miércoles, 16 de abril de 2025

La concentración de CO2 en la atmósfera

Mientras, el mundo continúa y las actividades humanas también. Estas actividades van generando residuos, unos más contaminantes que otros, entre ellos la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

A pesar de las conferencias internacionales que se van sucediendo una tras otra, y pese a las evidencias de que el clima está cambiando cada vez más deprisa, las actividades humanas siguen lanzando cada vez más CO2 a la atmósfera. Como es natural, la concentración de este gas va aumentando, habiendo pasado de 316 partes por millón cuando se empezaron a realizar medidas en Mauna Loa (Hawai) en 1958, hasta 427 partes por millón en febrero de este año.


Todavía hay gente que está convencida de que la concentración de CO2 en la atmósfera no tiene nada que ver con el cambio que estamos observando en el clima (aumento de las temperaturas tanto del aire como del mar, incremento de la frecuencia de las borrascas) El problema es que esa gente son los que mandan. Claro que nosotros somos quienes los elegimos, al menos en los países democráticos, lo que quiere decir que la población tampoco está concienciada de las consecuencias de este aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero. 

Por otra parte, si reducimos la actividad para contaminar menos, nuestro nivel de vida se resentirá, y mucho. Y nadie está dispuesto a vivir peor.

El dilema es complicado. Quizás, debido a la falta de materias primas, deberemos forzosamente reducir nuestra actividad y, a la vez, emitiremos menos CO2 a la atmósfera. El futuro nos lo dirá: o nos vamos a morir de calor o nos vamos a morir de hambre. 

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