martes, 3 de septiembre de 2024

La temperatura del mar

Un motivo de preocupación importante es el aumento de la temperatura del mar, que, si nos fijamos en el gráfico, ha aumentado mucho desde principios del pasado año, batiendo todos los récords desde que se tienen medidas por satélite, es decir, desde el año 1981. Esto indica que el mar está acumulando energía a un ritmo rápido, y esta energía solo tiene una vía de salida, que es en forma de tormentas, que serán cada vez más violentas.




Ahora que el episodio de El Niño ha terminado, parece que desde julio esta temperatura está por debajo de la del mismo mes del año pasado, pero todavía muy superior a las de serie histórica. Como consecuencia, se ha visto por todo el mundo lluvias torrenciales y las consecuentes riadas y en ocasiones deslizamientos que han arrasado poblaciones en lugares nada habituados a este tipo de eventos. Ningún continente se salva de este tipo de anomalías, que van de China a Pakistán, de Sudán a Marruecos, de Italia a España, de Francia a Polonia, de México a EE.UU., de Argentina a Chile... Japón acaba de recibir la visita del tifón Shashan, que descargó en algunas zonas hasta 1000 litros por metro cuadrado y causó numerosos estragos. El desierto del Sáhara, una de las regiones más áridas del planeta, podría experimentar durante las próximas dos semanas un período de lluvias intensas que podría hacer caer en semanas el equivalente a años de lluvia en algunas zonas del desierto. Todo esto es completamente inaudito. Por más que algunos se empeñen en argumentar lo contrario, la Crisis Climática está tomando cada vez más fuerza.





Si miramos lo que está pasando en el Mediterráneo, este aplastamiento es tanto o más importante que el calentamiento global del mar. Desde hace un par de años, la temperatura media anual del Mediterráneo ha subido hasta 21ºC, un par de grados más que hace 40 años. En agosto, la temperatura llega a subir hasta los 28ºC, algo nunca visto desde que se tienen registros fiables, también desde el año 1981.


La conclusión es que sólo es cuestión de tiempo que una tormenta de gran magnitud cause estragos en alguna ciudad española. Ni nadie habla ni estamos preparados ni tenemos la menor intención de prepararnos.

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