He quedado impactado al leer el artículo publicado la semana pasada en Nature, con el título de The end of cheap coal (El final del carbón barato). Nos pronostica la llegada inminente de un pico del carbón. Hasta ahora, todo el mundo decía que había carbón aún por muchos años, aunque, con el aumento del consumo, se había pasado de una previsión de dos o tres siglos a otra más modesta de 50 o 60 años. Consecuentemente, todas las previsiones sobre la energía han hecho basándose en unos precios bajos por el carbón durante décadas. Pero, parece que no será así.
Según el artículo citado, hay dos motivos por los que creer que el precio del carbón es probable que aumente fuertemente en los próximos años:
- En primer lugar, un conjunto de diferentes estudios sugieren que el carbón disponible y útil es menos abundante que lo supuesto hasta ahora. Es más: el pico de la producción de carbón puede producir dentro de unos pocos años.
- En segundo lugar, la demanda está creciendo muy deprisa, fuertemente empujada por China. La demanda de carbón creció modestamente en los años 1990 (0,45% anual), pero desde 2000 lo ha estado haciendo al 3,8% anual.
¿Cuando se producirá el pico del carbón? Creen los autores que es poco probable que el suministro energético mundial sea capaz de seguir la demanda prevista antes de 2020, por lo que afirman que, si no se limita rápidamente el consumo de energía, incluyendo la agricultura, el transporte y la producción industrial, esta limitación vendrá impuesta por los precios y la escasez de energía. El mundo deberá aceptar una ralentización del crecimiento económico.
Si los autores tienen razón, esto cambia radicalmente la visión que muchos hemos tenido hasta ahora del futuro del mix de la energía que usaremos los próximos veinte años, y hará que las energías renovables sean rentables más pronto.
Revisemos lo que se había publicado recientemente sobre este tema. De una parte, el informe "International Energy Outlook" de la Administración de Información Energética, dependiente del Gobierno de Estados Unidos, señalaba a mediados de 2008 que el porcentaje de consumo mundial de carbón pasará del 27% en 2005 al 29 % en 2030 del total de las fuentes de energía utilizadas. Afirman que hay varias razones de peso sostienen este paulatino ascenso: el creciente consumo mundial de energía, el inestable y caro mercado del petróleo y del gas natural, la seguridad que ofrece para los países que cuentan con reservas propias, el rechazo a la energía nuclear y unas reservas mundiales estimadas en 200 años por la ortodoxia energética.
Pero ya había quien dudaba de que todavía quedaran dos siglos de carbón. Dave Rutledge, experto de la División de Ciencias Aplicadas e Ingeniería del Instituto de Tecnología de California, sugería recientemente que la cifra de reservas sería mucho menor, ya que el total de mineral de carbón en el mundo, incluido el consumido en el pasado, llegaría a los 662 mil millones de toneladas. Por su parte, el Consejo de Energía Mundial (World Energy Council - WEC), una alianza de más de 90 países que ofrece datos de referencia sobre la producción energética, asegura que aún quedarían por extraer casi 850 mil millones de toneladas. La diferencia, como se ve, es muy importante.
Rutledge se basa, para hacer sus cálculos, por un lado, en los datos históricos de agotamiento de combustibles fósiles. Por ejemplo, la producción de carbón en Reino Unido terminó de forma precipitada en 1913, mucho antes de lo esperado. Por otra parte, asegura que los datos de las estimaciones oficiales están equivocados, además de infravalorar la dificultad y los costes de extraer este mineral. En este sentido, recuerda que China sólo ha ofrecido dos estimaciones al WEC, y ambas completamente diferentes. Además, estas previsiones se basan en métodos y datos que no han sido revisados desde principios de los años 70 del siglo XX. Por ejemplo, un informe de 2007 de la Comisión de Investigación del Carbón, Tecnología y Evaluaciones de los Recursos en Política de Energía, del Consejo Nacional de Investigaciones de los Estados Unidos, con datos y métodos actualizados de reservas en áreas limitadas, indica que sólo una pequeña fracción de las reservas estimadas previamente son realmente extraíbles.
¿Quién tiene razón? Este artículo de la revista Nature servirá, muy probablemente, para alimentar la controversia. Tendremos que ir siguiendo con atención los nuevos estudios que se publiquen para ver si esto del pico de carbón para los próximos años es verdad o intoxicación.
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