos por erupciones volcánicas están restringidas generalmente a una altura por encima de 15 kilómetros. Por debajo de 15 km, los cirros pueden interferir con las mediciones por satélite de los aerosoles. Esto significa que hacia los polos, donde la baja estratosfera puede alcanzar hasta 10 km, las mediciones satélite se pierden una parte significativa de la carga total de aerosoles volcánicos.

Para solucionar este problema, el estudio citado combina observaciones realizadas desde la superficie, desde el aire y mediante los instrumentos basados en el espacio, lo que permite una observación mejor de los aerosoles que se hallan en la parte inferior de la estratosfera. Utilizaron estas estimaciones mejoradas del total de los aerosoles volcánicos en un modelo climático simple, y estimaron que los volcanes pueden haber causado el enfriamiento de 0,05 a 0,12ºC desde 2000.

El segundo estudio citado muestra que las señales de las erupciones de finales del siglo XX y principios del XXI pueden ser identificadas positivamente en la temperatura y la humedad atmosféricas, así como en la radiación solar reflejada en la parte superior de la atmósfera. Un paso vital en la detección de estas señales volcánicas ha sido la eliminación de la "ruido climático" causado por El Niño y La Niña.

El hecho de que las “firmas” volcánicas son evidentes en múltiples variables climáticas medidas independientemente realmente apoya la idea de que están influyendo en el clima a pesar de su tamaño moderado, lo que lleva a la conclusión de que si queremos modelizar con precisión el reciente cambio climático, no podemos descuidar la capacidad que tienen estas erupciones menores para reflejar la luz del sol lejos de la Tierra.

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