viernes, 18 de mayo de 2012
Energiewende y cambio climático
Fritz Vahrenholt, jefe de la división de energía renovable de RWE y un antiguo héroe del movimiento ecologista alemán, acaba de publicar un libro muy crítico con el consenso del calentamiento global, por lo que ha sido acusado de ser un miembro de un grupo de presión de las compañías que usan combustibles fósiles. Pero el mensaje de Vahrenholt está lejos de ser simplista. Apoya la idea de la "Transformación de la Energía", la Energiewende de la que hemos hablado, pero argumenta que el enfoque alemán actual es demasiado costoso e incluso contraproducente. Las políticas de energía renovables de Alemania están minando la biodiversidad del país y la destrucción de sus bosques, opina, ya que las eólicas obligan a talar muchos árboles, y la producción de biodiesel obliga a importan cereales. Está convencido de que la contribución del CO2 en el calentamiento global se está exagerando y que hay más tiempo del que generalmente se cree para llegar a soluciones realmente sostenibles. "Corremos el riesgo de destruir los cimientos de nuestra prosperidad", dice.
El título del libro es "Die kalte Sonne" (El Sol frío), y el subtítulo es “Porque no está teniendo lugar la catástrofe climática”. Todo empezó cuando el año 2009 hubo poco viento en el Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Polonia, lo que causó que los beneficios de la división de energía renovable de la que era (y sigue siendo) responsable disminuyeran. Los años siguientes, 2010 y 2011, tampoco fueron ventosos. Y la compañía ha seguido invirtiendo unos 1.200 millones de euros anuales en energías renovables.
Sin embargo, los modelos climáticos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el organismo de la ONU que coordina la investigación internacional sobre el clima) decían que el aumento de las concentraciones de CO2 conduciría a más viento en el norte de Europa. Se puso a buscar en la literatura científica y encontró que la falta de viento no tenía nada que ver con el calentamiento mundial debido al CO2. En el norte de Europa el clima está influenciado por la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), un ciclo natural con un período de unos 60 años. Durante 30 años hay viento en invierno, durante 30 años menos. Y si hay menos viento los inviernos son más fríos, como sucedió en 2009 y 2010. Publicó sus conclusiones en un artículo de opinión en el periódico Die Welt en el año 2010. Dos años después terminó el libro citado, del que es coautor un compañero de trabajo.
En Alemania, la Energiewende está impulsada principalmente por el miedo al cambio climático. La idea generalmente aceptada es que el calentamiento global es la mayor crisis del medio ambiente a la que nos enfrentamos y que tenemos que actuar ahora. En la opinión del autor del libro esto conduce a medidas precipitadas que cuestan a la economía alemana muchos miles de millones de euros. Por eso, cuando se dio cuenta que los alemanes están siendo mal informados por los expertos del clima, decidió redactar un libro.
De 1950 a 2000, el sol probablemente ha estado más activo que lo que ha estado durante miles de años. El IPCC mira sobre todo las manchas solares y lo que se llama la irradiación solar total. Pero hay más cosas, como el fuerte campo magnético del sol. También es probable que haya mecanismos en el sistema climático que amplifican las fluctuaciones en la actividad solar. Estos mecanismos de amplificación están todavía bajo investigación, pero el IPCC ignora esto en sus modelos climáticos. Por lo tanto, cree el autor del libro que la contribución del sol es mucho mayor de lo que se piensa y que puede explicar alrededor del 50 por ciento del calentamiento que hemos tenido hasta ahora. Esto significa, como consecuencia, que el efecto de CO2 es menor.
Una segunda cuestión importante es que las temperaturas se mantienen estables desde hace unos quince años. Las temperaturas son altas, pero no han aumentado. Cuando se señala esto, llueven las críticas. Los críticos dicen que quince años no es suficiente para hacer juicios sobre el clima. Sin embargo, los modelos climáticos del IPCC prevén un calentamiento de 0,2 grados entre 2000 y 2010 y otros 0,2 grados hasta 2020. Hasta ahora, este calentamiento no se ha producido. Esto se puede explicar, pero el IPCC también debería poder explicarlo, y hasta el momento no lo ha hecho. Peor aún, la mayoría de las personas ni siquiera son conscientes de que el clima no se ha calentado los últimos quince años.
El IPCC ha subestimado la influencia de la Oscilación del Atlántico Norte. Los modelos climáticos aún no pueden simular estas variaciones naturales. Así que parte del calentamiento reciente no ha sido causado por el CO2. Estas oscilaciones se mueven ahora de su fase cálida a su fase más fría. Y al mismo tiempo que el sol camina hacia una fase inactiva. Por lo tanto, se espera que la estabilidad de la temperatura global que se inició hace 10 o 15 años, dure al menos hasta 2035, y tal vez hasta 2050. Pero sí esperamos un ligero calentamiento de los gases de efecto invernadero en el año 2100, del orden de un grado Celsius. Así que la buena noticia es que podemos quedarnos por debajo del objetivo de dos grados. El sol nos está dando tiempo para tomar decisiones sensatas sobre la transición energética.
El autor está a favor de la transición a las energías renovables, pero su punto es que esta transición llevará mucho tiempo. Ve grandes oportunidades para la energía eólica en el Mar del Norte y RWE está invirtiendo mucho dinero allí. Pero lo que Alemania está haciendo ahora es increíble. A pesar de que tener la misma cantidad de luz solar como Alaska, unas 800 horas al año, se ha instalado 50 por ciento de la capacidad mundial de energía solar fotovoltaica. ¡Con todos estos paneles solares que generan sólo el tres por ciento de la electricidad del país y que les está costando 8 mil millones por año en primas! Y esto va a durar veinte años, debido a la legislación sobre estas primas. Uno de los argumentos a favor de la energía fotovoltaica es que se están generando puestos de trabajo, pero esto es sólo parcialmente cierto, porque hoy en día el 85 % de los paneles vienen de China y los Estados Unidos.
Mientras tanto, la red de transporte de electricidad no está preparada para grandes cantidades de energía renovable, lo que produce un gran problema de estabilidad. O no hay suficiente potencia y Alemania tiene que importar de Francia como sucedió hace poco, se produce el problema contrario, un excedente de electricidad. Los domingos hay una demanda de potencia de alrededor de 35.000 MW, en un día promedio la demanda es de 50.000 y en invierno puede llegar hasta 80.000. Ahora Alemania tiene entre 27.000 MW y 28.000 MW de capacidad solar, así que ¿qué hacer un domingo, cuando hace viento y el sol? En un caso así hay que dar la energía excedente a los países vecinos, que la compran precios negativos. La energía solar no está haciendo nada para la estabilidad de la frecuencia de la red. Así que se necesita la energía convencional como respaldo, sea nucleares o centrales térmicas de gas. Los planes para la Energiewende incluían una fase de transición. Ahora que Alemania ha parado las centrales nucleares los planes son aún más ambiciosos: la energía renovable tiene prioridad. Por esta razón nadie se atreve a invertir en más centrales térmicas de gas. El actual enfoque alemán es un callejón sin salida.
La salida a este callejón es Europa. El Energiewende debe ser una tarea europea. No tiene sentido hacerlo con energía solar en Flensburg cuando se puede hacer en Andalucía por la tercera parte del costo. La energía eólica en el delta del Po, en Italia, tampoco tiene sentido. Pero antes de que lo podamos hacer a escala europea se necesitan una red pan-europea. La creación de una red de este tipo nos llevará por lo menos veinte años. Más o menos el tiempo de respiro que nos da el ciclo solar y el ciclo de la Oscilación del Atlántico Norte.
Se recomienda leer la entrevista que el autor ha concedido a la revista European Energy Review.
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