sábado, 18 de septiembre de 2010
El episodio de enfriamiento de hace 8.200 años
Las corrientes marinas tienen unos enormes caudales y recorren distancias muy importantes, pero a pesar de ello se encuentran en un equilibrio relativamente inestable, ya que un factor en apariencia tan simple como puede ser un leve aumento de la salinidad de éstas corrientes puede hacer variar drásticamente su comportamiento.
De hecho, la aportación de agua dulce procedente de los deshielos en Groenlandia está ya actuando en éste sentido. Puede pensarse que en horizontes temporales relativamente cortos (algunos centenares de años) pueden producirse, y de hecho así ocurrió ya en el pasado, cambios que alteren profundamente la Circulación General Termohalina. Ello podría repercutir en una ralentización de algunas corrientes que están conectadas entre sí. Si consideramos que la citada circulación global distribuye grandes cantidades de calor alrededor del planeta, queda claro que una reorganización de la Circulación General Termohalina tendría un fuerte impacto en las pautas del clima tanto regional como hemisférico. En algún episodio pasado, parece que la corriente del Golfo llegó incluso al colapso total, cesando la aportación hacia el norte de aguas superficiales calientes. Por ello, la caída térmica fue muy rápida en Europa en cuestión de décadas. Incluso se observaron icebergs cerca de las costas de la Península Ibérica.
Uno de estos episodios pudo ser el enfriamiento ocurrido hace 8.200 años (tomando como origen el año 1.950). Afectó especialmente a Groenlandia y a Europa, pero hay indicios de ese enfriamiento en otras regiones lejanas, como China o África tropical, en donde provocó también episodios secos y ventosos. Por el contrario, los sondeos en el hielo de la estación Vostok, en la Antártida, señalan que allí prácticamente no hubo enfriamiento.
La explicación que se ha dado a este fenómeno es que una invasión de agua dulce en el Atlántico Norte, procedente de aguas de fusión del manto Laurentino al acabar la última glaciación, y que quedaron retenidas en los lagos Agassiz y Ojibway (situados al sur de lo que es hoy la Bahía de Hudson), ralentizó la circulación termohalina. La Corriente del Golfo se debilitó y durante un par de siglos las temperaturas disminuyeron varios grados en Groenlandia y en el norte del Atlántico. El fenómeno repercutió probablemente incluso en las aguas del Trópico. La temperatura descendió en la costa del noroeste de África hasta un nivel casi semejante al de la glaciación. Posteriormente, en poco tiempo, agotado el aporte de agua dulce, las corrientes recuperaron su flujo normal y las temperaturas volvieron a ascender.
Esta es la explicación clásica. Sin decir que esta explicación es falsa, Eelco J. Rohling & Heiko Pälike, en su escrito Centennial-scale climate cooling with a sudden cold event around 8,200 years ago demuestran que, en realidad, bastante antes de que se produjera el enfriamiento en Groenlandia, se había producido un cambio de clima, provocado posiblemente por una disminución de la radiación solar. Es curioso ver que, entre 8.400 y 7.900 años antes ahora se produjeron tres picos de radiación solar mínima (perfectamente comparables a los que se produjeron entre 700 y 200 años antes de ahora y que probablemente dieron lugar a la Pequeña Edad del Hielo).
Concluyen los autores que hace falta todavía muchas más evidencias de lo que sucedió hace 8.200 aproximadamente para poder utilizar este episodio para predecir cuales serían las consecuencias de una disminución de las corrientes termohalinas en un futuro calentamiento debido a los gases de efecto invernadero.
La figura siguiente es la publicada en el artículo citado con todos los datos que parecen indicar un cambio global de clima, aún antes de se produjera la hipotética disminución de las corrientes marinas.
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